27 de abril de 2024

Mientras acompañaba a un grupo de científicos y de periodistas de ciencia en el estudio de la tortuga del desierto, allá por el Bolsón de Mapimí, una reserva de la biósfera entre los estados de Durango, Chihuahua y Coahuila, Mónica Lavín descubrió su verdadera vocación.

 

Recién acababa de culminar su formación de bióloga y trabaja en el Instituto Nacional de Biología, hoy Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático. “Allí fue mi punto de quiebre”, en un atardecer verdoso, a como sólo suelen observarse en los desiertos del norte, desvela la escritora y periodista mexicana.

 

La autora de novelas como “Café cortado” –por la que ganó el Premio Narrativa de Colima 2001– o “Yo, la peor”, una obra definitiva sobre sor Juana Inés de la Cruz que le mereció el Premio Iberoamericano de Novela ‘Elena Poniatowska 2010’, cautiva con su plática, embelesa, aviva al máximo los sentidos.

 

Recuerda que una simple pregunta la cimbró a sus apenas 25 años de vida. ¿De qué te vas arrepentir cuando tengas 40 años?, le lanzó una periodista científica en esa incursión, a la que, según cuenta, acudió como traductora.

 

¿De qué me arrepentiría? –Pues de no haber escrito, se pregunta y se responde ella misma. Y así inicia su largo recorrido como escritora de cuentos y de novelas a lo largo de más de tres décadas, el cual incluye un amplio repaso por sus ilusiones, sus pensamientos, sus inquietudes y sus retos.

 

En la tercera jornada de la Feria Internacional de la Lectura y el Libro (FILELI) Tabasco 2019, organizada por el Gobierno de Tabasco a través de la Secretaría de Cultura, Mónica Lavín sostiene un encuentro con sus lectores, con la comunidad cultural local y nacional, pero también con estudiantes que buscan incursionar en el mundo de las letras.

 

Recapitula que, a su regreso de ese viaje científico, cambió toda su vida. “Renuncié al Instituto de Biología y a una beca en el extranjero; busqué un trabajo en una revista para niños llamada Chispas y allí empezó mi camino rumbo a la escritura, en pos de creerme escritora”, señala.

 

Tomada esa decisión, repasa que fue en ese momento cuando empezó a trabajar sus primeros cuentos con el firme propósito de publicar su primer libro. “Eso quería hacer, eso me confirmaba que yo era escritora, y desde allí supe que no iba a parar en la idea de perseguir mis proyectos de escritura”, se sincera.

 

‘Empecé como cuentista’

 

En su amplio conversatorio “Cómo escribo”, ofrecido este jueves en el salón José Gorostiza –uno de los cinco escenarios habilitados en el marco de la fiesta de las letras–, Mónica Lavín afirma que ella empezó como ‘cuentista’, porque el cuento es un género donde la ciencia y la literatura se encuentran.

 

“Me parece algo muy equilibrado, donde no debe faltar nada; es como las ecuaciones”, dice haciendo la similitud. “Es muy ajustado, no debe sobrar, no debe faltar, es un enfoque donde se elige qué contar, es muy incisivo”, describe, aunque acepta que el cuento tiene menos lectores que la novela, pero eso no le incomoda: “siempre escribo cuentos aunque esté escribiendo novela”, revela.

 

En el largo recorrido por su carrera de escritora, evoca que inició su formación como cuentista en un taller con el escritor argentino Mempo Giardinelli, y a más de tres décadas de eso, acepta que cada nuevo libro aún la sigue poniendo a prueba.

 

Sin embargo, confiesa, ello le ha permitido tener muy claro por qué no continuó en la especialidad de biología.

 

“Escribir me permite ser todos esos personajes que no podría ser en la vida real o estar en esas circunstancias para las cuales tengo preguntas y para las cuales tengo que encontrar las respuestas o aproximarse a algo, es como una mirada a través de contar historias. La narrativa es mi horma”, se describe.

 

Y así, por espacio de más de una hora, Mónica Lavín sostiene una conversación con sus seguidores, que también le preguntan sobre el oficio, pero también sobre los retos, inconvenientes y principales dificultades para ser escritor. Al final, todos se quedan con una idea grabada en la mente.

 

“Lo mejor que le puede pasar a un escritor es que lo lean”, puntualiza Lavín, quien cierra el ejercicio literario valorando la organización de la FILELI Tabasco 2019, porque, concluye, “acerca a los lectores con los escritores; nos da la oportunidad de conversar con ustedes y comentar sobre esa cocina de la escritura”

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