OPINIÓN | Robo de vehículos y autopartes tendrían que disminuir durante encierro

Uno de los primeros efectos de la pandemia por coronavirus en nuestro país es el descenso en la movilidad de las personas y, en consecuencia, de los vehículos destinados tanto al transporte público como al privado.

Lo anterior debería venir aparejado de un descenso temporal en los delitos como el robo de vehículo y autopartes, así como robo a transeúnte en vía pública y en transporte público; sin embargo, tal medición no se ha realizado debido a la temporalidad en que se reporta al Sistema Nacional de Seguridad (SNSP). 

Aún después de darse a conocer, el nivel de desagregación será mensual en términos de tiempo, por lo que no se podrá hacer un análisis puntual de las últimas dos semanas de marzo que corresponden al “confinamiento informal”, es decir, el que fue emprendido por iniciativa de la sociedad antes de que el gobierno lo hiciera oficial.

Tampoco se podrán separar las primeras dos semanas de abril, las cuales ya abarcan el “confinamiento formal”, aquel que deriva de la declaratoria de emergencia sanitaria (30 de marzo), que por lo visto llegó demasiado tarde. 

Lo que sí se podrá hacer es un balance y una prospectiva a partir de las cifras mensuales de abril en adelante, ya que la declaratoria casi coincide con el inicio de mes, pero para ello habrá que esperar hasta el 20 de mayo, fecha en la que seguramente aún estaremos en cuarentena, ya que difícilmente saldremos de ella antes del 10 de mayo como lo hubiera querido el titular del ejecutivo federal, más como un deseo demagógico que como una realidad cercana.

Mientras eso sucede, una estimación de cuanto ha disminuido la circulación de vehículos particulares a nivel nacional es el consumo de gasolina, el cual permite estimar que dejaron de circular por lo menos el 50 por ciento de los vehículos, especialmente unidades de transporte particular.

A nivel nacional, expendedores de gasolina ubican una disminución en el consumo del 40 por ciento durante las recientes semanas, incluyendo las dos últimas de marzo y las primeras de abril, mientras que datos de PEMEX ubican el descenso en el consumo en torno al 13.5 por ciento durante las últimas semanas de marzo.

En el caso particular de Puebla, que es una entidad donde los expendedores informan con cierta regularidad sobre el consumo de combustibles, las gasolineras estiman un descenso entre el 60 y el 70 por ciento. 

Si por lo menos en un promedio del 50 por ciento, que se estima pudieron haber dejado de circular los vehículos a nivel nacional, las unidades dejaran de ser robadas, la delincuencia dispondría de una menor logística criminal en términos de movilidad y sus efectos negativos en la integridad y bienes de las personas serían relativamente menores, incluso ayudarían a paliar los problemas económicos que se avecinan.  

Sin embargo, a partir de datos aislados y las primeras cifras oficiales de marzo aportadas por algunas entidades como Puebla, parece ser que la disminución de automotores particulares en circulación y el robo de vehículos y autopartes avanzan en sentido, ya que estos últimos se incrementaron hacia las últimas dos semanas de marzo.

Un dato que permite adelantar que las cosas podrían mejorar es que desde 2018, es decir, antes de la llegada de la actual administración, el delito de robo de vehículo ya venía descendiendo anualmente en cifras superiores al 10 por ciento a nivel nacional.

Lo único relativamente seguro es que el aislamiento social y el descenso en la circulación de vehículos en las calles y en las carreteras tendrá un impacto positivo en términos de percepción de inseguridad en las zonas urbanas, ya que muchos automóviles permanecerán estacionados en “garages”, pensiones o en la vía púbica, pero a la vista de sus propietarios, por lo menos de la mayoría, y eso podría darles cierta tranquilidad y consuelo.

Esto lo podremos ver hasta la segunda entrega de la Encuesta Nacional sobre Seguridad Urbana (ENSU) del INEGI, que abarca el trimestre abril-junio del 2020 y se publica  el 16 de julio, ya que la correspondiente al primer trimestre enero-marzo del 2020 no incluyó esta medición, en virtud de que se realizó en la primera quincena de marzo, fecha en la que la crisis por el coronavirus no parecía un riesgo de esta magnitud y que el gobierno federal la veía desde otra óptica, tratando de aplazar el cese de la actividad económica por encima del impacto en la salud de los mexicanos.

Mientras tanto, a seguir con el aislamiento social o confinamiento. Y si hay que salir, a conservar la sana distancia, con Susana o sin ella.

Facundo Rosas realizó sus estudios de Ingeniería en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), donde fue condecorado con la “Medalla al Mérito Universitario”;  cuenta con Maestrías en Administración y en Seguridad Pública y Derechos Humanos.

Entre marzo de 2010 y febrero de 2012 atendió directamente la problemática de violencia en Ciudad Juárez, Chihuahua en el marco de la Estrategia “Todos Somos Juárez”.