21 de noviembre de 2024

OPINIÓN | Exceso de mortalidad, repunte y rebrote

No puede haber rebrote donde las cifras diarias nunca se acercaron a cero, más bien es un repunte que amenaza con retornar a los niveles más altos

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Hace cuatro meses, con cifras correspondientes a los meses de marzo a junio y con solo 20 estados del país, el exceso de mortalidad ascendía a 71 mil 315 personas fallecidas, cifra en la cual se incluían las 27 mil 769 que perdieron la vida por Covid-19 con prueba confirmatoria.

Tres meses después, con datos de enero al 26 de septiembre del 2020 y con todas las entidades federativas, el exceso de mortalidad ascendió a 193 mil 170 decesos.

Esta cifra resulta de restar los 524 mil 920 fallecimientos esperados (con base en las estadísticas de 2015 a 2018) de los 718 mil 090 fallecimientos ocurridos, obteniéndose que una diferencia de 36.8 por ciento, que corresponde al exceso de mortalidad.

Ahora bien, de estas 193 mil 170 personas fallecidas a nivel nacional, solo 139 mil 153 fueron atribuibles a causas asociadas a la Covid-19, equivalentes al 72 por ciento.

Lo que no se precisó es si en los 193 mil 170 decesos fueron incluidas las 76 mil 243 personas fallecidas al corte del 26 de septiembre con prueba confirmatoria, que es como se medía la estadística oficial antes del 5 de octubre, cuando cambió la metodología y se sumaron aquellas personas que durante los últimos 14 días tuvieron contacto con un enfermo de Covid-19, incluso si perdieron la vida por esta razón.

Si bien no todo el exceso de mortalidad es atribuible al coronavirus, sí constituye la mayor causa de muerte de este segmento, debido particularmente a la existencia de comorbilidades como diabetes, hipertensión y obesidad, así como cáncer y males de tipo intestinal.

La cifra acumulada al 26 de septiembre confirma que el factor por el que se debería multiplicar el número de personas fallecidas por coronavirus registradas para estimar el dato más cercano a la realidad sigue siendo cercano a 2.6, similar al que se manejaba en julio pasado.

De cualquier manera, la estadística que maneja todos los días la autoridad federal como oficial, tampoco refleja la realidad y se debe, entre otras cosas, a que el nivel de positividad no baja del 40 por ciento, lo que indica que muchas personas han enfermado y jamás se han hecho una prueba, por la razón que sea.

Seguir presumiendo que se tienen disponibles más de la mitad de camas generales y con ventilador como indicador de eficiencia en contra de la pandemia no sirve de mucho, ya que la gente seguirá asumiendo el riesgo de quedarse en su casa aunque presente síntomas, máxime si 1 de cada 3 contagiados muere cuando es atendido en hospitales públicos y que 8 de cada 10 intubados pierden la vida en dichos nosocomios.

Al cierre del día de ayer, el porcentaje de camas generales desocupadas a nivel nacional era de 68 por ciento, mientras que las camas con ventilador eran del 74 por ciento y sobre este indicador se construye la narrativa de que vamos bien y que hemos domado la pandemia.

Sobre este tema en particular, de acuerdo con fuentes consultadas por el autor de esta columna, la instrucción al personal que atiende algunos hospitales en la Ciudad de México es que no se utilice la mitad de las camas disponibles, aunque la gente siga llegando, finalmente quién les manda haber descuidado las medidas de prevención, algo así como un “tenga para que aprendan”.

Lo anterior, independientemente de que durante los últimos días más personas están acudiendo a los hospitales capitalinos en busca de atención médica, algo que podría denominarse como repunte más que rebrote, porque para que haya rebrote primero tuvo que haber disminuido el número de contagios y fallecimientos hasta cifras cercanas a cero, lo cual en México no sucedió.

De hecho, lo más cercano a cero desde el mes de junio a la fecha han sido el lunes 21 de septiembre con 2 mil 917 contagios confirmados y el domingo 18 de octubre con 108 decesos.

En contraparte, ayer se rebasaron los 900 mil contagios acumulados y se alcanzaron casi los 90 mil decesos.

Dicho en otras palabras, no puede haber rebrote donde las cifras diarias nunca se acercaron a cero, más bien es un repunte que amenaza con retornar a los niveles más altos luego de que los controles se relajaran, tanto a nivel nacional como en la CDMX, donde por más que se diga que estamos en semáforo naranja con alerta, la realidad es que nunca hemos salido del rojo, pero decirlo así no es políticamente correcto, como tampoco lo es insistir en que la pandemia ha sido domada o que volveremos a confinarnos cuando nunca lo hemos estado del todo y de ahí el repunte.

Tan esta en rojo la capital del país que ayer mismo la jefa de Gobierno informó que salió positiva a la prueba de Covid-19 que se realiza de manera frecuente y peor aún, estuvo relativamente cerca del jefe del ejecutivo federal.

Esa es la dimensión del problema por más que quiera soslayarse y es un indicador de que el coronavirus no se ha ido, sino por el contrario comienza a ganar terreno nuevamente.

Lo único que sí ha bajado sensiblemente es la incidencia delictiva a nivel nacional, resultado del confinamiento de las personas en sus casas por la crisis sanitaria, además de que no hay suficientes víctimas en la calle y de que la gente no acude a denunciar, ya que las Agencias del Ministerio Público aún no operan a toda su capacidad.

No obstante, el número de víctimas de homicidio doloso durante la presente administración ya asciende a 65 mil 862 y a esta cifra habría que agregar los 89 mil 814 decesos por Covid-19, para totalizar en 155 mil 676 el número de personas que han perdido la vida en casi 23 meses de gobierno de la 4T.


Facundo Rosas realizó sus estudios de Ingeniería en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), donde fue condecorado con la “Medalla al Mérito Universitario”;  cuenta con Maestrías en Administración y en Seguridad Pública y Derechos Humanos.

Facundo Rosas

Su trayectoria incluye el haber sido Director General de Terrorismo de la Policía Federal Preventiva (PFP), Director General de Análisis Táctico de la Agencia Federal de Investigación (AFI), Coordinador de Inteligencia para la Prevención de la PFP, Subsecretario de Estrategia e Inteligencia Policial de la SSP Federal, Subsecretario de Prevención, Vinculación y Derechos Humanos de la SSP Federal, entre otros cargos.

Entre marzo de 2010 y febrero de 2012 atendió directamente la problemática de violencia en Ciudad Juárez, Chihuahua en el marco de la Estrategia “Todos Somos Juárez”.

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