18 de abril de 2024

En el marco del Foro Global sobre la Democracia, organizado por el Instituto Nacional Electoral (INE), especialistas, académicas y académicos, así como autoridades electorales internacionales coincidieron en que la democracia enfrenta una crisis de legitimidad en el mundo a causa de la amenaza de regímenes autoritarios.

 

Tras haber concluido las primeras dos décadas del Siglo XXI, el mundo está viviendo una ola contra la democracia, advirtió el Consejero Ciro Murayama.

 

Al moderar la sexta sesión titulada “La crisis del sistema de partidos políticos y de la representación política ante la amenaza autoritaria”, precisó que esta crisis implica un atentado contra los pilares de la democracia como es el reconocimiento del pluralismo.

 

“Se cuestiona la división de poderes, hay intentos de sometimiento del Poder Legislativo, intromisión en las decisiones del Poder Judicial, concentración del poder, acoso a los medios de comunicación independientes, a la sociedad civil organizada y, por supuesto, estigmatización de los partidos políticos diversos”, añadió.

 

“Recordemos que sin partidos políticos, es decir, sin ciudadanos organizados para participar en las cuestiones públicas y competir por los puestos de poder y participación, no es posible la democracia”.

 

El panel fue integrado por la Directora Ejecutiva de la Fundación Kofi Annan, Corinne Momal-Vanian; el académico John Keane, de la Universidad de Sydney; la académica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Guadalupe Salmorán, y la ex vice Presidenta y ex Ministra de Relaciones Exteriores de Panamá, Isabel de Saint Malo.

 

El desencanto se incrementa en los jóvenes

En su intervención, Corinne Momal-Vanian coincidió con el Consejero Murayama respecto al proceso en contra de la democracia vigente en el mundo y aseguró que este fenómeno provoca un desencanto hacia los partidos políticos, principalmente por parte de las y los jóvenes.

 

En este sentido, consideró, los partidos políticos deben tener la capacidad de integrar los movimientos sociales en sus plataformas y tienen que recuperar la confianza de las y los jóvenes, por ejemplo, a través de las redes sociales digitales.

 

Por su parte, John Keane sostuvo que el decaimiento de los cimientos sociales de la democracia puede traer antagonismos sociales y “el asesinato de la democracia en nombre de la democracia”. En regímenes autoritarios, explicó, “hay un partido político típicamente muy astuto y mañoso que se comporta como si tuviera contacto directo con la gente y empieza a ganar elecciones”.

 

La victoria electoral le da a estos partidos políticos y a sus líderes acceso a recursos estatales “que permiten empezar a secuestrar instituciones clave como los tribunales y el legislativo y, eventualmente, terminan con sus oponentes. Típicamente estamos hablando de una gran maquinaria política en manos de un líder o un gran jefe que cada vez se comporta más como un demagogo en redes sociales que agita la democracia e incita a las personas”, puntualizó.

 

Hay una desconfianza generalizada

La académica del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, Guadalupe Salmorán, refirió que “el modelo de democracia representativa está atravesando por una importante crisis o, mejor dicho, una falta de legitimidad en América Latina motivada principalmente en el plano político por un clima de desconfianza generalizada hacia la labor de los partidos y las asambleas legislativas”.

 

En este contexto, afirmó, menos intermediación política no se traduce en más democracia. “Creo que es urgente desactivar ambos mitos, el de la democracia desintermediada y la idea del gobierno de los hombres, si queremos recuperar algo de credibilidad a los regímenes democráticos en la región”, añadió.

 

Finalmente, Isabel de Saint Malo subrayó que la crisis del sistema de partidos políticos y la amenaza autoritaria cobra hoy más relevancia que nunca en el mundo y en América Latina. “Incluso, podemos decir que más allá de una amenaza es una realidad”, lamentó.

 

“En la región, el juego político ha sufrido una metamorfosis donde las democracias iliberales se expanden, en el sentido que son democracias en su origen, pero son autoritarias en su ejercicio del poder. Se trata de gobiernos con apoyo popular que llegan al gobierno a través de elecciones democráticas, pero que utilizan su poder para erosionar instituciones y prácticas democráticas”, abundó.

 

Las regresiones autoritarias provocan procesos de erosión y captura de instituciones

Durante el Siglo XXI se observan algunos signos o procesos consolidados de regresiones autoritarias, “ya no tanto mediante súbitos actos de fuerza, sino en muchos casos desde dentro de los órganos de poder y a veces desde las propias instituciones democráticas”, estimó el Consejero Jaime Rivera.

 

“Observamos así procesos de erosión, de captura de instituciones o distorsión de las funciones de las instituciones creadas para conducir, fortalecer y reproducir la democracia”, aseveró al moderar la mesa “Los Organismos Electorales y algunos de sus desafíos: la sobrecarga de responsabilidades y la amenaza contra su autonomía”.

 

“Entre las instituciones democráticas, los organismos electorales han sido en muchos países palanca para la transición democrática y son, sin duda, pilares indispensables para que la democracia se sostenga y funcione”, manifestó Rivera.

 

En este panel participaron el Presidente del Tribunal Superior Electoral de Brasil (TSE), Luis Roberto Barroso; el representante del Consejo de Asesores de Delian Project, Jean-Pierre Kingsley; la experta electoral Carina Perelli y el ex Consejero Presidente del Instituto Federal Electoral (IFE), José Woldenberg.

 

Luis Roberto Barroso, atribuyó el origen de la crisis de la democracia a tres factores: el populismo, el extremismo y el autoritarismo.

 

“El populismo es un fenómeno que ocurre cuando líderes carismáticos eligen un discurso anti establishment, normalmente fundado en la división nosotros el pueblo-ellos las élites; el extremismo es una actitud de negación de la posibilidad del otro de ser diferente y tener los mismos derechos y, por tanto, una forma excluyente de hacer política y el autoritarismo es esta tentación permanente de represión y de un esfuerzo de callar la oposición muchas veces con medios violentos”, detalló.

 

Advierten sobre ataques al INE y reivindican autonomía de la autoridad electoral

Jean-Pierre Kingsley recordó, desde su experiencia como observador electoral durante el Proceso Electoral Federal 2020-2021 en México, los ataques en contra del organismo electoral por parte de otras autoridades, “incluyendo personas de alto nivel que lo atacaban continuamente y continúan haciéndolo de manera constante, desafortunadamente”, dijo.

 

El objetivo de estas personas, dejó en claro, “es socavar la operación de los organismos electorales y que la gente crea que los resultados que se han obtenido, aunque sea de manera legítima, son irreales, socavando la confianza en los organismos electorales proclamando que ellos son los verdaderos ganadores de la elección”.

 

A continuación, Carina Perelli reconoció el trabajo de la autoridad electoral mexicana y mencionó que “nadie puede negar que fue primero el IFE y después el INE el que generó la transición política en México, una transición pacífica y electoral”.

 

Las instituciones autónomas como el INE son frágiles, advirtió, por lo que llamó a defenderlas. «Desde el Ejecutivo siempre va a haber ataques, pero de alguna manera siempre se va a oponer a que no puede influir en el resultado de las elecciones», agregó.

 

La autonomía es una condición necesaria

En su intervención, José Woldenberg reiteró la defensa a la autonomía del INE. “En nuestro caso el Instituto necesitó ser autónomo como condición para construir un valor que a muchos les parece intangible: la necesaria confianza en nuestros procesos electorales”, destacó.

 

En México, defendió, “fue una auténtica necesidad erigir, construir, un Instituto autónomo para que diera confianza a todos los actores sociales de que las elecciones iban a ser lo que los libros de texto dicen que deben ser: una fórmula para la convivencia y competencia civilizada de las diferentes opciones políticas y para que sean los ciudadanos los que decidan con su voto quienes deben gobernar y quienes deben estar en el Poder Legislativo”.

 

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