Murió Francisco Toledo, uno de los artistas mexicanos más destacados, a los 79 años
Una de las últimas obras visibles de Toledo son las vallas que adornan el exterior del Nuevo Estadio Alfredo Harp Helú
Francisco Toledo, destacado artista plástico oaxaqueño, falleció este jueves 5 de septiembre a los 79 años.
Toledo es considerado uno de los más relevantes artistas del país, y cuenta además con gran reconocimiento a nivel internacional.
“Nació en Juchitán, Oaxaca, rodeado de escenas de un México que ya no es, en el que el zapoteco hablado se escuchaba en todas partes, los trajes y fiestas se visualizaban con esplendor y, según él mismo explica, los pueblos indígenas tenían cierta autonomía”, refirió la Secretaría de Cultura sobre su vida.
De acuerdo con información de sus familiares, Francisco Toledo murió a causa del cáncer de pulmón que padecía desde hace varios años.
En los últimos días estuvo hospitalizado en la Ciudad de México, pero cuando su salud empeoró, decidió pasar sus últimos momentos en su tierra natal: Juchitán, Oaxaca.
Fue trasladado en avioneta desde la capital del país hasta el lugar que lo vió nacer y allí murió la tarde de este jueves rodeado de sus seres queridos y de los paisajes que defendió hasta la muerte.
Quién fue Francisco Toledo
Francisco Benjamín López Toledo nació el 17 de julio de 1940 y desde muy pequeño, en la década de los 50, comenzó su formación como artista plástico en el taller de grabado de Arturo García Bustos, su primer mentor.
Posteriormente ingresó al Taller Libre de Grabado de la Escuela de Diseño y Artesanías, del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), en la ciudad de México y fue gracias a ese importante paso que en 1959 logró exhibir sus obras en la Galería Antonio Souza y en el Fort Worth Center, en Texas.
Su éxito fue tal, que en 1960 su obra llegó a Europa y decidió estudiar en aquél continente para seguir perfeccionando su técnica.
Su carrera la desarrolló entre la Ciudad de México, Cuernavaca, Nueva York, Barcelona y Oaxaca. Siempre Oaxaca.
El artista oaxaqueño dedicó su vida a promover y difundir la cultura y las artes de su estado natal, es por eso que fundó Ediciones Toledo, que en 1983 publicó el primer libro.
En 1988 creó el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), el cual ha sido una parte fundamental para el desarrollo artístico y cultural de su estado.
Sus obras se pueden apreciar en los Museos de Arte Moderno de México, París, Nueva York y Filadelfia, en la New York Public Library, la Tate Gallery de Londres y la Kunstnaneshus de Oslo, entre otros.
Su obra pública más reciente fueron las vallas que decoran el exterior del estadio Alfredo Harp Helú, en la Ciudad de México.
Además del arte y la cultura, Toledo también fue un defensor de la tierra que participó activamente en protestas y movimientos sociales.
Una de estas batallas que libró codo a codo con los oaxaqueños fue la defensa del Cerro del Fortín, el cual pretendía ser convertido en un estacionamiento.
Toledo encabezó campañas de información y protestas contra las autoridades para que echaran atrás ese proyecto y, en lugar de eso, reforestarán el cerro.
En sus actos recibió golpes, empujones y amenazas, pero nada logró amedrentarlo e incluso llegó a faltar a homenajes por estar en guardia cuidando que las maquinarias no iniciaran trabajos en el cerro.
Sin lugar a dudas, Francisco Toledo deja una huella imborrable en el arte mexicano y también en Oaxaca y todas las personas que convivieron con él. Descanse en paz.