OPINIÓN | Del «fue un accidente» al «fue una reacción errónea»
¿Dónde están los abrazos que el gobierno de la 4T prometió dar a todos para pacificar al país, incluidos los delincuentes, antes que “agarrarlos” a balazos?
El pasado 9 de septiembre de 2020 en Delicias, Chihuahua efectivos militares comisionados a la Guardia Nacional dispararon por la espalda en contra de una activista y su esposo, quienes venían de una manifestación en la presa «La Boquilla» y viajaban en una camioneta, falleciendo en el lugar de los hechos Jessica Silva y resultando lesionado de gravedad su pareja.
En aquella ocasión, el comandante de la GN señaló primero que las víctimas agredieron al personal con armas de fuego; sin embargo, cuando dicha versión se quedó sin sustento argumentó que se trató de “un desgraciado y lamentable accidente».
El 29 de marzo del año en curso en el municipio de Mazapa de Madero, Chiapas efectivos militares que mantenían un retén para evitar el ingreso de migrantes centroamericanos a territorio mexicano dispararon en contra de los ocupantes de una camioneta en la que viajaban tres personas, falleciendo una de ellas en el lugar de los hechos.
En esta ocasión, tras una serie de versiones de que los ocupantes del vehículo agredieron con un arma de fuego a los elementos castrenses, finalmente el titular de la Secretaría de la Defensa Nacional aceptó que personal bajo su mando sí efectuó disparos pero se trató de «una reacción errónea».
Total que en ninguno de los casos hubo aceptación inmediata de que los efectivos militares hubieran disparado y asesinado a personas indefensas, porque esa es la palabra correcta, asesinaron a los ocupantes de los vehículos antes mencionados, pese a que evidencias había de sobra.
Peor aún, tras estos lamentables acontecimientos los diversos grupos y personas que en sexenios pasados exigían la destitución de los mandos superiores y titulares de las dependencias encargadas de la seguridad, han «callado como momias» o escondido la cabeza como avestruz, mientras que la oposición de hoy apenas si alcanza a articular algunas palabras de rechazo ante el temor de ser aplastada por el poder absoluto durante alguna conferencia «mañanera».
Para no parecer omisos, los mandos superiores de dichas dependencias han trasladado la responsabilidad de los homicidios a los elementos de tropa, a quienes han encarcelado y procesado con el argumento de que cometieron errores, igual que en el pasado, pero antes exigían las “cabezas” de los altos mandos y hoy no pasa nada.
Bien refiere el dicho que “al perro más flaco se le cargan las pulgas”, mejor aún y como dice la tropa dentro del ejército a la que que no le tocan grados ni comisiones con viáticos, solo trabajo y más trabajo: “ni un cinta ni un comisión ni un coca, puro ti toca y ti toca”
En la misma tesitura, la propia Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) se nota temerosa de emitir una Recomendación por Violación Grave de los derechos humanos de las víctimas para no lastimar a las instituciones, como sí sucedía en sexenios anteriores y si no eran aceptadas sus titulares eran llamados de inmediato a comparecer ante el congreso, llegando incluso a la denostación por parte de los que en la actualidad permanecen mudos desde el poder legislativo y ejecutivo.
Será que este tipo de agresiones ya no son tan graves como antes y a pesar de que se presentan en coyunturas como la del Informe Trimestral de gobierno del López Obrador, ¿no merecen ni una cita o palabras de aliento para los deudos? y en vez de ello son detenidos sus familiares para que la ciudadanía vea que también estaban relacionadas con algún ilícito, como sucedió con la expareja de Victoria “N”, asesinada en Tulum por policías municipales.
No cabe duda de que hemos perdido la capacidad de asombro ante la muerte, incluidos los homicidios dolosos cometidos por elementos castrenses que no se mandan solos y que cada vez son más frecuentes.
Una duda final, ¿dónde están los abrazos que el gobierno de la 4T prometió dar a todos para pacificar al país, incluidos los delincuentes, antes que “agarrarlos” a balazos? ¿No será que ya cambió el orden de los factores y en vez de «abrazos, no balazos» ahora primero se les da de balazos y si sobreviven entonces se les dan abrazos?
Ojalá que los máximos responsables de las dependencias federales tengan la dignidad y el valor, ya no de renunciar porque eso jamás lo va a permitir el titular de ejecutivo federal, por lo menos de reconocer que han cometido errores y no están a la altura de las circunstancias, antes de buscar una excusa para no llamarle a las cosas por su nombre y seguir cobrando del erario.
*Las ideas contenidas en este texto son responsabilidad de su autor y no reflejan la postura de News Report MX
Facundo Rosas realizó sus estudios de Ingeniería en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), donde fue condecorado con la “Medalla al Mérito Universitario”; cuenta con Maestrías en Administración y en Seguridad Pública y Derechos Humanos.
Su trayectoria incluye el haber sido Director General de Terrorismo de la Policía Federal Preventiva (PFP), Director General de Análisis Táctico de la Agencia Federal de Investigación (AFI), Coordinador de Inteligencia para la Prevención de la PFP, Subsecretario de Estrategia e Inteligencia Policial de la SSP Federal, Subsecretario de Prevención, Vinculación y Derechos Humanos de la SSP Federal, entre otros cargos.
Entre marzo de 2010 y febrero de 2012 atendió directamente la problemática de violencia en Ciudad Juárez, Chihuahua en el marco de la Estrategia “Todos Somos Juárez”.