20 de noviembre de 2024

OPINIÓN | La violencia, el homicidio, los adolescentes y los jóvenes

De los delitos cometidos en 2020, 7 de cada 10 de los delincuentes tienen entre 17 y 23 años

Por: Fernando de Jesús Hernández Estrada

La situación de la violencia en México, presenta una característica para la reflexión sociológica: hoy los jóvenes son víctimas de violencia en mayor cantidad, pero también aumentó el índice de agresores jóvenes.

Por otra parte, los jóvenes de 10 a 29 años representan un tercio de la población mexicana, lo que quiere decir que nunca hubo tantos jóvenes en México como en la actualidad, así que es comprensible que la violencia haya experimentado una desviación hacia este grupo de población, pero lo que resulta por demás alarmante es su notable incremento.

A partir de 2008 aumentó principalmente en la frontera norte. La tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes era de 8.4 en 2007 y para 2020 ascendió a 28.3 con una tendencia ascendente, ya que del 2018 -2020 se registraron cifras récord históricas.

Actualmente, los jóvenes representan 38.2% (uno de cada tres) de las víctimas de homicidios, pero los victimarios ahora son cada vez más jóvenes, y los homicidios de jóvenes por jóvenes -con armas de fuego- casi se han triplicado.

De los delitos cometidos en 2020, 7 de cada 10 de los delincuentes tienen entre 17 y 23 años (67.5%). La tasa de homicidio se triplicó desde 2007 al 2020. La causa principal del aumento de la violencia ha sido la actuación y disputas entre organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico.

Sin embargo, se ha observado también un severo incremento de violencia intrafamiliar, lo que ilustra el peligro que se corre de “normalizar” la violencia y que se vea como parte integral de nuestra naturaleza social, lo que representa una carga psicológica (similar al síndrome postraumático que experimentan los veteranos de guerra) a que la sociedad se ve expuesta.

El uso de armas de fuego en la violencia juvenil se ha incrementado sobre todo a partir del 2008, fecha en la cual, se tiene bien documentado, que coincide con los acuerdos entre el crimen organizado y fuentes dedicadas a la venta de armamentos para canjear por armas, la droga que se trafica con EEUU. Y es que en el vecino país se encuentran grandes facilidades para la adquisición de armamento, esto es, que el crimen abreva en EEUU. 

La violencia extrema viola el derecho humano más básico: el derecho a la vida y un niño o niña creciendo en la pobreza, sin acceso a una educación de calidad y con oportunidades limitadas para involucrarse en actividades productivas puede verse fácilmente atrapado en un círculo de violencia que continúa hasta su vida adulta.

Esto es tan grave como afirmar que la violencia es culpa, -en gran parte, – del mismo Estado. Los costos de la violencia además de las vidas afectadas o perdidas, también produce profundas cargas psicológicas y financieras.

Se genera una virtual psicosis social de violencia en los sitios en los que se presenta.  El homicidio de jóvenes de 10 a 29 años se ha concentrado en algunas entidades federativas del país, sobre todo en el norte. En 2015, cinco estados del norte (Chihuahua, Sinaloa, Baja California, Durango y Tamaulipas) representaron 66.2% (dos de cada tres) de los homicidios de jóvenes en el país.

Mientras 22 entidades se encuentran por debajo de la tasa nacional de homicidio juvenil (25.5 cada 100 mil habitantes), 10 la superan, de los cuales 6 son del norte del país y dos del centro: Baja California, Sonora, Chihuahua, Tamaulipas, Sinaloa y Durango, Jalisco y Guanajuato.

Al analizar la evolución entre 2010 y 2020 de la tasa de homicidio juvenil de estas 6 entidades del norte, se observa un gran incremento. México tiene un gran reto a enfrentar; en el momento en que esto escribo, ya no podemos contar con las acciones del gobierno en este sexenio, su enfoque y estrategia para atender este serio problema, está demostrado que no fue adecuado: hoy enfrentamos cifras históricas récord de homicidios.

Creo que la sociedad civil organizada ha estado poniendo su parte y la estructura gubernamental, como respuesta, alejó los apoyos necesarios para estas instituciones sin fines de lucro.

No queda más que esperar con paciencia a que acceda un régimen diferente que sí atienda estas necesidades sociales y que comprenda que sin una sociedad civil organizada ningún régimen gubernamental puede subsanar todas las necesidades que una sociedad demanda.

*Las ideas contenidas en este texto son responsabilidad de su autor y no reflejan la postura de News Report MX

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