Historias de histeria en la posmodernidad | La Revolución Mundial (Los desenlaces)
Luego de disfrutar de las mieles del capitalismo, el camarada León dio cátedra de como hacer que un discurso sea vitoreado y tomado como ejemplo para comenzar una revolución que sigue pendiente
“En definitiva de lo que trata un análisis es de que el sujeto pueda inaugurar una pregunta en torno a las contradicciones que lo habitan. Por ende la finalidad del análisis no tiene que ver con arribar a respuestas acabadas, sino más bien con agujerear la convicción, con agujerear sus certezas con preguntas y, en la medida de lo posible, con que el analizan pueda sostener una posición que leos de tener que ver con lo certero , calculables es una posición abierta a las contingencias. La ideología es exactamente lo contrario “
Jacques Lacán.
La Revolución mundial (Los desenlaces)
(Aquí puedes leer la primera y la segunda parte)
5.
En el Hilton de la Alameda hay un restaurante El Cardenal, así que bajé a desayunar; ahí suele reunirse la clase política. Justo en ese momento recordé que eran mis enemigos de clase, los representantes de la burguesía y del gran capital internacional.
-Me trae un chamorro de cerdo y un plato de fruta por favor
-En seguida señor.
Comencé a pensar en lo que le iba a decir a los revolucionarios: ¿seguirían haciendo mantas?, ¿seguirían usando ropa grande?, ¿estarían decorando el local de algún sindicato? (el que sería la sede y ni siquiera recuerdo su nombre), ¿ya estarían de plano dando un golpe de estado?, ¡qué bueno está este pinche chamorro!
Seguro el camarada Ezequiel y sus 55 años de edad iban llegando en ese momento, ¿cuando triunfe la revolución mundial me mandarían a un Gulag? Lo peor es que tengo que dar un discurso.
Me dirigí a un cajero y a la tarjeta le quedaba un chingo de dinero todavía, el boleto de regreso lo tenía en la mochila, ¿ustedes se hubieran ido a pintar mantas?
6.
En la entrada del Hilton siempre hay taxis, así que le indiqué que tenía unas tres horas para agarrar la peda, que estaba fascinado con su ciudad y que quería aprovechar cada momento, pero que en determinado momento me tenía que mover hacia Río Churubusco a un local de un sindicato.
-Ni se preocupe joven, los sábados no hay tráfico. Mire: en la calle de Génova hay muchos lugares abiertos con chela barata y no es difícil agarrar un taxi.
-Déjeme ahí
Había un lugar peculiar en ese andador, hasta la calle sonaban los acordes de heavy metal: Cueva de Lobos. El guardia me pasó báscula y me instalé en la parte de adentro, una atmósfera oscura muy adecuada para la música que tocan, pero inadecuada si te quieres ir rápido.
Una cubeta de cervezas después: ¡Verga! ¡La revolución mundial! Pago, corro a Reforma y agarro un libre.
-Llévame a Churubusco, a tal lugar.
Veinte minutos después estábamos en el lugar, me bajo dando tumbos y lo primero que veo fue al camarada Ezequiel, francamente molesto; yo lo saludo con un abrazo y un ¡que pedo, güey, esta de huevos aquí!
Me hace saber que faltan tres oradores para mi turno, se interesa en saber si tengo listo mi discurso.
-Mi discurso siempre está listo: Revolución, juventud, organización, capitalismo malo, FMI y Banco Mundial son el demonio y el pueblo organizado dará fin a la oscuridad.
Finalmente, y con mas pena que gloria, el camarada Ezequiel entra conmigo al recinto, me ofrece un café que rechazo, la verdad temí que me provocara ganas de guacarear. Paso a la zona del graderío, era un teatro, y escucho el discurso del orador en turno, era de la UNAM, nos hacía saber sobre lo inhumano que resultaba para los hijos de los campesinos que les subieran a 5 pesos la cuota por semestre.
Habló de la perversidad del modelo neoliberal que mediante los planes de ajustes estructurales del FMI nos dejaría famélicos a más de la mitad de la población del mundo. Le siguió un camarada de Chiapas que nos expuso con una pasión vehemente que el movimiento del EZLN y la CANACO eran básicamente lo mismo, dedicó un par de minutos a la gabardina de Marcos.
Llegó mi turno, la oratoria es una habilidad que me acompaña desde años atrás, en la primaria y en la secundaria hice mis pininos, obteniendo sendos galardones en cada categoría, así que nervioso no estaba; borracho sí, pero si lo piensan bien, esta gente no me conocía sobrio, así que tenía grandes posibilidades de hacer un papel decente:
Camaradas: las instituciones del gran capital han entrado en una guerra despiadada con la clase trabajadora, la OIT y sus políticas desrreguladoras dejan en la indefensión a todos los trabajadores del mundo.
Por otro lado el documento de la ANUIES que describe la política educativa de nuestros países para los siguientes veinte años hace que se vuelva menester estar en pie de lucha, ¡hoy más que nunca, camaradas! La lucha de clases y la dirección política de la cuarta internacional se erigen como la única vía de supervivencia para nuestra clase.
¡A las calles!, ¡A las barricadas, cómo dijeran nuestros antecesores frente al fascismo! ¡Arriba los pobres del mundo compañeros!
Desconozco que tan malos fueron los demás discursos o que tan bueno fue el mío, lleno de clichés y lugares comunes, pero la gente, los camaradas, se pusieron de pie y entonaron, puño izquierdo en alto, el himno de la internacional:
Arriba los pobres del mundo, de pie los esclavos sin pan,
Y gritemos todos unidos: ¡Viva la internacional!
Removamos todas las trabas que nos impiden nuestro bien
cambiemos el mundo de base, ¡hundiendo al imperio burgués!
Agrupémonos todos, en la lucha final
y se alcen los pueblos , por la internacional
Agrupémonos todos , en la lucha final
Y se alcen los pueblos con valor, por la internacional.
Terminó el evento, hubo un espacio destinado a una actividad confusa que iba del vulgar cebollazo a la pretenciosa reflexión Hegeliana.
-Qué buen discurso, me recuerda a la ponencia de bla, bla, bla
-Pinche León, siempre nos haces dudar sobre tu valía, pero al final sacas la casta, diste la mejor ponencia del congreso, los camaradas del D.F. están pidiendo que te demos un seminario de El Capital, te ven como un cuadro dirigente, ahorita nos invitan a una comida al local de la organización (a la pocilga).
Aclaré que debía pasar a saludar a una persona (que no existía) y seguro en cosa de media hora nos veríamos ahí. Cogí un libre y le pedí que me llevara al Mercado de Jamaica, me habían recomendado unos huaraches con costilla y nopales. Grandes huaraches, si alguna vez tienen oportunidad, no dejen de ir.
A la mayoría de esas personas no las volví a ver en mi vida; hasta donde sé, la revolución mundial sigue sin ocurrir.
Tres horas después estaba en Mexicali.
*Los nombres y algunas circunstancias fueron modificadas para proteger la identidad y la privacidad de los involucrados.
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Gabriel Zamora Paz (@DrGabbo) es Psicólogo por la UABC, Maestro en epistemología y doctor en Psicoanálisis Lacaniano.
Cuenta con 20 años dedicado a la actividad clínica como psicoterapeuta primero, cómo psicoanalista desde hace 6 años y trabajó 6 años como académico en la UPN.