23 de noviembre de 2024

Nuevo informe de políticas de las Naciones Unidas revela los efectos devastadores de la guerra de Ucrania sobre las mujeres y las niñas

La guerra amplió las brechas de género en materia de inseguridad alimentaria, malnutrición y pobreza energética, e incrementó la violencia de género dentro de Ucrania y en todo el mundo.

[NUEVA YORK]—Según un nuevo documento normativo de las Naciones Unidas publicado durante la reunión del Consejo de Seguridad en Ucrania, la guerra y sus efectos a nivel mundial en materia de alimentación, energía y finanzas generan efectos desproporcionados para las mujeres y las niñas dentro de Ucrania y también en todo el mundo. El documento normativo “Efectos mundiales de la crisis en Ucrania sobre el acceso a la energía, la seguridad alimentaria y la nutrición desde una perspectiva de género” presenta situaciones que ilustran cómo la crisis profundiza las desigualdades ya existentes en todo el mundo, desde el caso de las niñas en etapa escolar en riesgo de ser forzadas a dejar sus estudios para casarse por una dote o un ingreso por su matrimonio para sus familias desesperadas hasta los obstáculos al bienestar físico y de salud de las 265.000 mujeres ucranianas embarazadas al inicio de la guerra.

El documento ha sido confeccionado por ONU Mujeres y el Grupo de las Naciones Unidas de Respuesta a la Crisis Mundial por la guerra en Ucrania, y revela que los aumentos de precios y la escasez de alimentos han ocasionado la ampliación de la brecha de género en materia de inseguridad alimentaria, debido a que las mujeres han reducido aún más su propio consumo de alimentos para poder redistribuirlo entre las y los habitantes de su vivienda. La subida en espiral de los precios de la energía también ocasionó que las familias vuelvan a usar combustibles y tecnologías menos limpios y así expongan a las mujeres y niñas a la contaminación del aire que, a niveles habituales, mata a 3.200.000 personas al año, en su mayoría mujeres, niñas y niños.

 

Los hogares encabezados por mujeres en Ucrania ya experimentaban una mayor inseguridad alimentaria antes de la guerra, ya que el 37,5 % se encontraba en niveles moderados a graves en comparación con el 20,5 % de los hogares encabezados por hombres en el mismo rango. Hoy día, las mujeres rurales en los territorios ocupados por las fuerzas armadas rusas tienen cada vez menos capacidad de llevar adelante trabajos agrícolas debido a los altos niveles de inseguridad y a la falta de recursos. Aun así, afrontan los obstáculos y multiplican sus responsabilidades de cuidado y trabajo doméstico no remunerados para alojar y alimentar a personas desplazadas internamente.

Además, según el informe, hay un aumento alarmante de la violencia de género, del sexo transaccional por alimentos y supervivencia, de explotación sexual y tráfico de personas, y de matrimonio precoz, infantil y forzado como consecuencia del empeoramiento de las condiciones de vida en contextos humanitarios de conflicto y crisis en todo el mundo.

 

La Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, Sima Bahous, declaró lo siguiente: “En las crisis sistémicas y con efectos dispares según el género, es necesario acudir a soluciones sistémicas y distintas para cada género. Esto quiere decir que es necesario garantizar que las mujeres y las niñas, incluso aquellas de grupos marginados, sean parte de los procesos de toma de decisión. Simplemente, esta es la única forma de tener la seguridad de que sus derechos y necesidades sean tenidos en cuenta plenamente a medida que damos respuesta a los hechos que se presentan claramente ante nosotras y nosotros”.

Entre otras recomendaciones, el informe de políticas hace un llamado a la comunidad internacional para lo siguiente: 

 

  • Priorizar la voz, la autonomía, la participación y el liderazgo de las mujeres y las niñas en la respuesta ante los conflictos, en la recuperación y en la consolidación de la paz.
  • Mejorar las estadísticas de género y los datos desglosados por sexo a fin de generar una base de evidencia que logre una política sensible al género; medidas de planificación y reconstrucción; y el rastreo y control de los efectos en relación con el género de la inseguridad alimentaria y la pobreza energética sobre las mujeres y las niñas.
  • Atender las necesidades de nutrición específicas de las mujeres y las niñas para promover y proteger el derecho a la alimentación; acelerar la transformación hacia sistemas alimentarios más igualitarios, sensibles al género y sostenibles; y lograr que las mujeres puedan acceder a insumos, tecnologías y mercados.
  • Gravar con impuestos extraordinarios a las grandes empresas de petróleo y gas para crear un margen fiscal que garantice el acceso igualitario de todas las mujeres, las niñas y sus comunidades a energía asequible y sostenible, y a soluciones de energía renovable, sin que tengan que cargar con el peso de los aumentos de precios del combustible y la energía.

 

El documento normativo se presentó en la mesa redonda de alto nivel “¿Cómo podremos responder mejor ante los efectos desproporcionados de la creciente inseguridad alimentaria sobre las mujeres y las niñas?”, actividad paralela de la Asamblea General de las Naciones Unidas. La organización de este evento estuvo a cargo de los Gobiernos de Dinamarca y Nigeria, en alianza con OCHA, ACNUR, UNFPA, UNICEF, ONU Mujeres, PMA, Save the Children y representantes de organizaciones lideradas por mujeres.

 

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