Observaciones de ONU Mujeres en el Consejo de Seguridad: No hay paz sin protección de las mujeres y las niñas

22 de mayo de 2025.- Hoy me centraré en las formas de violencia de género que con demasiada frecuencia se pasan por alto: la violencia reproductiva, la violencia armada explosiva, el trauma psicológico y los ataques selectivos contra las mujeres en la vida pública, amenazas que las tecnologías digitales facilitan cada vez más.

El 61 % de todas las muertes maternas se producen en tan solo 35 países afectados por conflictos. El año pasado, presenciamos maternidades bombardeadas, suministros médicos bloqueados y recortes masivos de financiación.

En Afganistán, donde el 90% de las mujeres carecen de acceso a servicios de salud esenciales, una mujer muere cada dos horas por complicaciones prevenibles relacionadas con el embarazo. Un tercio ya da a luz sin asistencia médica. Con la prohibición de trabajar y la reducción del acceso a la atención médica, se prevé que la mortalidad materna aumente un 50% para 2026.

En Gaza, más de 28.000 mujeres y niñas han sido asesinadas desde octubre de 2023: un promedio de una mujer y una niña asesinadas cada hora. Decenas de miles han dado a luz bajo bombardeos y asedio, sin anestesia, sin atención posparto ni agua potable, y en estado de desnutrición, desplazadas y traumatizadas.

Estas no son consecuencias naturales de la guerra. Constituyen un patrón de violencia reproductiva. Hoy, insto a que tratemos la violencia reproductiva como una categoría distinta de daño y a que exijamos responsabilidades a los perpetradores.

La violencia deja cicatrices no solo en el cuerpo, sino también en la mente. El trauma se agrava con el tiempo, especialmente cuando se combina con la pérdida, el desplazamiento y el miedo constante. La salud mental no es un lujo; salva vidas.

En Gaza, el 75 por ciento de las mujeres sufren depresión. Las niñas dicen que desearían estar muertas.

En Afganistán, las mujeres hablan de vivir en cárceles.

En Ucrania, la violencia doméstica está en aumento y más de la mitad de las mujeres desplazadas reportan depresión.

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Las mujeres que alzan la voz —periodistas, activistas, políticas— se enfrentan a balas, bombas, amenazas y campañas de desprestigio.

Incluso cuando no son atacadas físicamente, son expulsadas por la violencia digital: deepfakes, acoso y desinformación.

En Ucrania, el 81 % de las mujeres periodistas reportan sufrir abuso en línea.

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«Vengo a ti con tres peticiones:

En primer lugar, el Consejo debe redoblar sus esfuerzos para promover la justicia y la rendición de cuentas en favor de las mujeres y las niñas. Estas atrocidades persisten, en parte, porque se cometen con impunidad.

En segundo lugar, apoyar a las organizaciones de mujeres que están en primera línea. A pesar de todo, las mujeres resisten con valentía, liderazgo y dedicación.

En tercer lugar, reconocer el empoderamiento de las mujeres como estrategia de protección. La protección y la participación van de la mano. El escudo más eficaz que podemos ofrecer a las mujeres y las niñas es su propio poder, su propia voz y su propio liderazgo.

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La declaración completa está disponible aquí .