24 de abril de 2024

México. Febrero 8, 2022. La pandemia ha puesto en la mesa diferentes temas de relevancia en el ámbito laboral y la alimentación no es la excepción. Durante varios años especialistas en Recursos Humanos y salud han hecho hincapié en la importancia de tener buenos hábitos alimenticios para tener una vida equilibrada, sana; y al mismo tiempo ser productivos; sin embargo, había sido un tema secundario en el desarrollo de los colaboradores en las empresas.

 

Con el home office se presentaron diversos cambios referentes a alimentación. Algunas personas modificaron su alimentación e incorporaron alimentos equilibrados, cambiaron sus hábitos en cuanto a la cantidad y horarios; así como incluyeron rutinas de ejercicios que mejoraron su calidad de vida; por otro lado, otras incrementaron hábitos negativos como comer comida chatarra, exceso de carbohidratos, sedentarismo, etcétera. Lo cual se reflejó en la productividad laboral.

 

La nutrición está directamente relacionada con la productividad y la calidad de vida. De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), en el año 2020, el 22.5% de la población nacional se encontraba en condición de vulnerabilidad por carencia de acceso a la alimentación nutritiva y de calidad. Este porcentaje implica una cifra de 28.6 millones de personas, la cual es mayor en 1.1 millones respecto de los 27.5 millones que fueron estimados en el año 2018. La malnutrición se refiere a los (1) desequilibrios calóricos y de nutrimentos y abarca la ingesta inferior a la necesaria de energía, proteínas y otros nutrimentos, o por defectos en su metabolismo y (2) las enfermedades relacionadas con una mala alimentación por exceso como el sobrepeso, obesidad entre otras.

 

“En la actualidad, la mala alimentación ha desencadenado un aumento en las enfermedades crónicas, en especial obesidad, que se refleja en disminución de la capacidad productiva de los trabajadores. Por ello, es importante que las empresas fortalezcan la política de responsabilidad social con acciones que promuevan y aseguren el bienestar integral de los trabajadores, siendo la alimentación una de las dinámicas centrales.” Afirmó Lysset Ramírez, vicepresidenta de Bienestar Nutricional de la Asociación Nacional de Bienestar y Desarrollo Organizacional (ASCEND).

 

Algunas enfermedades derivadas de la obesidad como problemas cardiovasculares y diabetes continúan siendo de las principales causas de muerte, según un estudio publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, 2020): La obesidad causa más de 300 mil muertes al año en México, de estas, más de 100 mil son por diabetes y más de 200 mil por enfermedades cardiovasculares.

 

Asimismo, La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE 2019) prevé la reducción de la fuerza laboral en México en un equivalente a 2.4 millones de trabajadores de tiempo completo por año, debido a que las personas con problemas de salud relacionadas con una mala alimentación tienen menos probabilidades de emplearse y tienden a ser menos productivas. Una alimentación deficiente afecta en la salud física, emocional e intelectual. La OCDE estima que para 2030, el 40% de los adultos mexicanos tendrá obesidad.

 

Los problemas de alimentación pueden ocasionar algunos síntomas físicos como cansancio excesivo, falta de reflejos, desinterés en el desarrollo de las actividades, alta irritabilidad, depresión, dolores corporales; además de bajo rendimiento. Esto provoca ausentismo, incapacidades, baja productividad e incrementa los costos en temas salud en la empresa y en el país.

 

“El sector empresarial es clave en el desarrollo de programas de bienestar nutricional para los colaboradores. En ellas está la posibilidad y la obligación de desarrollar políticas de bienestar que van desde la promoción de adecuados hábitos alimenticios hasta ofrecer a sus colaboradores una dieta balanceada en el lugar de trabajo. Esto además se reflejará en la mejora en las actividades laborales por parte de los trabajadores.” Irasema González, presidenta de ASCEND.

 

Este no es un tema nuevo y exclusivo de México, ya desde 1956 la OIT declaró el establecimiento de comedores que deberían instalarse en los centros de trabajo o cerca de estos, en los cuales se sirvan comida apropiadas, pero no se ha establecido como una política en México. Algunas empresas cuentan con diferentes propuestas de alimentación, pero estas no siempre incluyen ofertas saludables; aunado a ello, se suman factores como omitir comidas, comer tarde, comer de prisa; así como la falta de condiciones salubres en los lugares de consumo, rotación de turnos, falta de dinero, entre otros, dificulta la elección adecuada de alimentación.

 

“Es importante que las empresas pongan atención y tomen acciones para mejorar el bienestar nutricional de sus colaboradores, para ello, se requiere iniciar con un diagnóstico del estado nutricional actual de los colaboradores, sus hábitos alimenticios y las opciones con las que cuenta para comer; una vez que se tenga esta radiografía se tendrán que implementar programas específicos para concientizar a los trabajadores sus familias sobre la importancia de una dieta balanceada y de esta manera ayudar a las organizaciones a generar ambientes de trabajo sanos y productivos”. Concluyó Lysset Ramírez.

 

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