21 de noviembre de 2024

Las ciudades inteligentes y sus desafíos

La inversión en iniciativas de ciudades inteligentes en 2023 está estimada en 189.5 mil millones de dólares (Statista).

La idea de una smart city llama la atención como nuevo motor de crecimiento y estrategia de desarrollo. En muchos países, la prestación de servicios inteligentes se empieza a incorporar en las actividades cotidianas con el fin de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.

 

De acuerdo con Statista, la inversión en iniciativas de ciudades inteligentes a nivel mundial para 2023, está estimada en 189.5 mil millones de dólares. Las ciudades son el hogar de un poco más de la mitad de la población mundial y, según la ONU, se espera que esta cifra aumente hasta el 68% en el año 2050, ya que las zonas urbanas recibirán otros dos mil 500 millones de residentes. Esto conlleva a un aumento de los retos medioambientales, sociales y económicos, en eso radica la importancia de las ciudades inteligentes.

 

Uno de los rasgos más característicos de una smart city es su capacidad para asimilar las nuevas tecnologías. La tecnología smart city está estrechamente relacionada y genera cambios a numerosos niveles en grandes ciudades.

 

Las ciudades inteligentes aplican tecnologías de la información con infraestructuras que ayudan a garantizar eficacia en el uso de recursos, un desarrollo sostenible para hacer frente a los desafíos antes mencionados.

 

¿Cuáles son las tecnologías smart city que se deben priorizar para que una ciudad pueda ser considerada inteligente?

 

Big Data y Cloud Computing: el uso de grandes masas de datos es clave para las administraciones públicas y las empresas privadas a la hora de procesar millones de archivos o controlar los flujos de transporte. Los sistemas de Big Data almacenarán y procesarán la información de las aplicaciones de las ciudades inteligentes de manera eficiente para producir datos que mejoren los diferentes servicios.

 

Además, los macrodatos ayudarán a los responsables de la toma de decisiones a planificar cualquier expansión de los servicios, recursos o áreas, y tecnología en las ciudades inteligentes. El Big Data deberá orientarse a reforzar los valores democráticos, la seguridad o la inclusión social de las ciudades.

 

Inteligencia Artificial (IA): al igual que con el Big Data, el verdadero potencial de la inteligencia artificial no está en lo que puede hacer por nosotros, sino en las auténticas soluciones que nos aportará gracias al machine learning. La IA llevará a cabo las tareas y acciones programadas, al tiempo que permitirá explorar nuevas oportunidades que puedan mejorar la forma de vida, evolucionando cada día.

 

Como ejemplos de estos avances en la Cuarta Revolución Industrial, está la incorporación de programas tecnológicos fusionados con la inteligencia humana, para crear espacios ciberfísicos que incluyan sensores de tráfico, cámaras de video, avisos de espacios de estacionamiento, sensores ambientales, contadores inteligentes, entre otros.

 

IoT (Internet of Things): conecta la tecnología en ciudades inteligentes. Los dispositivos del IoT incluyen sensores, luces y contadores que recogen y analizan datos. Su objetivo es impulsar la digitalización e interoperabilidad de los servicios que presta una ciudad.

 

Conectividad: la calidad y la fiabilidad de la conectividad se convierten en elementos críticos para una ciudad inteligente, especialmente para las organizaciones gubernamentales y empresas que dependen de ella como consumidores de datos generados por una amplia gama de herramientas conectadas y como proveedores de nuevos servicios.

 

Cuando hablamos de conectividad, es importante mencionar uno de sus aspectos más relevantes: las redes de comunicación inteligentes, que están muy relacionadas con la implantación del 5G. Si bien apenas comenzamos con avances en este sentido, las redes 5G contribuirán a la mejora del IoT al permitir la interconexión de hasta 20 mil millones de dispositivos.

 

A medida que aumenta la urbanización, las nuevas tecnologías están ayudando a las ciudades a maximizar sus recursos y a aumentar la eficiencia en todas las facetas de la vida urbana. Una ciudad verdaderamente inteligente recopilará y abordará los principales problemas actuales, pero también mitigará los retos emergentes que pueden suponer un elevado costo socioeconómico.

 

El proceso hacia la conversión, de una ciudad actual a una ciudad inteligente y sostenible, será fundamental, ya que abarcará múltiples áreas del sector tecnológico, de gobiernos y empresas privadas, así como de las comunidades que deben comprometerse y movilizarse para construir objetivos comunes para mejorar la calidad de vida. Es necesario comenzar a dar pasos hacia esta revolución 4.0 y estar preparados para lo que sigue.

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