1 de mayo de 2024

Por la Mtra. Atziri Arroyo Ruiz, académica de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG)

El 28 de agosto se aproxima ya: el temido regreso a clases del nivel básico y, de nueva cuenta con él, los rituales de año con año. Hay personas y familias que tienen muy bien dominado el arte de regresar a clases, otros para los que será la primera vez y algunos más para quienes, a pesar de no ser la primera vez, les seguirá costando algo de trabajo.

A partir de ello, puede considerarse que existen quienes comienzan los preparativos con antelación; como reunir la lista de útiles, actualizar los uniformes o asegurarse de que estén listos, revisar y forrar libros y cuadernos y, a veces, hasta ensayar la ruta de traslado.

Sin embargo, el preparativo que posiblemente resulta más difícil sea salir del “modo vacaciones”. A la mayoría de las personas nos toma algunos días, e incluso semanas, volver a acostumbrarnos y hacerle frente de nuevo a la rutina sin sentirnos tan agotados.

La idea es que, si podemos con los primeros días, podremos con lo demás. O como se dice por ahí, si se puede con el lunes, se puede con la semana. La cuestión es iniciar, y ello se asemeja un poco a cuando alguien se inscribe al gimnasio y nos cuesta trabajo la idea de ir, pero una vez que comenzamos y nos acostumbramos al ritmo, y a considerar esta actividad como parte de la rutina, todo es más sencillo.

Por la Mtra. Atziri Arroyo Ruiz, académica de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG)

El 28 de agosto se aproxima ya: el temido regreso a clases del nivel básico y, de nueva cuenta con él, los rituales de año con año. Hay personas y familias que tienen muy bien dominado el arte de regresar a clases, otros para los que será la primera vez y algunos más para quienes, a pesar de no ser la primera vez, les seguirá costando algo de trabajo.

A partir de ello, puede considerarse que existen quienes comienzan los preparativos con antelación; como reunir la lista de útiles, actualizar los uniformes o asegurarse de que estén listos, revisar y forrar libros y cuadernos y, a veces, hasta ensayar la ruta de traslado.

Sin embargo, el preparativo que posiblemente resulta más difícil sea salir del “modo vacaciones”. A la mayoría de las personas nos toma algunos días, e incluso semanas, volver a acostumbrarnos y hacerle frente de nuevo a la rutina sin sentirnos tan agotados.

La idea es que, si podemos con los primeros días, podremos con lo demás. O como se dice por ahí, si se puede con el lunes, se puede con la semana. La cuestión es iniciar, y ello se asemeja un poco a cuando alguien se inscribe al gimnasio y nos cuesta trabajo la idea de ir, pero una vez que comenzamos y nos acostumbramos al ritmo, y a considerar esta actividad como parte de la rutina, todo es más sencillo.

 

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