Voto desde el extranjero es un derecho del siglo XXI que no debe retroceder: Norma De la Cruz
En el tercer día de eventos conmemorativos por el 30 aniversario del IFE-INE se realizó la mesa “Educación cívica y participación ciudadana” con la presencia del Consejero Martín Faz, Mauricio Merino, Nashieli Ramírez y María Fernanda Somuano
El voto desde el extranjero es un tema sustantivo para las democracias modernas, por lo que obliga al Instituto Nacional Electoral (INE) a trabajar en su fortalecimiento a corto y mediano plazo, aseguró la Consejera Norma De la Cruz.
Al participar en la discusión propiciada con motivo de los 30 años del IFE-INE en la mesa temática “Voto extraterritorial”, recordó que apenas hace 15 años, con una reforma al extinto Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE) se reguló por primea vez el voto desde el extranjero, lo que lo convierte en “un derecho del siglo XXI”.
“El voto en el extranjero implica un proceso gradual que debe fortalecerse con medidas a corto, mediano y largo plazo para evitar cualquier retroceso en la protección y garantía de este derecho humano”, sentenció.
Durante este tiempo, dijo, se ha logrado avanzar en tres ejes nodales: la metodología del proceso de credencialización, la extensión del derecho al voto y las modalidades de emisión del sufragio, sin embargo es necesario trabajar en diversas áreas de oportunidad para maximizar este derecho.
Mencionó que apenas 22 estados del país reconocen en sus legislaciones locales el derecho al voto de su población que reside fuera del país, además de que no se ha abordado plenamente el principio de paridad en aquellas que contemplan la figura del diputado migrante.
Por ello enfatizó la importancia de que se trabaje para lograr el reconocimiento del voto extraterritorial en los 10 estados restantes, así reforzar las sinergias interinstitucionales con las diversas instancias del Estado mexicano para facilitar y asegurar su ejercicio.
En la discusión también participó el ex consejero electoral Francisco Guerrero, quien destacó el gran logro alcanzado en los 30 años de historia democrática que significa materializar que los mexicanos puedan votar sin importar en qué parte del mundo se encuentren.
Pese a ello, señaló, es necesario que este logro cualitativo se transforme en números mayores dando más impulso al voto electrónico y la tecnología, que bajo el escenario actual de pandemia puede ser de gran ayuda.
“Vamos en tendencia de superación, pero podemos y debemos hacer más para que un mayor número de mexicanos voten desde el exterior, se han instrumentado medidas muy positivas y es momento de consolidar los avances a efecto de que el poder político que mostró la comunidad mexicana en la pasada elección en los Estados Unidos también se traduzca en poder político en México, con independencia de por quién nuestros paisanos voten en el exterior”, expresó.
La Directora General de Conexión Migrante, Patricia Mercado agregó que, con independencia de los avances, el proceso para poder ejercer el voto resulta complejo en comparación con lo que sucede en territorio nacional, por lo que si bien se ha facilitado desde que se implementó por primera vez, aún es necesario simplificarlo más.
También manifestó que se debe considerar que hoy más que nunca los procesos migratorios y la mayor movilidad que hay entre los países es lo que debe permitir que sigan siendo ciudadanos, sin importar dónde estén y si envían o no remesas.
El investigador de El Colegio de la Frontera Norte, Alejandro Espinoza, hizo un recuento de los momentos clave a lo largo de los últimos 30 años del voto extraterritorial que se abrió en 1996 y que a la fecha ha permitido la participación de la diáspora mexicana en 26 procesos electorales.
Sin embargo, aseguró que al ser México uno de los países con los mayores números de connacionales fuera de su territorio y encontrándose la gran mayoría en Estados Unidos, es ineludible focalizar la estrategia en función de la realidad, los indocumentados y los residentes legales.
“Requerimos una política de comunicación intensa con ambos grupos y se tiene que dar a la par de una política consular, uno de los puntos débiles es el trabajo en esa área que es donde se logra incorporar a los mexicanos en las instituciones gubernamentales y los institutos electorales”, añadió.
Educación Cívica y participación ciudadana
A lo largo de tres décadas, el Instituto Nacional Electoral ha transitado de ser un promotor de valores cívicos a ser un generador de políticas públicas que intentan incidir en el cambio de nuestra cultura democrática, aseguró el Consejero Martín Faz.
Durante su participación en la novena mesa temática para conmemorar el 30 aniversario IFE-INE, afirmó que la autoridad electoral ha apostado por una política institucional que se ha visto robustecida en los últimos años con la aprobación e impulso de la Estrategia Nacional de Cultura Cívica 2017-2023, que coloquialmente conocemos como la ENCCÍVICA.
Esta, dijo, sin duda puede ser una vía para combatir el desencanto que se vive por la democracia, ya que en la medida en que se construya una mejor cultura cívica, ciudadanía y participación ciudadana, se podría ir atemperando uno de los grandes retos que enfrentamos.
No obstante reconoció la importancia de que este esfuerzo emprendido por el INE cuente cada vez con más aliados al ser una tarea del Estado mexicano la construcción de una auténtica y completa cultura política democrática.
“La ENCCÍVICA surge como una propuesta del Instituto para impulsar un cambio en la cultura política de la ciudadanía que vaya más allá de la mera participación ciudadana en las elecciones, coincidiendo dicho cambio cultural como un elemento esencial para consolidar el avance democrático y no verlo reducido sólo a la asistencia a las urnas”, agregó.
La investigadora María Fernanda Somuano aseguró que la democracia no puede funcionar correctamente sin los ciudadanos que comprendan las ideas, prácticas e instituciones en que se basa, pero sobre todo para asegurar que tengan claridad que los gobiernos encargados de representarlos deben hacerse cargo de los problemas y aspiraciones que demanda la sociedad.
En este sentido destacó la importancia de la ENCCÍVICA que plantea una estrategia más amplia, ya que la educación cívica no debe limitarse a educación formal que se obtiene en las escuelas, sino que debe abarcar otros ámbitos como puede ser el familiar, los medios de comunicación e incluso la iglesia.
No obstante alertó sobre los hallazgos de un reciente estudio en donde los niños muestran un desencanto por democracia, aunque tienen un panorama alentador sobre la tolerancia y respeto al pluralismo.
Por su parte, el investigador de la Universidad de Guadalajara, Mauricio Merino Huerta afirmó que para devolverle armonía, estabilidad, sentido de largo aliento a la sociedad es necesario armonizar valores, normas y estructuras de autoridad a partir del sentido de pertenencia de lo que llamamos México.
Ello supone un gran desafío, la propuesta que plantea la ENCCÍVICA -añadió- pone el acento en tres grandes principios, en tres ideas fuerza: verdad, diálogo y exigencia, al ser prácticamente imposible armonizar intereses y puntos de vista cuando se ignoran los hechos.
El gran reto del INE, consideró, es definir con claridad que “mi libertad comienza donde se une a la tuya y el punto de unión entre las libertades está, justamente, en el reconocimiento de derechos y responsabilidades que nos permiten refrendar nuestro sentido de pertenencia a una nación”.
Finalmente, la Presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, Nashieli Ramírez evidenció la imposibilidad de hablar de educación cívica si no existe una construcción que implique un vínculo con la comunidad, que permita entender las realidades locales y características específicas.
Asimismo aseguró que la propuesta de formación cívica y de participación ciudadana, debe pasar por el tamiz del enfoque basado en derechos para continuar vigente y que permita avanzar en la construcción de una sociedad activa con más herramientas para la interacción, para la protección de derechos y para el abordaje de las diferencias, entendidas como amenazas a los derechos humanos.