16 de noviembre de 2024

OPINIÓN | Hablemos de: la depresión asociada a otras enfermedades

Un grupo de científicos alemanes observaron asociación entre la depresión y las enfermedades cardiovasculares, metabólicas, neurológicas, cáncer, entre otras

depresión asociada a otras enfermedades

depresión asociada a otras enfermedades. Foto: Milenio

Por: Fernando de Jesús Hernández Estrada

Es un hecho que durante la pandemia se han disparado los casos de crisis emocionales en la población en general, pero en adolescentes en particular, principalmente ansiedad y depresión. La pandemia producida por el COVID-19 trastornó al mundo entero y demostró lo efímero y frágil que es nuestra condición humana.

Y no es para menos, con más de 200 mil muertos en 2020, -cifras aún no bien cuantificadas-, la economía trastornada, el aumento en adicciones, actos delictivos y violencia en todas sus expresiones, considerándose como causa principal que las personas se vieron obligadas a un confinamiento ajeno a nuestra naturaleza y que definitivamente nos llena de desventura, tomando en cuenta que el ser humano es un ser gregario por naturaleza y él es un pueblo que se reafirma de manera cotidiana mediante la convivencia.

En Estados Unidos se llevó a cabo un estudio para medir los efectos que la pandemia por COVID-19 produce en la salud mental de los adultos jóvenes, a través de un cuestionario en línea con participantes de entre 18 y 35 años y de carácter anónimo el cual reporta un 80% de los participantes con síntomas de depresión, un 61% sufren ansiedad; entre estos, un 45% sufren ansiedad moderada y un 17%, ansiedad severa. Además, un 30% de los individuos refirieron un uso excesivo del alcohol. Casi 22% admitieron consumir drogas, 38% de los cuales, lo hicieron de forma severa.

Por su parte, un grupo de científicos de Alemania se dio a la tarea de proveer un panorama completo de enfermedades que empeoran con la depresión. Los resultados confirman el fuerte vínculo entre la depresión, la ansiedad y el abuso de sustancias. Se encontró que las personas con depresión tienen un mayor riesgo que la población general de presentar casi todos los trastornos mentales.

Dos tercios de los casos de depresión presentaban al menos un trastorno mental añadido (mayormente ansiedad), afectando a 60 y 65% de las personas, con preponderancia femenina en los trastornos de ansiedad. El abuso de sustancias quedó en segundo lugar en cuanto a prevalencia de trastornos mentales asociados (12 y 20%).

También observaron asociación entre la depresión y las enfermedades cardiovasculares, enfermedades metabólicas (diabetes mellitus, obesidad), enfermedades neurológicas (entre ellas, migrañas, trastornos del sueño y epilepsia), cáncer, enfermedades inflamatorias, enfermedades respiratorias crónicas y enfermedades músculo-esqueléticas (sobre todo dolor en columna vertebral).

Como es bien sabido, los comportamientos poco saludables (fumar, consumir alcohol, falta de actividad física, dieta deficiente, falta de sueño) también son factores de riesgo para enfermedades crónicas comunes. Estos hallazgos resaltan la importancia de incluir monitoreo de síntomas de depresión en personas con enfermedades crónicas.

En México, tenemos estudios similares a los expuestos, aunque no parece que las afectaciones producidas a la salud mental que el COVID-19 ha producido, estén siendo estudiadas de manera sistemática y consistente. No es casualidad que la violencia intrafamiliar, los delitos del fuero común, las violaciones, suicidios, homicidios y feminicidios, se hayan visto incrementados de manera alarmante.

Si consideramos al mundo y su medio como un gigantesco organismo, la presencia de un problema epidemiológico como el actual que ha producido alteraciones económicas, educativas, de libertad de tránsito, sociales, etcétera, podremos comprender mejor la íntima interacción y las diversas dimensiones en que los seres humanos nos desenvolvemos, de modo que, -como en todo sistema-, somos más que la suma de las partes, lo que explica la forma en que este problema repercute en tantas esferas de la vida, que termina alterando nuestra salud.

En esta vida aún nos falta mucho por conocer y por comprender, pero aquel ser humano, fatuo y condescendiente, que consideraba que nuestros adelantos científicos y tecnológicos nos ponían por encima de las vicisitudes sanitarias que actualmente estamos viviendo y que las epidemias del pasado ya no podrían preocuparnos, hoy recibimos una severa dosis de humildad al caer en cuenta que un microscópico virus fue capaz de poner de rodillas a todo el mundo.

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