22 de diciembre de 2024

El Papa: «Tres guerras mundiales en un siglo, ¡sean pacifistas!»

En el vuelo de regreso de Baréin, Francisco habló sobre Ucrania y los numerosos conflictos del mundo.

DESDE EL VUELO PAPAL

A continuación, la transcripción de trabajo de la conversación del Papa Francisco con los periodistas en el vuelo de regreso de Baréin.

 

1) Fatema Alnajem (Bahrain News Agency)

 

Me gustaría decirle algo antes de formular mi pregunta. Usted ocupa un lugar muy especial en mi corazón, no sólo porque visitó mi país, sino porque cuando fue elegido Papa era el día de mi cumpleaños. Tengo una pregunta: ¿cómo valora los resultados de su histórica visita al Reino de Baréin y cómo valora los esfuerzos que está haciendo Baréin para consolidar y promover la convivencia, en todos los ámbitos de la sociedad, de todas las religiones, sexos y razas?

 

Ha sido un viaje de encuentro porque la finalidad era precisamente estar el diálogo interreligioso con el Islam y en el diálogo ecuménico con Bartolomé. Las ideas del Gran Imán de Al-Azhar iban precisamente en esa dirección de buscar la unidad, la unidad dentro del Islam respetando las nuances, las diferencias pero con unidad, la unidad con los cristianos y con otras religiones, y para entrar en el diálogo interreligioso o ecuménico se necesita la propia identidad. No se puede partir de una identidad difusa.

 

Soy islámico, soy cristiano pero tengo esta identidad y por tanto puedo hablar con identidad. Cuando no se tiene una identidad propia, un poco en el aire, es un poco difícil el diálogo porque no hay ida y vuelta y por eso es importante, y estos dos que vinieron, tanto el Gran Imán de Al-Azhar como el Patriarca Bartolomé, tienen una gran identidad.

 

Y esto hace bien. Del punto de vista islámico he escuchado atentamente los tres discursos del Gran Imán y me ha llamado la atención la forma en que ha insistido tanto en el diálogo intraislámico, entre ustedes, no para borrar las diferencias sino para entenderse y trabajar juntos, no para estar en contra. Los cristianos tenemos una historia algo fea de diferencias que nos ha llevado a guerras religiosas: católicos contra ortodoxos o contra luteranos.

 

Ahora gracias a Dios después del Concilio hay un acercamiento y podemos dialogar y trabajar juntos y esto es importante, un testimonio de hacer el bien a los demás. Luego los especialistas, los teólogos, discutirán cosas teológicas, pero nosotros debemos caminar juntos como creyentes, como amigos, como hermanos, haciendo el bien. A mí también me llamaron la atención las cosas que se dijeron en el Consejo de Ancianos sobre la creación y la protección de la creación, y esta es una preocupación común de todos, islámicos, cristianos, de todos.

 

Ahora, en el mismo avión, van de Baréin a El Cairo el Secretario de Estado del Vaticano y el Gran Imán de Al-Azhar, juntos como hermanos. Esto es algo bastante conmovedor. Esto es algo que ha hecho bien. La presencia del Patriarca Bartolomé – es una autoridad en el ámbito ecuménico – también hizo bien. Lo vimos en la ceremonia ecuménica que hicimos y en las palabras que él dijo antes. En resumen: fue un viaje de encuentro.

 

Para mí la novedad de conocer una cultura abierta a todos. En su país hay sitio para todos. También vi, el Rey me dijo: aquí cada uno hace lo que quiere, si una mujer quiere trabajar, que trabaje. Apertura total, así me dijo. Ya sabes, «you work».  Y también la parte religiosa, la apertura. Me llamó la atención la cantidad de cristianos, filipinos, indios de Kerala que están aquí y que viven el país y trabajan en él.

 

Fatema Alnajem

 

Le quieren mucho.

Esta es la idea, he encontrado una novedad y esto me ayuda a comprender e intercambiar más con la gente. La palabra clave es diálogo, diálogo, y para dialogar hay que partir de la propia identidad, tener identidad.

 

Fatema Alnajem

Gracias, Su Santidad. Rezaré a Alá el Todopoderoso para que lo bendiga con buena salud, felicidad y una larga vida.  

 

Santo Padre: Sí, reza por mí, no en contra (risas).

 

2) Imad Atrach

Santo Padre, desde la firma del «Documento sobre la Fraternidad Humana», hace tres años, hasta la visita a Bagdad y luego, recientemente, a Kazajistán: ¿este camino está dando frutos tangibles, en su opinión? ¿Podemos esperar que culmine en un encuentro en el Vaticano? Además, me gustaría agradecerle que haya mencionado hoy al Líbano, porque como libanesa puedo decirle que realmente necesitamos un viaje urgente de su parte, también y sobre todo porque ahora ni siquiera tenemos un presidente, así que iría a abrazar al pueblo directamente.

 

Gracias. He estado pensando mucho estos días -y lo hemos hablado con el Gran Imán- en cómo surgió la idea del Documento de Abu Dhabi, ese Documento que hicimos juntos, el primero. Él había venido al Vaticano para una visita de cortesía: tras nuestro encuentro protocolar, era casi la hora de comer y se marchaba, y mientras le acompañaba a despedirse le pregunté: «¿Pero a dónde va usted a comer?».

 

No sé lo que me dijo. «Pero venga, almorcemos juntos». Fue algo que salió de dentro. Entonces, sentados ante la mesa, él, su secretario, dos consejeros, yo, mi secretario, mi consejero, tomamos el pan, lo partimos y nos lo dimos unos a otros. Un gesto de amistad, ofrecer el pan. Fue un almuerzo muy bello, muy fraternal. Y hacia el final, no sé a quién se le ocurrió la idea, nos dijimos: ¿pero por qué no escribimos sobre este encuentro? Así nació el Documento de Abu Dhabi.

 

Los dos secretarios se pusieron a trabajar, con un borrador que iba y otro que volvía, un borrador que iba y otro que volvía, y al final aprovechamos el encuentro de Abu Dhabi para publicarlo. Fue una cosa de Dios, no se puede entender de otra manera, porque ninguno de nosotros tenía esto en mente. Surgió durante un almuerzo amistoso, y eso es algo grande. Luego seguí pensando, y el Documento de Abu Dhabi fue la base de los «Fratelli tutti»; lo que escribí sobre la amistad humana en «Fratelli tutti» se basa en el Documento de Abu Dhabi.

 

Creo que no se puede pensar en un camino así sin pensar en una bendición especial del Señor en este camino. Quiero decir esto por justicia, creo que es justo que sepan cómo el Señor inspiró este camino. Ni siquiera sabía cómo se llamaba el Gran Imán, luego nos hicimos amigos e hicimos algo como dos amigos, y ahora hablamos cada vez que nos encontramos. El Documento es actual y se está trabajando para darlo a conocer.

 

Luego sobre el Líbano… El Líbano es un dolor para mí. Porque el Líbano no es un país en sí mismo, un Papa lo dijo antes que yo, el Líbano no es un país, es un mensaje. El Líbano tiene un gran significado para todos nosotros. Y el Líbano está sufriendo en este momento. Rezo, y aprovecho para hacer un llamamiento a los políticos libaneses: dejen de lado los intereses personales, pongan la mirada en el país y pónganse de acuerdo.

 

Primero Dios, luego la patria, luego los intereses. Pero Dios y la patria. En este momento no quiero decir «salvar el Líbano» porque nosotros no somos salvadores, pero por favor, es necesario sostener el Líbano, ayudar para que el Líbano detenga este descenso, para que el Líbano recupere su grandeza. Hay medios.. está la generosidad del Líbano, ¡cuántos refugiados políticos tiene el Líbano! Tan generoso y está sufriendo.

 

Aprovecho para pedir una oración por el Líbano, también la oración es una amistad.  Ustedes son periodistas, miren hacia el Líbano y hablen de esto para hacer crecer la conciencia. Gracias.

 

3) Carol Glatz (CNS)

Su Santidad, durante este viaje a Baréin habló de los derechos fundamentales, incluidos los de las mujeres, de su dignidad, del derecho a tener su lugar en la esfera social y pública, y animó a los jóvenes a tener valor, a hacer ruido; a avanzar por un mundo más justo. Dada la situación que se vive aquí cerca, en Irán, con las protestas desencadenadas por algunas mujeres y muchos jóvenes que quieren más libertad, ¿apoya usted este compromiso de las mujeres y los hombres que exigen derechos fundamentales que también se encuentran en el Documento de la Fraternidad Humana?

 

Hay que decirnos la verdad. La lucha por los derechos de las mujeres es una lucha continua. Porque en algunos lugares las mujeres llegan a tener igualdad con los hombres. Pero en otros lugares no logra. ¿No? Recuerdo que en los años 50, en mi país, se luchaba por los derechos cívicos de las mujeres: para que las mujeres pudieran votar.

 

Porque hasta 1950, más o menos, sólo podían hacerlo los hombres. Y pienso en esta misma lucha en EEUU, famosa, por el voto femenino. Pero ¿por qué -me pregunto- una mujer tiene que luchar tanto para mantener sus derechos? Hay una -no sé si es una leyenda- una leyenda sobre el origen de las joyas de las mujeres -quizás una leyenda- que explica la crueldad de tantas situaciones contra las mujeres.

 

Se dice que la mujer lleva muchas joyas porque en algún país -no lo recuerdo, quizá sea un hecho histórico- existía la costumbre de que cuando el marido se hartaba de la mujer, le decía «¡vete!» y ella no podía volver a entrar para buscar nada. Tenía que irse con lo que llevaba encima. Y (eso sería) el motivo por el que acumulaban oro para al menos llevarse algo. Dicen que este es el origen de las joyas. No sé si es cierto o no, pero la imagen ayuda.

 

Los derechos son fundamentales: pero ¿cómo es que en el mundo actual no podemos detener la tragedia de la mutilación femenina? Es terrible esto. Hoy, que exista esta práctica, que la humanidad no pueda detener esto que es un crimen, ¡un acto criminal!

 

Las mujeres, según dos comentarios que he escuchado, son material «usa y tira» – eso es feo ¿eh? – o son » especie protegida «. Pero la igualdad entre hombres y mujeres todavía no se encuentra de forma universal, y existen estos episodios: que las mujeres son de segunda clase o menos. Debemos seguir luchando por esto, porque las mujeres son un don.

 

Dios no creó al hombre y luego le dio un perrito para divertirse. No. Los creó a los dos, iguales, hombre y mujer. Y lo que Pablo escribió en una de sus cartas sobre la relación hombre-mujer, que hoy nos parece anticuado, en aquel momento fue tan revolucionario que escandalizó sobre la fidelidad entre el hombre y la mujer. (Dijo): que el hombre cuide de la mujer como de su propia carne. Esto, en aquel momento, era algo revolucionario.

 

Todos los derechos de las mujeres provienen de esta igualdad. Y una sociedad que no es capaz de poner a la mujer en su lugar, no avanza. Tenemos la experiencia (de esto). En el libro que escribí «Volvamos a soñar», en la parte sobre la economía por ejemplo: hay mujeres economistas en el mundo ahora mismo que han cambiado la visión económica y son capaces de llevarla adelante. Porque tienen un don diferente.

 

Saben gestionar las cosas de otra manera, que no es inferior, es complementaria. Una vez tuve una conversación con una jefa de gobierno, una gran jefa de gobierno, una mamá con varios hijos que había tenido mucho éxito en resolver una situación muy difícil. Y le dije: dígame, señora, ¿cómo resolvió una situación tan difícil? Y empezó a mover las manos así, en silencio. Luego me dijo: cómo lo hacemos (nosotras) las madres.

 

La mujer tiene su propio camino para resolver un problema, que no es el del hombre. Y ambos caminos deben trabajar juntos: la mujer igual al hombre trabaja por el bien común con esa intuición que tienen las mujeres. He visto que en el Vaticano cada vez que entra una mujer a hacer un trabajo, las cosas mejoran.

 

Por ejemplo, la vicegobernadora del Vaticano es una mujer, el vicegobernador es una mujer y las cosas han cambiado bien. En el Consejo para la Economía había seis cardenales y seis laicos, todos ellos varones. Cambié los laicos y puse un hombre y cinco mujeres. Y esto es una revolución porque las mujeres saben cómo encontrar el camino correcto, saben cómo avanzar.

 

Y ahora he puesto a Marianna Mazzuccato, en el Consejo para la Familia (en la Academia Pontificia para la Vida ed). Es una gran economista de Estados Unidos, (la puse) para dar un poco más de humanidad a esto. Las mujeres aportan lo suyo. No tienen que volverse como los hombres. No, son mujeres, las necesitamos. Y una sociedad que cancela a las mujeres de la vida pública es una sociedad que se empobrece. Se empobrece. Igualdad de derechos, sí.

 

Pero también la igualdad de oportunidades. Igualdad de (posibilidades) para salir adelante, porque de lo contrario, uno se empobrece. Creo que con esto he dicho lo que globalmente se debe hacer. Pero aún nos queda camino por recorrer. Porque existe este machismo.

 

Yo provengo de un pueblo machista. Los argentinos somos machistas, siempre. Y esto es feo, pero cuando hace falta vamos a las mamás que son las que resuelven los problemas. Pero este machismo mata a la humanidad.  Gracias por haberme dado la oportunidad de decir esto, que es (algo que) llevo tanto en mi corazón. Luchemos no sólo por los derechos, sino porque necesitamos mujeres en la sociedad que nos ayuden a cambiar.

 

4) Antonio Pelayo (Vida Nueva)

Santo Padre, la única vez que en este viaje habló sin papel, fue para referirse a la » martirizada Ucrania » y a las «negociaciones de paz «. Me gustaría preguntarle si puede decirnos algo sobre cómo van estas negociaciones por parte del Vaticano, y otra pregunta: ¿ha hablado últimamente con Putin o tiene intención de hacerlo en un futuro próximo?

 

Bueno, en primer lugar: el Vaticano está continuamente atento, la Secretaría de Estado trabaja y trabaja bien, trabaja bien. Sé que el secretario, Monseñor Gallagher, se mueve bien allí. Después, un poco de historia. Al día siguiente de (el comienzo de) la guerra -pensé que esto no se podía hacer, una cosa insólita- y fui a la embajada rusa, a hablar con el Embajador, que es un buen hombre. Lo conozco desde hace seis años, desde que llegó, un humanista.

 

Recuerdo un comentario que me hizo entonces: «Nous sommes tombés dans la dictature de l’argent» (Hemos caído en la dictadura del dinero), hablando de la civilización. Un humanista, un hombre que lucha por la igualdad. Le dije que estaba dispuesto a ir a Moscú para hablar con Putin, si era necesario. Lavrov (el Ministro de Asuntos Exteriores, ed.) respondió muy amablemente -gracias- (pero) que no era necesario por el momento.

 

Pero desde entonces nos hemos interesado mucho. Hablé dos veces por teléfono con el Presidente Zelesnky; después con el Embajador algunas veces más. Y se hace un trabajo de acercamiento, de búsqueda de soluciones. La Santa Sede también hace lo que tiene que hacer con respecto a los prisioneros, estas cosas… son cosas que se hacen siempre y la Santa Sede las ha hecho siempre, siempre. Y (luego) la predicación por la paz. Lo que me llama la atención -por eso uso la palabra «martirizada» para Ucrania- es la crueldad, que no es del pueblo ruso, tal vez… porque el pueblo ruso es un pueblo grande, están los mercenarios, soldados que van a la guerra como una aventura, mercenarios… Prefiero pensar así porque tengo una gran estima por el pueblo ruso, por el humanismo ruso.

 

Basta con pensar en Dostoievski, que hasta hoy nos inspira, inspira a los cristianos a pensar en el cristianismo. Siento un gran afecto por el pueblo ruso y también por el ucraniano. Cuando tenía once años, había un sacerdote cerca de mí que celebraba en ucraniano y no tenía monaguillos, y me enseñó a servir la misa en ucraniano y todas estas canciones ucranianas las conozco en su idioma, porque las aprendí de niño, así que tengo un cariño muy grande por la liturgia ucraniana. Estoy en medio de dos pueblos que amo.

 

Pero no sólo yo, la Santa Sede ha tenido muchos encuentros reservados, muchas cosas con buenos resultados. Porque no podemos negar que una guerra al principio quizás nos hace valientes, pero luego cansa y hace daño y se ve el mal que hace una guerra. Esto por la parte más humana, más cercana.

 

Después me gustaría quejarme, aprovechando esta pregunta: en un siglo, ¡tres guerras mundiales! La de 1914-1918, la de 1939-1945, ¡y ésta!  Esta es una guerra mundial, porque es cierto que cuando los imperios, tanto de un lado como del otro, se debilitan, necesitan hacer una guerra para sentirse fuertes y también para vender armas eh? Porque hoy creo que la mayor calamidad del mundo es la industria armamentística. ¡Por favor! Me han dicho, no sé si es cierto o no, que si no se fabricaran armas durante un año, se acabaría el hambre en el mundo. La industria armamentística es terrible.

 

Hace unos años, tres o cuatro, un barco lleno de armas llegó de un país a Génova y se debía pasar las armas a un barco más grande para llevarlas a Yemen. Los trabajadores de Génova no quisieron hacerlo… Fue un gesto. Yemen: más de diez años de guerra. Los niños de Yemen no tienen para comer.

 

Los Rohingya, moviéndose de un lado a otro porque fueron expulsados, siempre en guerra. Myanmar, es terrible lo que está sucediendo… Ahora espero que hoy se detenga algo en Etiopía, con un tratado… Pero estamos en guerra en todas partes y no entendemos esto. Ahora nos afecta de cerca, en Europa, la guerra ruso-ucraniana.

 

Pero hay en todas partes, desde hace años. En Siria doce o trece años de guerra, y nadie sabe si hay prisioneros y lo que pasa allí. Después el Líbano, hablamos de esta tragedia… No sé si esto lo he dicho alguna vez: cuando fui a Redipuglia, en 2014, vi eso -y mi abuelo había hecho el Piave y me contó lo que pasaba allí- y esas las tumbas de los jóvenes… Lloré, lloré, no me da vergüenza decirlo. Después, un 2 de noviembre, que siempre voy a un cementerio, fui a Anzio y vi la tumba de esos chicos americanos, (que murieron) en el desembarco de Anzio. (Tenían) 19-20-22-23 años, y lloré, de verdad, me salió del corazón… Y pensé en las madres a las que llaman a la puerta: ‘Señora, un sobre para usted’.

 

Abre el sobre: «Señora, tengo el honor de decirle que tiene un hijo que es un héroe de la patria…». Las tragedias de la guerra. No quiero hablar mal de nadie, pero me ha tocado el corazón: cuando tuvo lugar la conmemoración del desembarco de Normandía, los jefes de tantos gobiernos estaban allí para conmemorarlo. Fue el principio de la caída del nazismo, es cierto. ¿Pero cuántos chicos quedaron en la playa de Normandía? Dicen que treinta mil… ¿Quién piensa en esos chicos? Todo esto lo siembra la guerra. Por eso, ustedes que son periodistas, por favor, sean pacifistas, hablen contra las guerras, luchen contra la guerra. Se los pido como hermano. Gracias.

 

5) Hugues Lefevre (I.Media)

Santo Padre, esta mañana, en su discurso al clero de Baréin, usted habló de la importancia de la alegría cristiana, pero en los últimos días muchos fieles franceses han perdido esta alegría al descubrir en la prensa que la Iglesia había mantenido en secreto la condena en 2021 de un obispo, ahora jubilado, que había cometido abusos sexuales en los años noventa mientras era sacerdote; cuando esta historia salió en la prensa, cinco nuevas víctimas se presentaron. Hoy en día muchos católicos quieren saber si la cultura del secretismo de la justicia canónica deba cambiar y volverse transparente (y a mí) me gustaría saber si usted cree que las sanciones canónicas deben hacerse públicas, gracias. 

 

Gracias a tí por la pregunta. Me gustaría empezar (con) algo de historia sobre esto. El problema de los abusos siempre ha estado ahí, no sólo en la Iglesia, sino en todas partes. Ustedes saben que el 42-46 % de los abusos sexuales se producen en la familia o en el barrio; esto es gravísimo, pero la costumbre siempre ha sido la de encubrir, en la familia aún hoy se encubre todo, e incluso en el barrio se encubre todo, o al menos la mayoría de los casos; una fea costumbre que empezó a cambiar en la Iglesia cuando se produjo el escándalo de Boston en la época del cardenal Law que, por el escándalo, dimitió; fue la primera vez que (un caso de abuso) salió a la luz como un escándalo.

 

Desde entonces, la Iglesia ha tomado conciencia de ello y se ha puesto a trabajar, mientras que en la sociedad y en otras instituciones normalmente se encubre. Cuando se produjo el encuentro de los presidentes de las conferencias episcopales (sobre este tema) pedí a Unicef, a la ONU, las estadísticas sobre esto, los datos porcentuales: en las familias, en los barrios, en las escuelas, en el deporte… y se hizo un estudio cuidadoso que comprendía también a la Iglesia; y alguien dice que somos una pequeña minoría, pero (yo digo) si fuera incluso un solo caso sería igualmente trágico, porque tú sacerdote, tienes la vocación de hacer crecer a la gente y en cambio comportándote así la destruyes; para un sacerdote, el abuso es como ir en contra de su naturaleza sacerdotal y en contra de la propia naturaleza social, por eso es algo trágico y no tenemos que detenernos, no tenemos que parar.

 

En esto, despertarse, hacer investigaciones y mover las acusaciones, no siempre (y en todas partes) ha sido todo igual, algunas cosas se ocultaron, antes del escándalo de Boston se cambiaba a la gente (se trasladaba a los sacerdotes), ahora todo es claro y se avanza en esto, por lo que no hay que extrañarse de que surjan casos como este, ahora me viene a la mente otro caso de otro obispo, los hay ¿saben?

 

Y (ahora) no es fácil decir ‘no lo sabíamos’ o ‘era la cultura de la época y sigue siendo la cultura social el ocultar’. Te digo esto: la Iglesia es decidida sobre esto, y quiero agradecer aquí públicamente el heroísmo del cardenal O’Malley, un buen fraile capuchino, que intuyó la necesidad de institucionalizar esto con la comisión de protección de menores que está llevando adelante, y esto nos hace bien a todos y nos da valor.

 

Estamos trabajando con todo lo que podemos, pero sepan que hay gente dentro de la Iglesia que todavía no ve claro, que no comparte… es un proceso que estamos haciendo y lo estamos llevando a cabo con valentía y no todo el mundo tiene valor; a veces está la tentación de transigir, y también todos somos esclavos de nuestros pecados, pero la voluntad de la Iglesia es aclararlo todo.

 

Por ejemplo, he recibido dos quejas en los últimos meses sobre casos de abusos que habían sido encubiertos y no juzgados bien por la Iglesia: inmediatamente pedí un nuevo estudio (de los dos casos) y ahora se está haciendo un nuevo juicio; también está esto entonces, la revisión de los antiguos juicios, no bien hechos (que no se han dado correctamente).

 

Hacemos lo que podemos, todos somos pecadores, ¿sabes? Y lo primero que tenemos que sentir es la vergüenza, la profunda vergüenza de eso. Creo que la vergüenza es una gracia. Podemos luchar contra todos los males del mundo pero sin vergüenza…. (no sirve para nada), por eso me sorprendió que San Ignacio en los Ejercicios Espirituales, cuando te hace pedir perdón por todos los pecados que has hecho, te hace llegar hasta la vergüenza, y si no tienes la gracia de la vergüenza no puedes seguir.

 

Uno de los insultos que tenemos en mi tierra es «sos un sinvergüenza» y creo que la Iglesia no puede ser «sinvergüenza», tiene que avergonzarse de las cosas malas, así como dar las gracias a Dios por las cosas buenas que hace. Esto puedo decírselo: (tenemos) toda la buena voluntad de seguir adelante, también gracias a su ayuda.

 

6) Vania De Luca (Rai-Tg3)

Su Santidad también ha hablado de los migrantes en estos días. Cuatro barcos frente a la costa de Sicilia, con cientos de mujeres, hombres y niños, en dificultades, pero no todos pueden desembarcar. ¿Teme que vuelva a haber una política de «puertos cerrados» por parte del centro-derecha en Italia y cómo valora la posición de algunos países del norte de Europa al respecto? Y luego también quería preguntarle en general: ¿qué impresión tiene del nuevo gobierno italiano, que por primera vez está dirigido por una mujer?

 

…Eh, es un reto, es un reto. Sobre los migrantes, el principio: hay que acoger a los migrantes, acompañarlos, promoverlos e integrarlos, si no se pueden hacer estos cuatro pasos, el trabajo con los migrantes no puede ser bueno.

 

Acogidos, acompañados, promovidos e integrados, llegar hasta la integración. Y lo segundo que digo: cada gobierno de la UE tiene que acordar cuántos migrantes puede recibir. Por el contrario, hay cuatro países que reciben migrantes: Chipre, Grecia, Italia y España, que son los más cercanos al Mediterráneo, en el interior hay algunos, como Polonia, Bielorrusia… pero (hablando) de los grandes migrantes del mar: la vida debe ser salvada. ¿Sabes que  hoy el Mediterráneo es un cementerio? Quizás el cementerio más grande del mundo.

 

Creo que la última vez les dije que leí un libro en español que se llama Hermanito, es pequeñito se lee rápido, creo que seguramente ha sido traducido al francés y también al italiano. Se puede leer en dos horas.

 

Es la historia de un chico de África, no sé si de Tanzania o de dónde era, que, siguiendo los pasos de su hermano, llegó a España: ¡cinco esclavitudes sufrió antes de embarcarse! Mucha gente, relata, es llevada por la noche a esos barcos -no a esos grandes navíos que tienen otra función- y si no quieren subirse: ¡pum, pum! Y los dejan en la playa – realmente es una dictadura de esclavitud lo que hace esa gente – y luego está el riesgo de morir en el mar.

 

Si tienes tiempo lee esto, que es importante. La política de migrantes debe ser consensuada entre todos los países, no se puede hacer una política sin consenso, y la Unión Europea debe asumir una política de colaboración y ayuda, no puede dejar a Chipre, Grecia, Italia y España, la responsabilidad de todos los migrantes que llegan a las playas. La política de los gobiernos hasta ahora ha sido la de salvar vidas, eso es cierto. Hasta cierto punto se hizo así y creo que este gobierno (italiano) tiene la misma política… los detalles no los conozco, pero no creo que quiera marcharse, pero creo que ya ha hecho desembarcar a los niños, a las madres, a los enfermos, por lo que he oído, al menos estaba la intención.

 

Italia pensemos aquí… este gobierno, pensemos una vida a la izquierda, no puede hacer nada sin el acuerdo con Europa, la responsabilidad es europea, y luego me gustaría mencionar otra responsabilidad europea sobre África, creo que esto lo dijo una de las grandes estadistas que tuvimos y tenemos, Merkel, ella dijo que el problema de los migrantes debe ser resuelto en África, pero si pensamos en África con el lema: África debe ser explotada, es lógico que los migrantes, la gente huya de esa explotación. Debemos, Europa debe intentar hacer planes de desarrollo para África.

 

Pensar que algunos países de África no son dueños de su propio subsuelo, que siguen dependiendo de las potencias colonialistas. Es una hipocresía resolver el problema de los migrantes en Europa, no, vayamos a resolverlos también a su casa. La explotación de la gente en África es terrible por este concepto.

 

El 1 de noviembre tuve un encuentro con estudiantes universitarios de África. El encuentro fue el mismo que tuve con la Universidad de Loyola en Estados Unidos. Esos estudiantes tienen una capacidad, una inteligencia, una criticidad, un deseo de avanzar, pero a veces no pueden por la fuerza colonialista que tiene Europa en sus gobiernos. Si queremos resolver definitivamente el problema de los migrantes, resolvamos el de África.

 

Los migrantes que vienen de otros lugares son menos, son menos, pero tenemos a África, ayudemos a África. El nuevo gobierno comienza ahora, yo estoy aquí: le deseo lo mejor. Yo siempre le deseo lo mejor a un gobierno porque el gobierno es para todos y le deseo lo mejor para que saque a Italia adelante y a todos los demás que están en contra del partido ganador que colaboren con criticidad, con ayuda, pero un gobierno de colaboración, no un gobierno donde dan vuelta la cara, te hacen caer si no te gusta una cosa u otra. Por favor, en esto hago un llamamiento a la responsabilidad. Dime, ¿es justo que desde principios de siglo hasta ahora Italia haya tenido 20 gobiernos? Dejémonos de estas bromas….

 

 

7) Ludwig Ring-Eifel (Centrum informationis Catholicum),

También yo quiero decir algo personal primero, porque me siento muy emocionado, porque después de una pausa de 8 años estoy de vuelta en el vuelo papal. Estoy muy agradecido de estar aquí de nuevo….

 

Bienvenido de nuevo

 

Ludwig

Gracias, un placer volver a encontrarlo. En el grupo alemán somos pocos, sólo tres en este vuelo, y pensamos: ¿cómo podemos establecer una conexión entre lo que vimos en Baréin y la situación en Alemania? Porque en Baréin vimos una Iglesia pequeña, un rebaño pequeño, una Iglesia pobre, con muchas restricciones y demás, pero una Iglesia viva, llena de esperanza, que crece. En Alemania, en cambio, tenemos una Iglesia grande, con grandes tradiciones; rica, con teología, dinero y todo, pero que pierde trescientos mil creyentes cada año, que se van, que están en profunda crisis. ¿Hay algo que aprender de este pequeño rebaño que vimos en Baréin para la gran Alemania?

 

Alemania tiene una vieja historia religiosa. Citando a Hoelderlin diré: «Muchas cosas han vivido, muchas». Su historia religiosa es grande y complicada, de luchas. A los católicos alemanes les digo: Alemania tiene una gran y hermosa Iglesia evangélica; yo no quisiera otra, que no será (nunca) tan buena como esa; pero la quiero católica, a la manera católica, en fraternidad con la evangélica. A veces se pierde el sentido religioso del pueblo, del Santo Pueblo Fiel de Dios, y se cae en discusiones eticistas, discusiones de coyuntura, discusiones que son consecuencias teológicas, pero que no son el núcleo de la teología.

 

¿Qué piensa el Santo Pueblo Fiel de Dios? ¿Cómo se siente el pueblo santo de Dios? Ir allí a buscar cómo siente, esa religiosidad sencilla, que se encuentra en los abuelos. No digo volver hacia atrás, no; sino a la fuente de inspiración en las raíces. Todos tenemos una historia de raíces de la fe; también los pueblos la tienen: ¡reencontrarla! Me viene a la mente aquella frase de Hoelderlin para nuestra edad: «el anciano debe mantener lo que prometió de niño».

 

Nosotros en nuestra juventud… prometimos muchas cosas, muchas cosas. Ahora nos metemos en discusiones éticas, en discusiones coyunturales, pero la raíz de la religión es la bofetada que te da el Evangelio, el encuentro con Jesucristo vivo: y a partir de ahí las consecuencias, todas; a partir de ahí el coraje apostólico, a partir de ahí ir a las periferias, incluso a las periferias morales de la gente para ayudar; pero a partir del encuentro con Jesucristo. Si no hay encuentro con Jesucristo habrá un eticismo disfrazado de cristianismo. Esto es lo que quería decir, pero desde el corazón. Gracias.

 

(Transcripción del Dicasterio de Comunicación)

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