OPINIÓN | Vergüenza internacional: los feminicidios
La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha llegado a considerar al Estado Mexicano como uno de los principales responsables de los feminicidios en Ciudad Juárez
Por Fernando de Jesús Hernández Estrada
En Ciudad Juárez, Chihuahua, a partir de 1993 fueron perpetrados una serie de asesinatos contra mujeres que llamó la atención de la comunidad internacional. Para el año 2012, el número estimado de mujeres asesinadas ascendía a más de 700.
Se trataba de mujeres jóvenes y adolescentes de entre 15 y 25 años de edad, de escasos recursos, sin estudios secundarios (por la necesidad de trabajar a temprana edad), debido a una situación económica de gran apremio. Además de asesinadas, fueron violadas y torturadas. No se ha esclarecido la responsabilidad de dichos delitos.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha llegado a considerar al Estado Mexicano como uno de los principales responsables de estos hechos (por la violencia institucional ya comentada en artículos previos).
Para nuestros lectores, es importante que, para contextualizar los casos, sepan que Ciudad Juárez se encuentra en el estado de Chihuahua, en la frontera con Estados Unidos, separada de la ciudad El Paso, Texas, únicamente por el siempre exiguo Río Bravo (cuyo caudal ha sido sacrificado para alimentar las presas del elefante y del caballo, ubicadas en Nuevo México, EEUU).
Además, es una región que se caracteriza por su apertura y hospitalidad porque históricamente llegan a establecerse personas y familias de muy diversos estados de la república, de toda Latinoamérica y el mundo. Esta situación se ha visto incrementada en estos meses por el fenómeno migratorio que se está desbocando, con personas provenientes -hombres mujeres y niños- sobre todo de los países más pobres de Latinoamérica.
También existe la teoría que debido el auge de la industria manufacturera en esta ciudad desde 1967 a la fecha y el Tratado de Libre Comercio de América del Norte que se firmó en 1994, en que la necesidad de obreros especializados favoreciera la contratación de mujeres, que a la postre resultaron más capaces que los hombres en esos trabajos tan demandantes, generó ese fenómeno sociológico que se observa también en otras regiones del mundo, en que la actividad económica que la mujer desarrolla, le ha dado un sentido de poder y autonomía que les da autosuficiencia e independencia.
También existe la teoría de que existen grupos de poder constituidos por políticos, hombres del medio de la comunicación y prensa, y personas relacionadas con el turismo sexual duro.
Más allá de teorías, existe un hecho insoslayable: apareció una conducta criminal muy vergonzosa y dolorosa, que hasta un nuevo término hubo que acuñar: feminicidio; esto es, la agresión mortal por razones de género, a una mujer.
Para 2009 la cifra muertes por asesinato ascendió a 2 mil 632 en la ciudad, correspondientes a más de un tercio del total de hechos ocurridos en todo México (7 mil 700). En 2010 la cifra ascendió a más de 3 mil 100 asesinatos, y el primer mes y medio de 2011 alcanzó las 300 muertes. Pero el 86 por ciento de los crímenes quedan impunes y gran parte de los cuerpos no logran ser identificados, ya sea por escaso acceso a la tecnología o simplemente por negligencia o contubernio de los diferentes cuerpos policiacos.
Los feminicidios en Ciudad Juárez son mayores que en el resto de las grandes urbes, excepto en el Estado de México, en la Ciudad de México y algunas ciudades de Estados Unidos. Los roles de género tradicionales son un factor sociocultural en México, que impactan de manera negativa a la mujer.
Recordemos que la violencia de género en Ciudad Juárez -según Livingston- puede ser una reacción negativa en contra de la mujer porque ha logrado una mayor autonomía personal e independencia y como consecuencia, los hombres pierden su condición de género dominante.
Esta teoría es muy discutida en la actualidad porque las características de estos lamentables casos orientan más hacia actividades criminales relacionadas con la trata de personas y su explotación criminal y homicida, por parte de grupos que detentan un poder cuya naturaleza aún no ha sido identificada.
El Estado Mexicano ha recibido varias sentencias de cortes internacionales por su inadecuada respuesta a la creciente violencia contra las mujeres. La Corte Interamericana de Derechos Humanos, en 2009, se pronunció al respecto, otorgando una sentencia negativa en la que involucra directamente al Estado Mexicano como responsable de las condiciones que dan lugar a estos casos. También la prensa internacional ha vertido críticas severas y en sus titulares presentan acres juicios al sistema judicial mexicano, juzgándolos de corrupción e impunidad.
Si bien las cifras de mujeres asesinadas han disminuido notablemente, al grado que en 2020 -según los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública- se registraron 42 homicidios por razón de género menos que en 2019, cuando se reportaron 45, lo cual no debe ser un alivio ya que esta cifra representa casi 4 mujeres asesinadas por mes, cifra vergonzosa que esperamos que no sólo para los gobiernos sino para todos los ciudadanos, siga siendo algo inaceptable.
Nuestro reto consiste pues, en pugnar por generalizar en el mundo que todo tipo de violencia es inaceptable, pero particularmente contra las mujeres, que representan nuestro activo más valioso como especie humana.