El fortalecimiento de las instituciones depende del buen uso de las tecnologías de la información, coinciden especialistas
Capacidad, fuerza e imponencia, ingredientes para generar liderazgos compasivos en la era digital: Eduardo Duhalde
Durante el segundo día de trabajos del IX Foro de la Democracia Latinoamericana, en el Conversatorio “Oteando el horizonte: dilemas y alternativas para fortalecer instituciones y prácticas democráticas”, Eduardo Duhalde ex presidente de Argentina, destacó que la mejor manera de fortalecer las instituciones es otorgando las plataformas necesarias a los jóvenes y mujeres en la época actual.
El político argentino señaló que a los jóvenes les interesa la política, siempre que se les permita su participación, no con formatos viejos, sino con el pleno uso de los elementos de la era digital. Comentó que en su país, con el apoyo de los profesores de educación cívica, se realizó un ejercicio que permitió que mediante una plataforma al alcance de todos –el teléfono celular- en 6 meses los jóvenes empezaron a hablar de política. Para los jóvenes, dijo, participar significa afiliación digital, partido digital y votación digital.
Duhalde reflexionó respecto de las redes sociales y las redes humanas y explicó que, éstas, deben vincularse, ya que ambas tienen una fuerza descomunal que provoca cambios que ayudan a la sociedad. Y reiteró que la capacidad, fuerza e imponencia, son los ingredientes que se necesitan en la era digital para generar liderazgos compasivos.
“En la etapa evolutiva aparece un nuevo hombre, un nuevo homínido, que son los digitales; entonces, cuando hablamos del futuro, el futuro es de ellos; no existe, pero es de ellos. No existe porque es una creación colectiva. Es nuestra obligación desglosarles el camino que van a transitar”, finalizó Duhalde.
Destacan una nueva generación de políticos digitales
En la misma mesa, Félix Ulloa, Vicepresidente electo de la República de El Salvador, señaló que la creencia de que las redes sociales influyen en las tendencias políticas es un tema de suma relevancia. Destacó que en El Salvador se eligió al primer presidente génicamente digital; es decir, entró en el escenario político una nueva generación de políticos, sin necesidad de romper el sistema.
El uso de las redes sociales en El Salvador superó los obstáculos del propio sistema de partidos, ya que el éxito de las recientes elecciones en ese país, fue el uso de estas plataformas como única herramienta de campaña.
El Vicepresidente electo de El Salvador (que tomará protesta el próximo 1 de junio) señaló que la era digital es mucho más amplia de lo que se ve a simple vista, tiene más bondades que flaquezas. Las oportunidades que abre esta era, dijo, permiten la reflexión sobre los desafíos del sistema político tradicional.
Para Ulloa, el sistema tradicional no sólo tiene una crisis de representación sino de intermediación; es decir, de partidos políticos. Por ello, destacó que, en la era actual, para fortalecer a las autoridades electorales en Latinoamérica es necesario utilizar las Tecnologías de la Información y Comunicación (TICs), porque éstas permiten que los procesos electorales disminuyan sus costos.
“Se trata de usar las nuevas tecnologías en el sector público para hacerlo más eficiente y más transparente y más accesible al ciudadano”, reiteró Ulloa.
Para ambos especialistas, el éxito en el fortalecimiento de las instituciones dependerá del buen uso de las redes sociales y el lenguaje digital.
Al comentar el conversatorio, el Consejero Jaime Rivera Velázquez señaló que la política es un arte que ayuda a resolver problemas de la sociedad y destacó que en la época actual la forma de hacer política ha cambiado, y las redes sociales han tenido un crecimiento que ha producido cambios en la vida social y política, mismos que se deben analizar.
Rivera Velázquez también señaló que uno de los desafíos es el desencanto democrático, problema que consideró universal; sobre todo en la transición democrática y la expansión de la misma en el mundo, el cual ha sido provocado por algunos factores, en el caso de México, uno de esos factores fue la sobrecarga en las expectativas de la democracia, ya que éstas generaron la creencia de que la democracia resolvería muchos problemáticas económicos y sociales.