OPINIÓN | Coronavirus: su impacto en el detrimento de la salud social
El coronavirus golpea tres veces a las mujeres: por la salud, por la violencia doméstica y por cuidar de los otros.
Para frenar la pandemia de coronavirus debemos cambiar diametralmente nuestra forma de hacer casi todo: cómo trabajamos, hacemos deporte, salimos, compramos, controlamos nuestra salud, educamos hijos y cuidamos a la familia.
Todos queremos volver a la normalidad lo más rápido posible, pero parece que la mayoría de nosotros todavía no somos conscientes de que nada volverá a la normalidad después de unas semanas, ni siquiera de unos meses.
Por fin se ha alcanzado un consenso sobre el hecho de que cada país debe «aplanar la curva de contagio». Todas las naciones están imponiendo el aislamiento social para frenar la propagación del virus y lograr que el número de personas enfermas no provoque un colapso de los sistemas sanitarios.
Eso significa que la pandemia debe avanzar a un ritmo más lento hasta que suficientes personas se hayan contagiado para lograr la inmunidad de grupo o hasta que se descubra una vacuna.
Sin embargo, el problema no termina aquí. Mientras haya una sola persona en el mundo con el virus, los brotes pueden y seguirán ocurriendo. Parece ser que va a ser necesario imponer medidas de aislamiento social extremas cuando los ingresos a los hospitales se incrementen más allá de cierto nivel aún por determinarse.
¿Qué es el aislamiento social? «Reducir el contacto fuera del hogar, en la escuela o en el lugar de trabajo en un 75 %», de acuerdo con Gideon Lichfield, editor de la revista Technology Review, vinculada al Massachusetts Institute of Technology (MIT).
Según esta definición, los investigadores concluyen que el alejamiento social y el cierre de escuelas deberían producirse aproximadamente dos tercios del tiempo, medida extrema y difícilmente sustentable por un periodo largo de tiempo.
Es importante señalar que lo que hoy vivimos no es un cambio temporal de actividades, sino que se trata del inicio de una nueva forma de vida, distinta y a la cual nos acostumbraremos. Y aquí es donde debemos reflexionar sobre el otro tipo de enfermedades graves que se producen desde la perspectiva de la salud social y se refleja a través de las violencias y el miedo en las relaciones de las personas.
Hoy, víctimas y victimarios se ven obligados a convivir más.
Por ejemplo, «es muy probable que aumenten las tasas de violencia doméstica generalizada, como ya sugieren los informes iniciales de la policía y la línea de ayuda directa. Para demasiadas mujeres, niñas y niños, el hogar puede ser un lugar de miedo y abuso. Esa situación empeora considerablemente en casos de aislamiento, como los bloqueos impuestos durante la pandemia del COVID-19”, advirtió la relatora especial de la ONU sobre la violencia contra la mujer, Dubravka Simonovic.
Según datos del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), las mujeres sufren más violencia hoy, ya que “se ha interrumpido gravemente el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva y ha obstaculizado la capacidad de las autoridades para responder a la violencia de género, en un momento en que las mujeres y las niñas necesitan más estos servicios… El coronavirus golpea tres veces a las mujeres: por la salud, por la violencia doméstica y por cuidar de los otros.”
Además, se generarán graves tensiones por los padres que tienen que apoyar en el proceso de educación académica de los hijos en casa; en las personas que cuidan a sus familiares de edad avanzada, de las personas de ambos sexos que viven en relaciones codependientes y violentas, así como de cualquier persona o grupo de personas sin ahorros para lidiar con los cambios en sus ingresos.
Ante este panorama, tendremos que adaptarnos. Habrá oportunidades de nuevos servicios y también se verá el cambio en hábitos de nuestras vidas: menos viajes, más cadenas de suministro locales, más paseos y ciclismo, más convivencia familiar; así como mayor incertidumbre y miedo ante la paralización de empresas y las acciones propias de la vida cotidiana.
Entonces, ¿cómo podremos vivir en este nuevo paradigma de las relaciones que conforman el tejido social?
Seguramente, al final recuperaremos entre todos la capacidad de socializar de manera segura con el desarrollo de formas más sofisticadas de identificación y control. Nos adaptaremos y aceptaremos nuevas medidas, de la misma forma que nos hemos acostumbrado a los cada vez más estrictos controles de seguridad, sanidad y respeto hacia los demás.
Esta etapa de crisis es también nuestra oportunidad de rescatarnos como sociedad, logrando establecer un nuevo paradigma de interacción para reconstruir el tejido social.
Hoy, el reto más importante es trabajar y estar unidos en la distancia para lograr tener una óptima salud social.
- Mercedes Escudero Carmona es originaria del Distrito Federal y reconocida como una de Los 300 Líderes más Influyentes de México en 2017, 2018 y 2019.
Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la FCPyS de la UNAM; con Maestría en Comunicación y especialización en comunicación política e institucional, por la Universidad Iberoamericana.
Actualmente, es Presidente de la organización CPTED (Crime Prevention Through Environmental Design) Capítulo México de la Internacional CPTED Association (ICA), además de desempeñarse como Investigadora y Directora General del Centro de Estudios en Seguridad Ciudadana y Humana SC.