Argelia interrumpe el comercio con España
Sigue la dura contestación argelina tras el último acercamiento español a Marruecos que significó el reconocimiento de la propuesta marroquí sobre el Sáhara como la más “seria, creíble y realista”
Después de dos décadas, Argelia rompió el Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación con España como medida de contestación en relación con el rechazo al movimiento político español que supuso el reconocimiento de la propuesta de autonomía de Marruecos para el Sáhara Occidental como la más “seria, creíble y realista” de cara a solventar el conflicto saharaui que dura ya más de 40 años.
Pero la respuesta argelina no se ha quedado ahí, esta jornada ha llegado el anuncio de la suspensión de las relaciones comerciales con España. De esta forma, bancos y entidades financieras argelinas congelan las cuentas bancarias españolas, una medida que entra en vigor desde hoy jueves 9 de junio. Así, la Asociación Profesional de Bancos de Argelia dictó una orden para «detener las exportaciones e importaciones hacia y desde España», dirigida a todas las instituciones financieras y gerentes de bancos en Argelia, en lo que, según los expertos, se asemeja a una «ruptura de relaciones económicas”, como informó el medio Al Ain News.
El procedimiento se enmarca en la decisión de las autoridades argelinas de suspender el Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación con España, que fue sellado por el expresidente argelino Abdelaziz Bouteflika y el rey emérito español Juan Carlos I en octubre de 2002.
De esta forma, a la escalada diplomática de Argelia contra España se suma ahora la escalada económica, que tiene una gran importancia. Cabe recordar que el volumen de intercambio comercial entre Argelia y España alcanzó una tasa anual de más de 8.000 millones de dólares.
Ahora, preocupan los contratos de gas y un posible corte de suministro. La tercera parte del gas que consume España procede de Argelia y hasta la próxima década no se pueden cortar suministros, solo renegociar el acuerdo existente, que es el sellado entre la empresa Naturgy y la empresa estatal gasista argelina. O sea, que hasta dentro de un año el suministro está garantizado, aunque se podría modificar el precio al alza por parte argelina.
El mes pasado la compañía estatal Sonatrach ya amenazó a España por la intención de revender el gas argelino a Marruecos tras el proceso de regasificación en territorio español y amenazó con tocar los contratos de suministro de gas con España.
Las relaciones argelino-españolas atraviesan un estado de tensión sin precedentes, ya que Argelia retiró a su embajador en Madrid el pasado mes de marzo por diferencias diplomáticas, relacionadas sobre todo con la decisión del Gobierno español de Pedro Sánchez de reconocer la propuesta de autonomía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental como la “más seria, creíble y realista”, una decisión que Argelia catalogó como “injustificable”.
Pedro Sánchez envió una carta al rey Mohamed VI en la que mostraba su apoyo a la iniciativa marroquí sobre el Sáhara y el monarca alauí respondió invitando al presidente español a Rabat en pleno Ramadán. Tras los contactos entre ambos dirigentes, se marcó una hoja de ruta en la que se detallaron los siguientes pasos a dar para restablecer la relación entre los dos países vecinos, algunos importantes como la reactivación de la Operación Paso del Estrecho y la reapertura de fronteras terrestres.
Este paso dado por España supuso el fin de un conflicto diplomático abierto entre España y Marruecos que tuvo su detonante en la acogida de Brahim Ghali, líder del Frente Polisario, en territorio español el mes de abril el año pasado para ser tratado de una afección respiratoria en un hospital de Logroño. El Reino consideró que el país español no colaboró y no le informó debidamente a pesar de considerar a España como un país vecino y aliado. Después de esto, se sucedieron otros episodios complicados como la entrada de miles de inmigrantes irregulares a través de la frontera de Ceuta y la retirada de la embajadora marroquí de Madrid. Detrás de todo esto subyacía el hecho del malestar de Marruecos por no recibir el apoyo español en torno al Sáhara Occidental.
España lanzó gestos de acercamiento, como los protagonizados por el rey Felipe VI y el nombramiento de José Manuel Albares como ministro de Asuntos Exteriores en sustitución de Arancha González Laya, que había quedado muy tocada por el Caso Ghali.
Finalmente, con la decisión del Gobierno de Pedro Sánchez de apoyar el plan de Marruecos para la autonomía del Sáhara Occidental las aguas volvieron a su cauce y se restableció la relación diplomática profunda entre ambas naciones.
El reino alauí ha recibido el apoyo de muchas potencias internacionales a su iniciativa de amplia autonomía para el territorio saharaui bajo soberanía marroquí. Entre los que se cuentan los de Estados Unidos, Alemania, Reino Unido o la propia España. Todo ello frente a la propuesta de referéndum de independencia para el pueblo saharaui que defiende el Frente Polisario, que cuenta con menos soporte internacional, dentro el cual está el de Argelia, gran rival de Marruecos en el norte de África.
José Manuel Albares, ministro de Asuntos Exteriores español, hizo referencia al anuncio de Argelia de congelar las relaciones comerciales. “Estamos analizando las implicaciones y daremos una respuesta serena, constructiva y firme en la defensa de los intereses españoles”, indicó José Manuel Albares. El ministro de Asuntos Exteriores señaló que se está “intentado que la relación con Argelia sea la mejor posible” en cualquier caso.
En la propia Argelia hay también críticas a la última decisión tomada sobre la interrupción del comercio con España ya que afecta a diversos agentes económicos del país norteafricano. Comerciantes argelinos se manifestaron ante el Ministerio de Comercio para denunciar las restricciones a la importación de productos desde España, como informó el medio Bladi.
Mientras, esta decisión de las autoridades argelinas afecta el acuerdo de asociación entre Argelia y la Unión Europea de 2005, que chocaría en principio con esta restricción comercial argelina hacia España.