18 de abril de 2024

OPINIÓN | Coronavirus y la invisibilización de la violencia

Es preocupante que no haya acciones contundentes que busquen solucionar el aumento en la violencia contra las mujeres y que, además, el presidente trate de minimizar la problemática

Coronavirus y la invisibilización de la violencia

Coronavirus y la invisibilización de la violencia. Foto: Índice Político

Ante la pandemia por el COVID-19, las medidas de distanciamiento social y la suspensión de las actividades no esenciales han supuesto un enorme esfuerzo por parte de la gente para permanecer en casa, pero esto ha generado otra crisis de salud social: la violencia.

A pesar de que el presidente de la República asegura que “no tiene reportes de un aumento en las agresiones”, en días pasados la Secretaría de Gobernación, con base en los reportes de los estados sobre las llamadas de emergencia al 911, señaló que la violencia intrafamiliar presenta incrementos entre 30 y 100 por ciento en el marco de las medidas de aislamiento provocadas por la emergencia sanitaria del coronavirus.

A través de las llamadas al 911 también se reporta un incremento del 23 por ciento, de acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), que registraron 52 mil 858 llamadas durante febrero, y para marzo la cifra subió a 64 mil 858, y se advierten: la combinación de violencia y el consumo de alcohol, así como la frustración sobre la situación económica y laboral ante la incertidumbre que se vive, deriva en violencia física.

Durante la Sexta Reunión de Estrategias contra las Violencias de Género para la implementación de acciones con perspectiva de género en medio de la emergencia nacional por el coronavirus, que se realizó con representantes estatales y la Secretaría de Gobernación (mediante videollamada), el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México señaló que:

“Desde la declaratoria de emergencia y confinamiento para evitar contagios y hasta el 16 de abril, la violencia contra mujeres y menores de edad dentro de los hogares aumentó en 120 por ciento; 9 de cada 10 personas que son violentadas en el hogar son de mujeres, y una de cada cuatro es testigo de otras mujeres violentadas. El 66 por ciento es por violencia física y 22 por ciento por violencia psicoemocional.”

Si bien es preocupante observar que no hay coordinación entre las instancias gubernamentales federales en cuanto a la información que se da a la ciudadanía, más preocupante es que no haya acciones contundentes que busquen controlar y solucionar esta problemática, pero además se trate de minimizar.

Por otra parte, el Secretario General de la ONU, António Guterres, aseguró que hay información que: “muestra que el COVID-19 podría revertir los limitados avances que se han logrado en materia de igualdad de género y derechos de las mujeres, y se recomiendan métodos para que el liderazgo y las contribuciones de las mujeres se sitúen en el punto central de la resiliencia y la recuperación»

«Cerca del 60 % de las mujeres de todo el mundo trabajan en la economía informal, ganan menos, ahorran menos y corren un mayor riesgo de caer en la pobreza.”

La ONU demostró con estudios que durante 2019 una de cada cinco mujeres de todo el mundo fue víctima de la violencia y hoy esas mujeres están conviviendo en casa con sus maltratadores.

De ahí, que varias organizaciones de la sociedad civil nacionales e internacionales, así como la misma ONU, hacen el llamado urgente para que los gobiernos tomen medidas para proteger a las mujeres y ampliar los servicios de apoyo.

Ante el incremento real de casos de violencias en los hogares, sabemos que a mayor tiempo de convivencia mayor situación de estrés y conflictos se generarán.

Debemos entender que el COVID-19 no sólo significa una problemática y desafío de los sistemas de salud pública en México y en el mundo, sino que está a prueba la humanidad que tenemos como individuos y como sociedad.

Sus repercusiones sociales y económicas exigen una respuesta tanto de los gobiernos como de las personas para hacer frente a lo que falta por vivir. Las políticas públicas deben actualizarse considerando las distintas desigualdades y grados de vulnerabilidad.

Ya basta de seguir repitiendo, una y otra vez, las políticas públicas que no han logrado ni la reconciliación social, ni el desarrollo económico, y que sólo hacen más evidentes las brechas de la inequidad, el incremento de la frustración y enojo, que han generado más violencia y distanciamiento.

Aquí es dónde debemos preguntarnos: ¿Qué seremos capaces de hacer para la recuperación como país?

El estado de derecho y la justicia no se suspenden en tiempo de pandemias. Las acciones por la seguridad humana nunca se posponen ni prescriben tampoco.


Mercedes Escudero Carmona es originaria del Distrito Federal y reconocida como una de Los 300 Líderes más Influyentes de México en 2017, 2018 y 2019.

Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la FCPyS de la UNAM; con Maestría en Comunicación y especialización en comunicación política e institucional, por la Universidad Iberoamericana.

Actualmente, es Presidente de la organización CPTED (Crime Prevention Through Environmental Design) Capítulo México de la Internacional CPTED Association (ICA), además de desempeñarse como Investigadora y Directora General del Centro de Estudios en Seguridad Ciudadana y Humana SC.

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