21 de noviembre de 2024

El Papa: “parece que aún no se entiende el dolor que deja una guerra”

El Pontífice se reúne con el Instituto Europeo de estudios internacionales, comprometido con el camino de fraternidad y paz, para recordar las consecuencias que dejan las guerras y la importancia que tiene oración y el trabajo de mentalización para aportar soluciones y vencer al odio.

Mireia Bonilla – Ciudad del Vaticano

El Papa se reúne con los miembros del Instituto Europeo de estudios internacionales de Salamanca (España) para agradecerles las investigaciones en torno a la realidad política y social actual que realizan y se centra en dos palabras para desarrollar su discurso: paz y guerra.

 

Francisco explica que, ante el panorama actual, en el que nos encontramos sumergidos en la Tercera Guerra Mundial, “la paz entre los hombres es un bien esencial por el que debemos trabajar con denuedo y suplicar con fervor a Dios”. En este sentido, explica que, aunque la actitud de paz es muy “humana” también es “difícil de pacificar siempre”, “porque la primera reacción que tenemos es agarrar la piedra y tirársela al otro, declarar la guerra” y después “negociar”. “No – sentencia – pacificar es más fácil, se ahorran dos pasos”.

 

El Papa se para a pensar en las guerras del último siglo: “Si pensamos que en este siglo último hubo tres guerras mundiales, del 14 al 18, del 39 al 45 y esta actual que es una guerra mundial. ¿Cómo entendemos esto? Si pensamos que el budget más importante es la fabricación de armas, y sin embargo con un año que no se fabriquen armas se resuelve el problema del hambre en todo el mundo”. Francisco ha querido hacer reflexionar, recordando, entre otras cosas que hoy en día la técnica de las armas llega a un punto que con una sola bomba se puede destruir una ciudad entera como esta. “Parece que no se entiende esto” añade.

 

De este fracaso podemos encontrar una lección de vida

“La guerra es terrible – continúa – sin embargo, no debemos darnos por vencidos, de esas cenizas que estamos viendo hoy ya puede brotar algo nuevo, de este fracaso podemos encontrar una lección de vida”.

 

Durante su discurso, también ha recordado diferentes momentos de su vida, que le han puesto las consecuencias de la guerra delante de sus ojos: “Leer las guerras anteriores, cuando era el 14 fui a Redipuglia por el centenario, vi esas tumbas y se me revolvió algo adentro, lloré como un niño. Todos los 2 de noviembre voy a un cementerio a celebrar, una vez fui a Anzio, el cementerio americano, en Anzio fue uno de los desembarcos y vi la edad de los soldados, 20, 21, 19, 22, y se me revolvió. No aprendemos”.

 

También recuerda cuando se conmemoró el centésimo del desembarco en Normandía en el que se juntaron varios jefes de gobierno para conmemorar eso, pero “nadie – dice – se acordó que sobre las playas de Normandía quedaron treinta mil muchachos, treinta mil”. “Yo pienso en las mamás, “una carta señora”, abre la carta: “Tengo el honor de comunicarle que usted es mama de un héroe que ha dado la vida por la patria”, y una medalla. Es el drama de la guerra, cuando lo vamos a entender” repite con fervor.

 

El reto que propone el Instituto Europeo de estudios internacionales de Salamanca

El Instituto Europeo de estudios internacionales de Salamanca, desde su ciencia, pretende aportar elementos válidos que ayuden a todos a avanzar por este camino de la fraternidad, por el camino de la paz, de la unidad humana. Francisco les recuerda que, lo que parece una derrota y un motivo de oprobio puede, como el escándalo de la cruz, “convertirse en una victoria”. “¿Cómo? – pregunta – si con nuestra oración y con nuestro trabajo de mentalización somos capaces de aportar soluciones, concitar voluntades, dar testimonio de que el amor, la fraternidad y el verdadero humanismo que nace de la fe vence al odio, al rechazo y a la brutalidad”.

 

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