23 de noviembre de 2024

OPINIÓN | Covid-19, administrar la muerte como objetivo

Las personas que mueren en sus casas no impactan las estadísticas presentadas durante las conferencias nocturnas, ni interrumpen el sueño del cada vez menos confiable vocero en materia de salud que, dicho sea de paso, poco le falta para convertirse en “voz cero”.

Covid-19, administrar la muerte como objetivo

Covid-19, administrar la muerte como objetivo

Desde que se tuvo conocimiento del primer contagio por coronavirus en México ( el 27 de febrero), hasta la conclusión de la emergencia sanitaria (el 30 de mayo), el gobierno federal no hizo otra cosa más que “administrar la pandemia”; sin embargo, a partir del primero de junio, todo parece indicar que el objetivo cambió por el de “administrar la muerte”.

Solo así se entiende el hecho de que las autoridades de salud a nivel federal y estatal hayan cuidado al extremo que las camas no se saturaran y uso de ventiladores no fuera superado, dejando en segundo plano la recepción de pacientes en varios hospitales.

Tal pareciera que el temor fundado es que el sistema de salud sea rebasado y no que haya más muertes por Covid-19 fuera de los nosocomios.

En razón de lo anterior, un alto porcentaje de pacientes fallecieron en sus casas sin que se hubieran realizado las pruebas para saber con exactitud las causas del deceso, dando la impresión de que ese es el verdadero sentido del lema “quédate en casa”, es decir, para que no se saturen los hospitales y tampoco se incrementen las cifras diarias, mejor quédate encerrado y “nosotros te buscamos” vía whats app o cualquier otro medio.

Tan es así que todavía ayer el Director de Epidemiología del gobierno federal presumía que se tienen disponibles 29 mil 711 camas, como si ese indicador fuera sinónimo de éxito, cuando la cifra de decesos asciende ya a más de 32 mil.

Está confirmado que dicho indicador contribuye en el cambio de color en el semáforo para el reinicio de las actividades económicas y desconfinamiento, aunque por sí solo no determine que una entidad federativa pase de un color a otro. 

Éxito sería que no siguiera aumentando el número de muertos por Covid-19, que por cierto volvieron a repuntar ayer a cerca de 900, mientras que los contagios ascendieron a más de 6 mil en 24 horas.

Éxito sería que hospitales Covid-19 como el “Belisario Domínguez” de Tláhuac no registraran un incremento en el número de fallecidos y de contagios durante los primeros días de esta semana, tal como pasó durante la segunda quincena de mayo.

Éxito sería que las 18 mil 421 personas que reportó el Registro Nacional de Población (RENAPO) el 19 de junio a partir de las actas de defunción no hubieran muerto en sus casas y se conociera con precisión la razón de su deceso.

De mantenerse esta proporción de fallecimientos por Covid-19 entre los reportados por la Secretaría de Salud a partir de las pruebas realizadas (patrones) y del RENAPO sin pruebas, hoy estaremos hablando de 60 mil 922 decesos reales y no los 32 mil 14 reportados ayer por el sector salud.

Éxito sería que en los pueblos del sur de la alcaldía Xochimilco, una de las 3 donde más contagios se han presentado en los últimos días, no se registraran entre 8 y 10 decesos todos los días y que la gente utilizara el cubrebocas y respetara la “sana distancia”; sin embargo, ante las contradicciones de los mensajes de las autoridades solo atina en asustarse y empeorar las cosas.  

Éxito sería que la curva se hubiera aplanado y comenzara a descender tras los dos meses de “encierro” y “distanciamiento social” formal (abril y mayo), como se había previsto al inicio de la “contingencia sanitaria”, pero todos los cálculos fallaron.

Lo anterior confirma que nos encerramos cuando estábamos mejor y comenzamos a salir a las calles y demás espacios públicos cuando estamos peor.

Y a todo esto, alguien va a ser investigado y sancionado por su responsabilidad en el manejo fallido de la estrategia y que el número de muertos se haya multiplicado por 10 y no por cinco a partir del primer pronóstico (6 mil).

Por menos de eso en otros países alguien ya hubiera sido separado de su cargo y se le hubieran fincado responsabilidades administrativas y hasta penales, pero en México no pasa nada, finalmente la culpa es de las administraciones pasadas al no atender los problemas de obesidad y diabetes.  

Por si algo faltara, el hijo del director de la CFE que vendió ventiladores a sobrecosto y en malas condiciones al IMSS Hidalgo, solo fue multado con 2 millones de pesos por la Secretaría de la Función Pública y no podrá participar en licitaciones entre 24 y 27 meses.

Esto podría contradecir la tesis del gobernador de Puebla en el sentido de que los pobres son inmunes al coronavirus, más bien se comprueba que sus efectos no causan gran cosa a los ricos

En síntesis, parece ser más importante ampliar el número de camas y comprar ventiladores sin licitación y a sobreprecio que atender a los pacientes con cuadros agudos de Covid-19, lleguen o no a los hospitales; esos que se queden en su casa.

Total, si pierden la batalla frente al coronavirus, sus casos no impactarán las estadísticas presentadas durante las conferencias nocturnas, ni interrumpirán el sueño del cada vez menos confiable vocero en materia de salud que, dicho sea de paso, poco le falta para convertirse en “voz cero”.

De seguir las cosas así, pronto podríamos volver a encerrarnos, ahora sí en el peor momento; el gobierno del estado de Jalisco ya dio el primer paso.


Facundo Rosas realizó sus estudios de Ingeniería en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), donde fue condecorado con la “Medalla al Mérito Universitario”;  cuenta con Maestrías en Administración y en Seguridad Pública y Derechos Humanos.

 

Facundo Rosas
Ingeniero Facundo Rosas
Su trayectoria incluye el haber sido Director General de Terrorismo de la Policía Federal Preventiva (PFP), Director General de Análisis Táctico de la Agencia Federal de Investigación (AFI), Coordinador de Inteligencia para la Prevención de la PFP, Subsecretario de Estrategia e Inteligencia Policial de la SSP Federal, Subsecretario de Prevención, Vinculación y Derechos Humanos de la SSP Federal, entre otros cargos.

Entre marzo de 2010 y febrero de 2012 atendió directamente la problemática de violencia en Ciudad Juárez, Chihuahua en el marco de la Estrategia “Todos Somos Juárez”.

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