Vacaciones con Iconos: Pablo Picasso, Fernando Botero, Diego de Romay y Marcel Dzama en uno de los mejores hoteles del mundo
Kevin Wendle, fundador de Hotel Esencia.
En un tramo de costa caribeña aún virgen entre Tulum y Playa del Carmen —donde la selva avanza hasta casi rozar el mar y las aguas pasan del turquesa pálido a un azul electrizante— se encuentra uno de los destinos más discretamente influyentes del lujo contemporáneo: Hotel Esencia, con tres Llaves Michelin, el santuario lleno de arte y sensibilidad que Kevin Wendle ha creado en la Riviera Maya mexicana.
Parte gran finca, parte museo privado, parte refugio para iniciados, Esencia se ha convertido en un punto magnético para la clase creativa internacional: diseñadores, modelos, actores y coleccionistas que acuden tanto por la serenidad como por la sensación de caminar a través del universo íntimo y perfectamente curado de alguien.
Ese “alguien”, por supuesto, es Kevin Wendle: productor de Hollywood, emprendedor de medios, cofundador de Fox Broadcasting y, quizá lo más relevante, un conocedor innato de la belleza, la proporción y la hospitalidad. Wendle posee uno de los dones más escasos: una fluidez instintiva para el buen diseño. En Esencia, ese instinto se convierte en atmósfera.

El Refugio de una Duquesa, Renacido como un Hotel-Museo Íntimo
Hotel Esencia nació con raíces aristocráticas. Antaño refugio tropical privado de la duquesa italiana Rosa de Ferrari, la propiedad conserva un aire de privacidad elevada: una mansión encalada enmarcada por palmeras, donde la banda sonora es el viento y las olas, y no el ritmo insistente de un resort.
Wendle mantuvo intacto ese sentido de retiro cultivado, pero lo impregnó de su propia sensibilidad. El resultado es un estudio de la elegancia contenida: techos altísimos, terrazas ventiladas, una paleta de blancos y materiales naturales que permite que el arte hable en exclamaciones perfectamente compuestas.
El visitante comprende enseguida que Esencia no está “decorado”: está comisariado.
En la casa principal, la colección personal de arte y diseño de Wendle constituye el alma del hotel. Obras maestras de mediados del siglo veinte de Pierre Jeanneret, Charlotte Perriand y Pierre Guariche conviven con antigüedades escultóricas, cerámicas modernas de Pablo Picasso y piezas halladas en ateliers de Europa y México. Recientemente, una extraordinaria silla-escultura por el artista mexicano Diego de Romay ocupó su lugar en el salón principal, una forma orgánica que se integra con naturalidad entre los iconos del diseño.
Esencia es un hotel donde cada objeto parece elegido, no comprado; vivido, no simplemente instalado.

Esencia Mansion: Un Nuevo Capítulo del Lujo en la Riviera Maya
Si Hotel Esencia es una joya íntima, la Esencia Mansion —presentada con gran expectación— es su hermana radiante y más teatral. Concebida como la “casa de ensueño dentro del hotel” de Wendle, la Mansion eleva el lenguaje de diseño de Esencia a su escala más ambiciosa.
Diseñada por Giancarlo Valle —uno de los diseñadores más codiciados del mundo— junto al arquitecto Petter Svensson y el director creativo Juan Carlos Gutiérrez, la Mansion es una lección magistral de opulencia silenciosa. Los interiores de Valle beben del vocabulario material de México: textiles oaxaqueños, piedra local, maderas tropicales cálidas, cerámicas artesanales y luminarias a medida que resplandecen más que brillan.
La azotea, con su piscina infinita, su vegetación subtropical y su panorama de 360 grados entre océano y selva, parece una secuencia onírica sacada de una película de James Bond.
Dentro de sus muros, Wendle continúa con su hábito vitalicio de coleccionar: obras de Picasso, Botero y Warhol conviven con encargos contemporáneos de artistas como Marcel Dzama y Diego de Romay, mezclándose con el mobiliario escultórico y las piezas modernistas de la Riviera. El resultado es una residencia que resulta, a la vez, transportadora y profundamente personal —como entrar en el ala privada de un museo donde los comisarios realmente viven.
La Lista de Huéspedes: Un Desfile de Estrellas Globales
Aunque Esencia es célebre por su discreción, Wendle no tiene reparos en mencionar a los huéspedes que han compartido públicamente su estancia en redes sociales —lo justo para inflamar la imaginación colectiva.
La lista podría figurar en un cuaderno bien guardado del Hollywood dorado, nos relata el Sr Wendle.
“Bella Hadid, Gisele Bündchen y Kate Moss han hecho portadas de Vogue aquí. El diseñador de moda Jason Wu se casó aquí y es buen amigo. Nos ha recomendado a algunos de sus amigos para que se unan a nosotros, como Lupita Nyong’o, Diane Kruger, Kate Bosworth, Emily Ratajkowski y otros. Gwen Stefani y Blake Shelton se han alojado con nosotros en más de una ocasión, y Drew Barrymore estuvo aquí el mes pasado”.
No es un hotel diseñado para las celebridades; es un hotel diseñado con tal claridad de gusto que las celebridades, sencillamente, gravitan hacia él.
Una Nueva Gramática del Lujo
Preguntado por lo que define al viajero de lujo actual, Wendle es tajante: intimidad, privacidad y sinceridad.
“La gente no quiere que un carrito de golf la lleve del desayuno a la playa”, afirma.
“Quieren un gran servicio de personas que realmente se preocupan.”
Esta filosofía impregna cada detalle: la ausencia de ostentación, el ritmo pausado, el personal que recuerda el nombre de los huéspedes como si los recibiera en su casa de verano.
Y quizá ese sea el secreto de Esencia: es un hotel que se comporta como una finca privada, un retiro que resulta a la vez comisariado y natural, elegante pero profundamente humano.
Donde la Belleza Habita sin Esfuerzo
En una región repleta de mega-resorts y beach clubs brillantes, Hotel Esencia destaca—no porque se esfuerce más, sino porque se siente más auténtico. Es un mundo donde el diseño exquisito y la calidez humana conviven sin esfuerzo; donde una silla tallada de un tronco puede situarse junto a una butaca de Jeanneret; donde la villa de una duquesa se convierte en escenario de la creatividad moderna; donde las celebridades intercambian alfombras rojas por desayunos descalzos bajo las palmeras.
Más que un hotel, Esencia es un retrato de su propietario: un hombre cuya vida ha transcurrido entre los medios, el diseño, el arte y la hospitalidad, y que, en un rincón de la costa mexicana, ha logrado destilar los cuatro en algo verdaderamente excepcional: un lugar donde la belleza no se interpreta, sino que se vive.
