La magia de celebrar un cierre de año exitoso en distintos rincones de México
Cada diciembre, México se convierte en un mapa emocional, es el momento en el que uno empieza a recordar qué vale la pena conservar.
Ciudad de México, 26 de noviembre 2025 – Cada diciembre, México se convierte en un mapa emocional. Hay quien busca mar, quien prefiere ciudad, quien necesita desierto y quien solo quiere una mesa larga donde todo vuelva a sentirse sencillo. Más que una temporada, es el momento en el que el año baja la velocidad y uno empieza a recordar qué vale la pena conservar antes de entrar al siguiente capítulo.
En el Pacífico, la celebración tiene su propio ritmo. En Marriott Puerto Vallarta Resort & Spa, la Navidad comienza entre luces cálidas y voces infantiles: los niños del Ejército de Salvación entonan villancicos mientras el árbol se enciende y el ponche llena el lobby con aroma a canela. A unos metros, una casa de jengibre empieza a tomar forma, decorada que redescubren la alegría de lo simple.
Los días siguientes huelen a pan recién hecho, a pavo de Nochebuena y a fiesta frente al mar. Aquí, el 31 de diciembre no se recibe con prisas, sino con brillo: una noche Gatsby en la playa, música que se mezcla con el oleaje y fuegos artificiales que reclaman el cielo solo por unos segundos. Para muchos, esa es la forma exacta en la que quieren recordar el año: entre risas, arena y un brindis que no pretende ser solemne.
A unos kilómetros, en Sheraton Buganvilias Resort & Convention Center, diciembre parece escrito para las familias. La Caravana del Chef recorre la alberca como si fuera un desfile espontáneo; en las posadas se pide “posada” con la misma intensidad que hace décadas; y los niños siguen persiguiendo a los duendes de Santa para entregar cartas que, por alguna razón, siempre parecen más sinceras cuando se escriben en vacaciones. La Navidad aquí no es un evento: es una secuencia de pequeñas escenas que se repiten cada año, pero que nunca se sienten igual.
Para quienes deciden no salir de la ciudad, The Westin Santa Fe, Mexico City ofrece una celebración distinta: pausada, íntima y hecha de momentos que rara vez caben en una agenda. Cenas tranquilas, brunches relajados y la sensación de que, aunque la ciudad sigue ahí afuera, adentro todo se mueve un poco más lento.
En cambio, Sheraton Maria Isabel Mexico City Reforma es testigo de las celebraciones urbanas: mesas largas para Thanksgiving, el árbol encendido en el lobby mientras la ciudad apresurada se detiene por un instante, y una Nochebuena Winter Glow que mezcla música, brindis y un ambiente que hace que, por unas horas, la capital se sienta más luminosa. El Año Nuevo llega vestido de gala: un menú de cinco tiempos, un salón que deslumbra y una noche que, aunque ocurre puertas adentro, se siente tan grande como la ciudad que la rodea.
En el corazón de Paseo de la Reforma, la última noche del año se viste de gala en el Salón Astor de The St. Regis Mexico City. Una velada que celebra la sofisticación con un menú diseñado para sorprender: caviar Beluga y gazpacho de frutos rojos, crema de calabaza con callo de hacha, filete de res con lajas de trufa negra y un cierre dulce con praliné y cereza negra. Todo acompañado de cócteles exclusivos y el servicio impecable que distingue a St. Regis. Aquí, el tiempo parece detenerse entre luces cálidas y brindis que anticipan nuevos comienzos.
Más al norte, el desierto de Baja California Sur ofrece un diciembre distinto. En Zadun Los Cabos, a Ritz-Carlton Reserve, la temporada no se mide en eventos, sino en atmósferas: caminatas al amanecer donde el silencio pesa más que las palabras, ceremonias que abrazan la naturaleza del desierto, jazz que flota en el aire tibio de la noche y cenas que invitan a hacer una pausa antes de pensar en lo que sigue. Aquí, celebrar es casi un acto íntimo: un ritual que mira hacia adentro antes de mirar hacia adelante.
A unos minutos, Casa Maat at JW Marriott Los Cabos Beach Resort & Spa, ofrece la exclusividad de un hotel boutique de lujo, escribiendo su propio relato alrededor del fuego y la cocina. Diciembre se vive con sabores que evocan hogar, con cenas de navidad especiales que incluyen vino para los papás y un menú especial para los pequeños. MarHumo, la nueva joya gastronómica del lugar, presentará un menú de cuatro tiempos hecho por el Chef Javier Plascencia, que con alma de “La Baja” busca reunir a las familias en la tradición navideña.
En Solaz, a Luxury Collection Resort, Los Cabos, la magia de la temporada se vive con experiencias únicas que conectan cuerpo, mente y creatividad para toda la familia. Los papás pueden celebrar el Winter Solstice Ceremony en el icónico Ojo de Liebre Spa, un ritual frente al Mar de Cortés que armoniza tus sentidos y renueva tu energía, y niños pueden complementa tu estancia con el String Art Holiday Editorial, un taller artístico para crear piezas decorativas llenas de significado. Todo enmarcado por la elegancia contemporánea de Solaz y su compromiso con la cultura y el diseño mexicano, para que esta Navidad vivas momentos que trascienden lo ordinario.
Del otro lado del país, el Caribe dicta su versión tropical de la temporada. JW Marriott Cancun Resort & Spa recibe los últimos días del año con un Santa aterrizando en la playa del hotel y entregando regalos a los niños, brunches festivos, cocteles frente al mar y música que acompaña sin buscar protagonismo. Aquí, el brindis suele hacerse con los pies en la arena, y la última noche del año se siente más ligera, como si el océano ayudara a dejar lo que ya no pesa.
En la Riviera Maya, la temporada se celebra entre manglares y constelaciones. The St. Regis Kanai Resort convierte el fin de año en un ritual de lujo: cenas frente al mar con sabores que evocan la tradición, ceremonias de encendido del árbol bajo miles de luces, noches de cine al aire libre y observación de estrellas que conectan con la cosmología maya. Aquí, el bienestar se renueva con tratamientos inspirados en la luna y el Pleiades, mientras la playa elevada y el sonido del Caribe invitan a despedir el año con calma y sofisticación
Así, mientras el país entero encuentra su manera de despedir el año, cada uno de estos destinos ofrece algo más que un plan: ofrece un escenario. Un lugar donde las tradiciones se transforman, donde las familias se reencuentran, donde las parejas se regalan silencios, donde los amigos celebran sin cronómetro y donde cada persona encuentra su propio cierre.
Porque, al final, la temporada festiva no se trata de fechas, cenas o programas: se trata de cómo queremos recordar los últimos días del año. Y en México, hay un lugar perfecto para cada respuesta.
