Necesario reforzar autonomía de las autoridades electorales en AL: Edmundo Jacobo

Las críticas y presiones a las autoridades electorales que provienen de los gobiernos o de quienes aspiran al poder en América Latina indican la necesidad de que estas instituciones permanezcan ajenas a los poderes políticos, así como de frenar la pretensión de imposición de una sola voluntad que borre la pluralidad social, aseguró el Secretario Ejecutivo del Instituto Nacional Electoral (INE), Edmundo Jacobo Molina.

Al impartir la conferencia magistral “La autoridad electoral en América Latina bajo asedio”, reconoció que, si bien la democracia experimenta un paulatino proceso de erosión desde hace varias décadas, la erosión de la confianza ciudadana debilita a la organización que tanto costó construir en la región.

“La democracia está en crisis, en parte, por la deuda de justicia social y económica de los gobiernos. La sensación de insatisfacción y carencias de distinto tipo pasan factura a los gobiernos en turno y se acrecienta en la medida en que quienes los suceden, emanados de la democracia procedimental, no terminan de solucionar los problemas”, expuso.

De tal suerte que la ausencia de respuesta a los problemas tiene a mitad de la población del hemisferio dispuesta a aceptar soluciones no democráticas, tal y como lo demuestra el Latinobarómeto 2019, que señala que el 51% dice no importarle que un gobierno no democrático llegue al poder, aunque una vía militar sólo es aprobada por el 34%.

En este sentido, dijo, es que por acudir a situaciones que pueden parecer comunes se corre el riesgo de que prevalezca el poder sobre el control para imponer una visión política determinada por encima de un marco legal que ha construido la región, que ha caminado hacia un sistema de pesos y contrapesos con un modelo de organización electoral autónomo.

“La ausencia de una auténtica convicción y culturas democráticas provoca casi de forma natural un debilitamiento de las garantías y controles jurídicos y sociales, así como del entorno político en el cual, al que piensa de manera distinta se le califica de enemigo, desapareciendo la vocación deliberativa inherente de un sistema de gobierno que tiene como premisa escuchar a los otros para la definición de las decisiones con incidencia colectiva”, refirió.

Jacobo Molina señaló que es en este contexto en que pareciera que la estrategia está encaminada a sembrar una semilla de duda en toda la contienda electoral, para contar con insumos que permitan cuestionar la certeza de los resultados, en caso de que éstos sean desfavorables.

Sin embargo, consideró que ello crea fisuras en el entramado democrático y son una manifestación de los males que aquejan a las sociedades en nuestros tiempos que se alimentan por el discurso maniqueo, reduccionista de actores políticos.

Durante su participación en el XXXII Congreso Internacional de Estudios Electorales, el Secretario Ejecutivo añadió que los señalamientos infundados y otro tipo de ataques gratuitos contra los órganos electorales también socaban el ambiente democrático, ya que pueden generar la percepción de que las autoridades no son autónomas, ni independientes.

“La ironía es que quienes acceden al poder por esas vías son los que posteriormente las descalifican ante posibles resultados electorales desfavorables. Así, poco a poco, van fisurando el ya de por sí frágil aparato institucional para la democracia”, manifestó.

Ante este panorama explicó que todo ello no se resuelve en una elección y la vida democrática no se reduce a una jornada electoral, pero enfatizó que sin ella no hay democracia, por lo que se requiere el ejercicio autónomo e imparcial de una autoridad electoral que garantice que las reglas que se han dado a los contendientes se respeten.

“Hoy, la democracia está en riesgo, y con ello lo más básico, la posibilidad de dirimir pacíficamente nuestras diferencias y decidir nuestro futuro respetando la riqueza que la diversidad”, concluyó.