22 de noviembre de 2024

Relación con Estados Unidos en Materia de Seguridad, Causa en Común

En el marco de la elección presidencial en Estados Unidos, Causa en Común analiza la relación bilateral en materia de seguridad, y evalúa posibles escenarios y consecuencias.

 

Demagogia previa a la llegada al poder

 

Desde que asumió la presidencia, López Obrador ha hecho gala de tener una “buena relación” con Trump, aunque no siempre fue así. La siguiente, es la postura que tuvo como candidato electo con relación a la política del presidente estadounidense:

 

El 20 de enero de 2017, el día que Trump asumió la presidencia, López Obrador señaló durante un mitin que su triunfo significaba en la política exterior de Estados Unidos “una vulgar amenaza a los derechos humanos”[1], por sus planes de construir un muro en la frontera con México.

 

Un mes después, declaró que era necesario “que de inmediato se presente una denuncia en Naciones Unidas contra el Gobierno de Estados Unidos y contra Donald Trump por violación de derechos humanos y por discriminación racial”[2] , haciendo alusión a la declaración del mandatario respecto a los mexicanos, a los migrantes y a que México pagaría por el muro. A los pocos días, López Obrador inició una gira por Estados Unidos, con el objetivo de crear un frente contra la xenofobia en algunas ciudades como Los Ángeles, Laredo, El Paso, San Francisco y Nueva York.

 

Decisiones en el poder: giro de 180 grados

 

López Obrador dio un giro de 180 grados, una vez que inició su mandato: 1) se pasó, de una posición de enfrentamiento, a la subordinación; 2) se vulnera a las Fuerzas Armadas ante el gobierno de Estados Unidos, al colocarlas como principales responsables de la seguridad; y 3) en cuanto a migración, se olvidó de inmediato la política de brazos abiertos, y en cambio se utiliza a las Fuerzas Armadas como fuerza de contención.

 

  1. Subordinación ante Estados Unidos

En materia de seguridad, tradicionalmente México ha destacado el carácter transnacional del crimen organizado, así como la responsabilidad compartida para atacarlo, enfatizando los orígenes y causas de la violencia. Sin embargo, el gobierno estadounidense ha actuado frente a México con amenazas. Tal es el caso de la amenaza para imponer aranceles si México no contenía los flujos migratorios. También cuando Trump afirmó, a finales de 2019, que estaba en marcha el proceso de designación de los cárteles mexicanos como “organizaciones terroristas” [3]; esto, a unas semanas de la masacre de nueve miembros de la familia Le Baron en el estado de Chihuahua. Sin embargo, durante su visita a Estados Unidos en julio, López Obrador le expresó a Trump: «usted no nos ha tratado como colonia; al contrario, ha honrado nuestra condición de nación independiente»[4] .

 

El gobierno estadounidense ha operado algunos de los temas más sensibles en materia de seguridad, como la detención de ex funcionarios, sin que al parecer haya tenido lugar comunicación alguna. No sólo no ha habido mayor reclamo, sino que tampoco se ha mantenido al menos una postura frente a temas que tradicionalmente han sido motivo de fricción. Es el caso del tráfico de armas pues, a pesar de que en 2019 se acordó implementar un operativo para frenar dicho tráfico (“Frozen”), a la fecha, no se conocen las características del operativo, ni mucho menos sus resultados.

 

Programas ya vigentes tampoco parecen tener continuidad. Ejemplo de esto es la “Iniciativa Mérida” que, desde su creación en 2008, solía ser la plataforma de cooperación en materia de seguridad, y que contaba con un fondo por 2.3 mil millones de dólares[5]. López Obrador afirmó, en más de una ocasión, que debería desaparecer[6].  Al parecer, así sucedió.

 

  1. Vulnerabilidad de las Fuerzas Armadas frente a Estados Unidos

El gobierno federal le ha asignado a las Fuerzas Armadas cada vez más responsabilidades y proyectos que corresponden a la esfera civil. En cambio, es notoria la inacción en materia de combate al crimen organizado. Ello podrá ser motivo de fricciones con el gobierno estadounidense. Tomando también en cuenta la detención del ex secretario de la Defensa, por primera vez, se coloca a las Fuerzas Armadas en una línea de confrontación política directa con agencias estadounidenses.

 

  1. Migración

En 2018 comenzó el fenómeno de las caravanas migrantes provenientes del triángulo norte de Centroamérica con el fin de llegar a Estados Unidos a solicitar asilo. Como presidente electo, López Obrador manejó un discurso de apertura de fronteras y de bienvenida para los migrantes centroamericanos, prometiendo que se entregarían visas de trabajo para aquellos que desearan permanecer en el país. Incluso planteó la idea de llevar a cabo un plan de desarrollo regional, lo que generaría un cambio en la relación con los países centroamericanos. Nada de esto se cumplió.

 

Después de la amenaza de Trump ya mencionada, el canciller Marcelo Ebrard anunció el despliegue de la Guardia Nacional en las fronteras sur y norte, como medida de contención para la migración irregular. A diciembre de 2019, ya se contaba con un despliegue de casi 30 mil elementos con funciones de policía migratoria. México pasó, de una tradición histórica de asilo y de refugio, a estación migratoria de Estados Unidos.

 

Consecuencias y escenarios probables

 

Una subordinación general, la desprotección a las Fuerzas Armadas, y la función de “muro” migratorio, colocan al país en una situación, no sólo en la que no parecen funcionar los esquemas tradicionales de cooperación, sino en la que se aceptan sin más intromisiones de agencias estadounidenses. Grave y delicado es un escenario en el que, por una parte, se define no actuar contra el crimen organizado, y en cambio se propician acciones unilaterales, para las cuales no hay disposición ni posibilidad de respuesta.

 

Cualquiera que sea el resultado de la elección, es previsible que el gobierno estadounidense haga manifiesta su preocupación ante la creciente impunidad con la que opera el crimen organizado en México. Será particularmente difícil la interacción entre las Fuerzas Armadas y las agencias estadounidenses, especialmente la DEA, después de la detención del ex secretario, Salvador Cienfuegos. En este contexto, es altamente improbable que prosperen en México las iniciativas para modificar la política antidrogas.

 

Estas preocupaciones sobre seguridad confluirán con otras que también ya han sido claramente expuestas por actores políticos de primer orden, como es el caso con las inversiones en el sector energético. Se trata de temas, seguridad e inversiones, en los que no hay prácticamente diferencia entre ambos partidos políticos en Estados Unidos.

 

A lo anterior, se añade, o más bien se resta, una posición muy debilitada de México en el escenario internacional. Son múltiples los temas y casos en los que el gobierno mexicano se ha retraído, o bien se ha enfrentado con otros Estados, a partir de posicionamientos enteramente ideológicos. Un corolario es la ausencia de aliados y apoyos para defender al país y sus posturas, en momentos de tensión o dificultad con Estados Unidos. Subordinaciones y vulnerabilidades, omisiones y enfrentamientos: mala receta para el país en el ámbito internacional.

 

 

[1] El Sol de México, “Trump es una vulgar amenaza: Esto decía AMLO antes de ser presidente”, 6 de julio de 2020. https://bit.ly/34B9xpZ

[2] López Obrador, “Discurso de López Obrador en Los Ángeles, California”, 12 de febrero de 2017. https://bit.ly/2TzzEHf

[3] Reuters, “Trump says U.S. to designate Mexican drug cartels as terrorists”, 26 de noviembre de 2019. https://reut.rs/3kGTrAA

[4] Heraldo, “López Obrador a Trump: usted no nos ha tratado como una colonia”, 08 de julio de 2020. https://bit.ly/3mwtWCq

[5] Embajada y consulados de Estados Unidos, “Iniciativa Mérida”, https://mx.usembassy.gov/es/our-relationship-es/temas-bilaterales/iniciativa-merida/

[6] Milenio, “¿Qué es la Iniciativa Mérida y por qué quiere desaparecerla AMLO?”, 07 de mayo de 2019. https://bit.ly/31QIsNC

 

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