24 de abril de 2024

Miguel León-Portilla ha sido un constructor de la memoria indígena y guía en el mundo prehispánico cuyos estudios del pasado obligan a mirar el presente y el futuro, describieron los doctores María Ana Portal Ariosa y Sergio Pérez Cortés, profesores-investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

 

Durante la mesa redonda Miguel León-Portilla y su Casa abierta al tiempo, con la que la Institución participó en el homenaje nacional al filósofo mexicano, los ponentes reflexionaron sobre los aportes en la construcción de memoria, identidad y cosmovisión prehispánica, evidenciando las contribuciones del historiador en la comprensión del pensamiento indígena y sus remanentes en la contemporaneidad.

 

En presencia de Ascensión Hernández Triviño, esposa del indigenista, la doctora Portal Ariosa, académica del Departamento de Antropología de la Unidad Iztapalapa, expuso que el autor de la Visión de los Vencidos ha visibilizado el mundo prehispánico a través de las voces literarias de las comunidades, resaltando la traducción e interpretación que ha hecho de los mitos y las narrativas del pasado para definir una memoria e identidad de estos pueblos antes y después de la conquista.

 

La labor del Doctor Honoris Causa por la UAM ha sido reinterpretar la palabra escrita náhuatl, un trabajo que queda plasmado principalmente en dos de sus libros: Los antiguos mexicanos a través de sus crónicas y cantares –publicado en 1961– y Erótica náhuatl, de 2018, que evidencian cómo el filósofo recrea para el individuo contemporáneo los valores humanos prehispánicos, al tomar como base los propios testimonios dejados por los antiguos habitantes en lengua náhuatl.

 

“León-Portilla no pretende dar una imagen o reflejo exacto de la realidad, sino que a través de pinceladas –en las que se funden mitos y realidades en torno al pasado– busca presentarnos un destello de lo que fue el mundo prehispánico y su cultura, así que su aporte no se limita entonces a la traducción e interpretación de las narrativas pretéritas, pues hizo suya la tarea de promover e impulsar la poesía y la literatura indígenas actuales facilitando el vínculo con el pasado y favoreciendo la producción de memoria”.

 

Ello obliga a repensar los procesos de construcción de la identidad y la memoria a partir de la oralidad de la palabra como lo hace León-Portilla al salvar la tradición del habla indígena, lo que implica el rescate de los testimonios prehispánicos, que si bien están impresos en papel, tienen su origen en la voz viva.

 

“El gran aporte del Investigador Emérito del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM radica no sólo en la traducción y recopilación de esas narrativas pasadas, que en sí mismo son un gran aporte, sino que garantizó que se convirtieran en huellas y adquieran vigencia en el presente”, añadió la especialista en antropología mexicana.

El doctor Pérez Cortés, docente del Departamento de Filosofía de la Unidad Iztapalapa, sostuvo que para profundizar en el rescate de la oralidad como enclave de la memoria prehispánica, vale adentrarse en los libros El destino de la palabra –publicado en 1996– y Testimonios de la antigua palabra –de 1991– autoría de León-Portilla.

En ambos se reconstruye un pasado desde el testimonio vivo contenido en los códices que, de no ser por el trabajo del indigenista, estarían todavía silenciados. “El también miembro de la Academia Mexicana de la Historia nos ha permitido entrever el mundo antiguo de los mexicanos y lo ha hecho a través de una perspectiva rigurosamente científica y académica; es hacia adelante y no hacia atrás hacia donde nos impulsa la verdadera historia que él escribe”.

El doctor Pérez Cortés refiere los testimonios de la conquista, los relatos míticos de la cosmovisión náhuatl e incluso la importancia de la música y la danza en los pueblos prehispánicos antes y durante la conquista como elementos que quedan bajo análisis minucioso en las obras de León-Portilla.

La actividad que formó parte del homenaje nacional, realizada en la Rectoría General de la UAM, concluyó con la participación del músico Samuel Maynez, quien trabajó un proyecto de traducción de composiciones de Vivaldi a lengua náhuatl, investigación que impulsó el historiador, melómano innato.

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