24 de marzo de 2024

A&E presenta el domingo 30 de septiembre en horario estelar una noche especial para conocer la atrapante historia de vida de ELIZABETH SMART, con el estreno de “El secuestro de Elizabeth Smart”, la autobiografía de la joven que cuenta la historia de su secuestro, luego de haber sido raptada a los 14 años en su casa de Salt Lake City y haber estado durante nueve meses en cautiverio.

 

La autobiografía, de dos partes – que podrán verse en continuado por A&E -, es un exclusivo y conmovedor documental contado en primera persona por Elizabeth Smart 15 años después de haber sido secuestrada el 5 de junio de 2002 por el autoproclamado profeta religioso Brian Mitchell. Por primera vez, Smart cuenta la historia de manera completa de lo que sucedió a partir de aquella noche en la que fue raptada de su hogar mientras dormía en su casa, y el calvario que tuvo que vivir en manos de Mitchell y su mujer Wanda Barzee, donde no sólo estuvo privada de su libertad, sino que se le negó agua y alimentos, fue hostigada, manipulada mentalmente y abusada sexualmente.

 

El documental, incluye el impactante y estremecedor relato de la misma Elizabeth acompañado de imágenes de archivo y reconstrucciones del secuestro y posterior cautiverio de la joven a la edad de 14 años; la atención de los medios nacionales que provocó su misteriosa desaparición y el posterior desenlace el 12 de marzo de 2003, cuando Elizabeth fue encontrada y rescatada con vida en Sandy, Utah.

 

Además de Elizabeth, su propia familia y las autoridades policiales involucrados en el caso reconstruyen este impactante acontecimiento, con detalles íntimos de lo que significaron nueve meses de una intensa y desesperada búsqueda por encontrar a la niña. El documental incluye los conmovedores testimonios de Lois Smart, madre de Elizabeth; Ed Smart, padre de la joven; y cuatro de los cinco hermanos de Elizabeth: Mary Katherine, Charles, Edward Jr. y Andrew. Además, se incluyen los testimonios de los tíos de Elizabeth: Tom Smart y David Smart, y de su prima Olivia Macey, quien intentó ser secuestrada por Mitchell siete semanas después de que Elizabeth fuera raptada, mientras ella estaba en cautiverio.

 

En cuanto a las autoridades y oficiales involucrados en el caso, “El secuestro de Elizabeth Smart” cuenta con entrevistas a los detectives de policía local de South Lake City Cordon Parks, Don Bell y Bill Silver; el investigador principal del caso Cory Lyman; el investigador del FBI Mike Fennerty así como el Agente Especial del FBI Jeffey Ross; los oficiales de policía de Sandy, Utah, Karen Jones, Bill O’Neal y el detective Victor Quezada, sargento de esa unidad, y el psiquiatra Noel Gardner.

 

Además, participan de este documental testigos oculares del caso así como también el propio cuñado del secuestrador Brian Mitchell, Tom Holbrook. Y se suman las voces del periodista de Desert News Lee Benson y el presentador de America’s Most Wanted, John Walsh, programa reconocido a nivel nacional en los Estados Unidos, que realizó un intensivo seguimiento del caso de Elizabeth.

 

“El Secuestro de Elizabeth Smart” es producido por Asylum Entertainment en asociación con Marwar Junction Productions. Los productores ejecutivos de Asylum Entertainment son Steve Michaels y Jonathan Koch junto con David Michaels y los productores ejecutivos de Marwar Junction son Allison Berkley y Joseph Freed. Los productores ejecutivos de A&E son Elaine Frontain Bryant, Amy Savitsky y Brad Abramson.

 

Seguido de “El secuestro de Elizabeth Smart” A&E presentará el especial “Elizabeth Smart responde” donde la sobreviviente del secuestro responde a las preguntas e inquietudes de los televidentes, revelando nuevos detalles sobre sus nueve meses de cautiverio y su recuperación. En una charla guiada por el Dr. Drew Pinsky, reconocido y célebre médico norteamericano, el especialista repasa algunas de las preguntas que distintas personas realizaron especialmente para Elizabeth en las redes sociales.

 

Hacia el final de la entrevista, toma la palabra el padre de Elizabeth, Ed Smart, quien comparte la dura experiencia del secuestro de su hija y que también se somete a las preguntas de la audiencia. En una conmovedora charla, Smart ahonda en la profunda frustración de no poder encontrar a Elizabeth a lo largo de los nueve meses y cómo fue haber sido, a la vez, el sostén del resto de su familia en ese difícil momento.

 

5 de junio de 2002, una fecha inolvidable

 

2 a.m. Elizabeth Smart dormía en su casa de Salt Lake City en la misma habitación que su hermana de nueve años Mary Katherine. En los cuartos restantes, descansaban sus padres, Lois y Ed, y sus hermanos Charles, Edward, Andrew y el más pequeño, William. La familia se reponía de la triste partida del abuelo de Elizabeth, padre de su mamá, quien había fallecido la noche anterior luego de haber luchado contra un tumor cerebral.

 

Tengo un cuchillo en tu cuello. No hagas ruido. Levantate y vení conmigo”, fueron las palabras que despertaron a la joven Elizabeth de 14 años aquella madrugada del 5 de junio de 2002, noche en la que comenzó su terrorífica historia. A partir de ese momento, la niña empezó a vivir lo que pensaba en principio que era una pesadilla, pero que terminaron siendo los nueve meses más terribles e inolvidables de su vida.

 

Elizabeth pudo reconocer a su secuestrador una vez que amaneció ese 5 de junio. Se trataba de aquel hombre a quien habían visto en la calle pidiendo ayuda, a quien la mamá de Elizabeth le había ofrecido dinero y además trabajo. Un hombre que se hizo llamar Emmanuel y que al haber pasado tan sólo un día haciendo tareas en el jardín de la casa de los Smart pudo planificar un secuestro casi perfecto.

 

Elizabeth pasó días enteros sin comer ni tomar agua, siendo abusada mentalmente y sexualmente prácticamente cada jornada en la que tuvo que sobrevivir atada de pies y manos en una carpa en el medio de un campo en las afueras de Salt Lake City. “Terror, aburrimiento y violación son las tres palabras que describen lo que viví con Mitchell, quien me quitó aquella infancia feliz, sana y de protección con la que fui criada hasta antes de mi secuestro”, cuenta Elizabeth.

 

La investigación: de la muerte de un sospechoso que no fue, al recuerdo de la voz del indicado

 

Los detectives de la policía local de South Lake City declaran que las primeras horas tras el secuestro del Elizabeth pensaron que una tragedia había ocurrido en esa casa y que la familia estaba tratando de encubrirlo. “Buscabamos un cadáver escondido por allí”, asegura el investigador Don Bell. Después de haber sometido a la familia a la prueba del polígrafo y de haber realizado una intensa búsqueda por el hogar de los Smart, los detectives descartaron la posibilidad de que los familiares tuvieran algo que ver con la desaparición de Elizabeth. “Aunque algunos de los polígrafos salieron negativos para la familia, en la mayoría de los casos sobre secuestros y homicidios, los familiares fallan en esta prueba porque en alguna parte se sienten culpables del hecho”, añade Bell.

 

Fue entonces que surgió el primer sospechoso para la policía: Richard Ricci, un ex convicto y criminal profesional, que había trabajado en la casa de los Smart un año antes de la desaparición de Elizabeth. El 14 de junio, Ricci fue arrestado por cargos no relacionados que tenían que ver con la violación de la libertad condicional. A pesar de que el único testigo presencial al momento del secuestro, Mary Katherine -hermana de Elizabeth que compartía la habitación la noche del 5 de junio-, describió a la policía que Ricci no era el sospechoso, Richard fue acusado por robo en la casa de los Smart y nunca abandonó la prisión después de su arresto el 14 de junio. El 27 de agosto, Ricci sufrió una aneurisma en la prisión de Utah y falleció posteriormente.

 

Cuatro meses después del secuestro de Elizabeth, sin ningún sospechoso y ninguna pista concreta para las autoridades, Mary Katherine reconoció una voz en su memoria, proporcionándoles a los detectives, de esa manera, el nombre del secuestrador: Emmanuel. A partir de ese momento, la cara de Mitchell recorría los medios a nivel nacional.

 

Del terror a un final feliz: “Porque la vida vale la pena”

En la reconstrucción del caso, Elizabeth describe que además de visitar de manera regular el centro de Salt Lake City junto a sus secuestradores, en una oportunidad se trasladaron a San Diego, California, pasados los cuatro meses de su secuestro. Cinco meses después, Elizabeth cuenta que Mitchell decide trasladarse otra vez y ella lo convence para que regresen a Salt Lake City. Durante ese viaje, Mitchell y Barzee deciden detenerse en Sandy, Utah, donde se bajaron del micro en el que se trasladaban. Fue gracias a una pareja que reconoció en las calles de la pequeña ciudad a “Emmanuel”, cuya imagen habían visto en America’s Most Wanted, programa que siguió la cobertura del caso de Elizabeth desde su secuestro.

 

Elizabeth fue rescatada el 12 de marzo de 2003.  Mitchell y Barzee fueron detenidos esa tarde. Barzee fue acusada de secuestro y abuso sexual agravados, y robo con agravantes. En el año 2004, se la encontró incompetente para enfrentar un juicio y, posteriormente, fue enviada al hospital estatal de Utah para su posterior revisión. Cinco años después, Barzee se declaró culpable y mentalmente enferma en el tribunal estatal por el intento de secuestro de la prima de Smart, Olivia Macey y fue sentenciada a hasta 15 años de prisión.Por su parte, debido a las demoras y las distintas evaluaciones mentales, el caso de Brian Mitchell estuvo casi ocho años hasta llegar a juicio, que finalmente comenzó el 8 de noviembre de 2010. En 2011, Mitchell fue condenado a cadena perpetua sin posibilidad de obtener la libertad condicional.

 

Actualmente, Elizabeth Smart tiene 30 años, está casada con Matthew Gilmour y tiene dos hijos. En 2011, creó la Fundación Elizabeth Smart, que provee recursos para la recuperación, defensa y prevención a víctimas de secuestro, abuso y violación y para sus familias. Además, a través de distintos foros, ofrecen charlas en universidades y escuelas de los Estados Unidos. “Soy una sobreviviente. Hice lo que tuve que hacer para sobrevivir”, cuenta Elizabeth. Y concluye: “Una de las mayores razones por las cuales quiero compartir mi historia de esta manera es porque conocí a tantos otros sobrevivientes y víctimas que no pueden compartir la propia. Quiero que sepan que no están solos, que la vida puede ser maravillosa y que no importa lo que pase, la vida vale la pena”.

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