21 de diciembre de 2024

OPINIÓN – Coronavirus, “como anillo al dedo” en seguridad

Gracias a la pandemia los delitos disminuyeron significativamente a partir de abril, primer mes de encierro; pero en julio, con el desconfinamiento, la incidencia delictiva repuntó

Coronavirus, “como anillo al dedo” en seguridad

Foto: Jesús Quintanar/Milenio

En el 2° Informe de Gobierno 2019-2020 que el titular del ejecutivo federal leyó el día de ayer desde Palacio Nacional, destacó que la incidencia delictiva a nivel nacional disminuyó un 30% de noviembre de 2018 a la fecha y que solo solo el homicidio doloso y la extorsión se han incrementado en 7.9% y 12.7%, respectivamente.

Lo que no dijo fue que este descenso obedeció al confinamiento de las personas durante más de 4 meses y el cierre de negocios, escuelas y centros nocturnos durante el mismo lapso obligado por la pandemia, es decir, que el coronavirus le vino “como anillo al dedo” en materia de seguridad y trajo consigo un descenso en los delitos totales del orden del 34% entre los meses de marzo y abril.

Esta misma narrativa prevaleció durante las reuniones del Gabinete de seguridad del gobierno federal encabezadas por el presidente de la República durante sus giras por el interior del país, en las que gobernadores y alcaldes tampoco repararon en señalar que la disminución se debió la parálisis de la actividad económica y la ausencia de potenciales víctimas en la calle y espacios públicos, sino que derivó de la excelente coordinación entre los tres niveles de gobierno.

Dicho de una manera más clara, gracias a la pandemia los delitos disminuyeron significativamente a partir del primer mes de encierro (abril) y este comportamiento se extendió hasta junio del año en curso, puesto que en julio la incidencia delictiva repuntó sensiblemente respecto de abril, mayo y junio.

De hecho, abril registró el mayor descenso en los delitos totales a nivel nacional con 34% respecto de marzo, algo jamás visto desde 1997, cuando comenzó a registrarse la incidencia delictiva en forma mensual por parte del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP).

En ese lapso todas las entidades federativas registraron un descenso significativo, lo que confirma una relación causal positiva entre la movilidad de las personas y la incidencia de delitos, es decir que si disminuye la primera variable también disminuye la segunda y viceversa, en particular el robo en sus diversas modalidades y en general los delitos patrimoniales.

Es decir, durante el primer mes de confinamiento no hubo mucho que robar ya que la gente no salió a trabajar ni a dejar a los niños a la escuela y tampoco se subió al transporte público, además casi todos los negocios cerraron (varios de ellos quebraron), la mayoría de las casas se quedaron llenas y los vehículos dejaron de circular.

Por si fuera poco, más de un millón de personas perdieron su empleo formal, mientras que un número cercano a los 10 millones vieron afectados sus ingresos por estar inmersos en la economía informal, por lo que dejaron de ser potenciales víctimas de robo.

En este contexto entidades como Tabasco y Quintana Roo disminuyeron sus delitos totales en más del 50% entre marzo y abril, mientras que Yucatán lo hizo en 49%.

En concordancia con la tesis anterior, en la medida que las personas fueron saliendo del confinamiento, los delitos comenzaron a repuntar a tal grado que para el mes de julio en 26 de las 32 entidades se incrementó la incidencia delictiva y solo 6 de ellas mostraron un marginal descenso, incluso 4 de esas 26 rebasaron sus cifras de marzo, siendo estas Coahuila, San Luis Potosí, Sonora y Tlaxcala.

Cabe subrayar que el descenso de abril fue tan pronunciado que la mayoría de los estados aún les alcanza para presumir que los delitos totales disminuyeron en comparación con el mismo periodo del año pasado y mejor aún, respecto de los primeros 3 meses de 2020.

El único delito que no disminuyó en la misma proporción que los demás durante los 4 meses más agudos de la pandemia (abril-julio) fue el homicidio doloso, ya que entre abril y mayo al menos 12 estados registraron un incremento marginal y fue en julio cuando el delito repuntó en 21 entidades federativas.

De ahí que el discurso de las más recientes conferencias mañaneras fuera de Palacio Nacional y del propio 2° Informe de Gobierno sea que en materia de seguridad las cosas van bien, excepto el homicidio doloso y la extorsión, lo cual es relativamente cierto ya que hay delitos que se incrementaron como la violencia familiar.

En cuanto al homicidio doloso, este sigue incrementándose en forma sostenida y no como lo prometió el hoy Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana hace 24 meses (“El País”, España, 9 de agosto 2018), en el sentido de que en 3 años disminuirá a tasa promedio por cada 100 mil habitantes de los países de la OCDE, que es de 3.7 casos, muy distante de los 26.7 casos que registró el país en 2019. Además, se comprometió que en 6 años entregará un país en paz, cualquier cosa que eso signifique.

Un dato menos alentador es que la tasa acumulada al mes de agosto del 2020 es de 18 casos, aún tomando como base la cifra preliminar del último mes (2,524 víctimas de homicidio doloso), ya que de continuar con esta tendencia al cierre de año se podría alcanzar una tasa de 27 casos por cada 100 mil habitantes.

Peor es la cifra absoluta de homicidios dolosos registrados de diciembre de 2018 al 31 de agosto del 2020, que asciende a 60 mil 293 casos, superior en casi 100% a los registrados en el mismo lapso del sexenio de Enrique Peña Nieto y más de 200% que los contabilizados en la administración de Felipe Calderón, como lo referí en este mismo espacio la semana pasada, es decir estábamos mejor cuando el discurso de quienes hoy gobiernan decía que estábamos peor.

De cualquier manera, el coronavirus les vino “como anillo al dedo”, ya que los delitos patrimoniales efectivamente disminuyeron con su ayuda y no como resultado de la coordinación, que solo existe en el discurso.


Facundo Rosas realizó sus estudios de Ingeniería en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), donde fue condecorado con la “Medalla al Mérito Universitario”;  cuenta con Maestrías en Administración y en Seguridad Pública y Derechos Humanos.

Facundo Rosas
Ingeniero Facundo Rosas
Su trayectoria incluye el haber sido Director General de Terrorismo de la Policía Federal Preventiva (PFP), Director General de Análisis Táctico de la Agencia Federal de Investigación (AFI), Coordinador de Inteligencia para la Prevención de la PFP, Subsecretario de Estrategia e Inteligencia Policial de la SSP Federal, Subsecretario de Prevención, Vinculación y Derechos Humanos de la SSP Federal, entre otros cargos.

Entre marzo de 2010 y febrero de 2012 atendió directamente la problemática de violencia en Ciudad Juárez, Chihuahua en el marco de la Estrategia “Todos Somos Juárez”.

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