25 de abril de 2024
importancia de la prevención en las estrategias de seguridad

importancia de la prevención en las estrategias de seguridad. Foto: Diario de México

La buena convivencia entre personas e instituciones está en función de la percepción de tranquilidad que transmite la seguridad de la integridad física y patrimonial que provee el Estado a través de las diferentes normas que regulan la convivencia.

Por ello, la prevención es tanto o más importante que la operación policial, ya que involucra a los ciudadanos, que son la razón de ser del Estado y de su función de Seguridad.

También depende de la participación que tienen los diversos sectores de la sociedad en la toma de decisiones para la solución de problemas que los aquejen. Por ello, para que las personas se sientan seguras y convivan mejor, es necesario que se priorice una estrategia de Seguridad en la que la Prevención juegue un papel destacado.

Recordemos que existen 6 tipos de prevención del delito:

  • Prevención Social: la que se enfoca en los factores de riesgo y protección presentes en la comunidad.
  • Prevención Situacional: la que busca establecer obstáculos a la actividad delictiva para reducir la recompensa y aumentar el riesgo de la misma.
  • Prevención Policial: la que a través de la presencia visible da las fuerzas del orden busca desincentivar la actividad delictiva.
  • Prevención Psicosocial: la que explora las causas profundas de la motivación y la conducta así como las formas de intervenir en esta para desactivar las tendencias criminales.
  • Prevención Comunitaria: la que está establecida en las estructuras comunitarias de la sociedad y que proveen protección contra actos delictivos.
  • Prevención Familiar: la más efectiva e importante, basada en la relación familiar y en el ejemplo parental, en los valores, tradiciones y costumbres de los integrantes del círculo familiar.

Todas estas modalidades son altamente efectivas en su campo de aplicación, sus alcances son variables y con diferente calado, pero en conjunto ofrecen una solución real al problema de la inseguridad con una perspectiva realmente amplia y multidisciplinaria que va mucho más allá de policías, armas, patrullaje y uso coercitivo de la maquinaria punitiva del Estado.

Un hecho innegable es que los índices de criminalidad y violencia se han incrementado de manera sustancial en años recientes. La capacidad de las fuerzas policiales -sean del orden de Gobierno que sean- para prevenir el delito y atender de manera oportuna a quienes han sido víctimas, ha sido rebasada en los últimos años.

El 2019 fue considerado el año más violento de la historia, según Semáforo Delictivo. Con base en sus resultados trimestrales durante el tercer trimestre del año se registraron 25 mil 890 víctimas de homicidio, lo que representa 15.9 homicidios por cada 100 mil habitantes, lo cual al parecer no representaría un incremento mayor en comparación con el 2018 porque fue del 1%; sin embargo, al realizar un análisis comparativo con dos años anteriores, la magnitud se muestra al advertir que representa un 19% superior a la media de los últimos tres años.

Según este indicador, el narcomenudeo también aumentó el 22% en comparación con el 2018 durante el mismo trimestre, al registrar 5 mil 937 de estos delitos.

Parte de la razón de ello, es que la visión de que el delito se va a abatir o a disminuir con simples operativos policiales es limitada y errónea, por lo que sobre la marcha el Estado Mexicano ha tenido que ir construyendo el andamiaje institucional de la prevención con prisa y, en ocasiones, con desatino y errores. Pero el camino está ya iniciado.

El hecho de que exista la Ley General de Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia, y que desde 2010 se permita la inyección de recursos públicos para la generación y aplicación de Programas de Prevención de la Violencia y la Delincuencia en el país con fondos de las partidas presupuestales de Seguridad para Estados y Municipios es altamente alentador.

No obstante, es imprescindible tener en mente que los resultados son de mediano y largo plazo, y que su reflejo en la disminución de las cifras de inseguridad no se verá de inmediato.

En este momento, la otra puerta que se tiene como opción es: seguir apostando por más cárceles, jueces, policías y armas, pero el resultado será: más violencia, más sangre y más muertes.


  • Mercedes Escudero Carmona es originaria del Distrito Federal y reconocida como una de Los 300 Líderes más Influyentes de México en 2017, 2018 y 2019.

Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la FCPyS de la UNAM; con Maestría en Comunicación y especialización en comunicación política e institucional, por la Universidad Iberoamericana.

Actualmente, es Presidente de la organización CPTED (Crime Prevention Through Environmental Design) Capítulo México de la Internacional CPTED Association (ICA), además de desempeñarse como Investigadora y Directora General del Centro de Estudios en Seguridad Ciudadana y Humana SC.

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