20 de abril de 2024

Recientemente se dio a conocer que la bancada de MORENA en el Senado presentará una serie de reformas a la Constitución y a la Ley Federal de Amparo, esto con el objetivo de colocar “el interés colectivo” (sic) por encima de intereses que han obstaculizado las grandes obras que el Gobierno Federal ha emprendido.

Dicho en otras palabras, queremos que nunca más ningún ciudadano, partido, estado o iglesia (que no sean los nuestros) puedan detener las ocurrencias de nuestro emperador.

Así las cosas, es de esperarse que las reformas cuenten incluso con “dispensas de tramites” en ambas Cámaras a fin de convertirlas en evangelios puros de sabiduría legal, atándole las manos al único contrapeso nacional que medianamente puede frenar esta barbarie, el Judicial.

Y es que en Palacio Nacional, nadie sabe qué hacer para frenar la ola de amparos LEGALMENTE CONSTITUIDOS y que han estancado iniciativas cuya validez y funcionalidad sólo convencen a la parvada de los cercanos al poder.

Ejemplo de ello son las construcciones del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México y la Refinería de Dos Bocas, proyectos cuya elaboración fue dictada desde la revancha política y cuya factibilidad respaldada a mano alzada con el resultado del desplome inmediato de la inversión tanto interna como extranjera, lo que a su vez provocó que nuestra economía el año pasado creciera la mágica cifra de 0.05 por ciento.

En verdad, uno entiende que no estaban acostumbrados al poder, ni a manejar la economía, y menos la diplomacia, y que la curva de aprendizaje y que los millones de años de opacidad y corrupción, pero si algo mágico tiene la economía es que está fundamentada en simples matemáticas y principios lógicos que cualquier niño de tercero de primaria entiende.

Si abro una tienda y mis clientes corren, una de dos: o estoy vendiendo mala calidad o mis competidores venden mejor que yo. Si tengo dos manzanas y gasto tres, entonces debo una.

Así de siemple, así de obvio, y cualquier proyecto que se emprenda en contra de esta lógica es como pretender que la manzana de Newton cayó al árbol y no al piso.

Sin embargo, y suponiendo que la actual administración federal cuente con alguna especie de oráculo proverbial, existe todavía un riesgo mayor: el de que los mexicanos perdamos una de las mas preciadas leyes que nos protegen contra cualquier abuso de autoridad, que es precisamente la Ley de Amparo.

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