18 de abril de 2024

El ex primer ministro de Japón, Shinzo Abe, ha muerto después de que un individuo le disparara mientras participaba en un acto político en la ciudad japonesa de Nara.

 

De acuerdo con la cadena japonesa NHK, testigos de la zona confirman que se escucharon dos disparos, uno de ellos consiguió impactar en el cuerpo del ex primer ministro, y acto después Abe se desplomó al suelo. Después de esto, las fuerzas de seguridad habrían arrestado al presunto responsable de los hechos, el japonés Yamagami Tetsuya, de unos 40 años, y ex miembro de las Fuerzas de Autodefensa de Japón, al que se le acusa de haber disparado al ex primer ministro con un arma de fabricación casera, consiguiendo que la bala impactara en su cuello.

 

 

Tras recibir el disparo, un equipo sanitario se desplazó hasta la zona para transportar a Abe hasta el hospital. Este había entrado en parada cardiorrespiratoria nada más entrar el centro de salud. A pesar de que los sanitarios han intentado hacer todo lo posible por su vida, el impacto de balo hizo que el ex mandatario perdiera una gran cantidad de sangre y que, finalmente, no pudieran hacer nada para salvar su vida.

 

Las medidas políticas de Shinzo Abe

Shinzo Abe ocupó el cargo de primer ministro de Japón entre los años 2006 y 2007 y de nuevo desde el año 2012 hasta el 2022, siendo así el mandatario que más tiempo ha estado al frente del país nipón.

 

Después de que en el año 2020 renunciara al cargo por motivos de salud este fue sustituido por su aliado cercano, Yoshihide Suga, para después ser reemplazado por el actual primer ministro, Fumio Kishida.

 

Durante sus años de mandato Abe llevó a cabo importantes reformas económicas en diferentes ámbitos en medio de un sistema económico gravemente dañado que permitieron rebajar la importante inflación que sufría el país, además de mejorar las cifras del paro. Su política también se caracterizó por la mejora de las capacidades defensivas del país y por su apuesta por aumentar el gasto en Defensa, algo inusual en el país ya que, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, Japón se vio forzado a adoptar una Constitución pacifista en la que renunciaba a tener un Ejército propio.

 

A pesar de que según el artículo 9 de la Carta Magna japonesa señala que el país solamente se puede defender en caso de ataque, Japón posee un cuerpo armado, las llamadas Fuerzas de Autodefensa, que están supervisadas por Estados Unidos. Igualmente, Washington mantiene bases militares desplegadas por toda la isla.

 

Desde el principio de su segundo mandato, Abe presionó para reformar este artículo, aunque no consiguió el apoyo suficiente. Sin embargo, sí que consiguió aprobar una ley que expandía las capacidades militares de Japón ya que este, además de poder actuar de forma defensiva en caso de recibir un ataque, ahora podría actuar bajo el principio de defensa colectiva, lo que se traduce en la defensa a sus aliados en caso de que estos fueran atacados y en caso de que consiga justificar que dichos ataques también suponen una amenaza para la seguridad de Japón. Del mismo modo, el país puede participar en misiones de apoyo internacional a la paz lo que hace que Japón pueda aumentar su presencia en el extranjero.

 

 

Además, el ex primer ministro llevó a cabo una importante carrera diplomática con el objetivo de volver a reestructuras las relaciones diplomáticas de Japón a nivel internacional. En esta línea, en el año 2017 se formó el Diálogo de Seguridad Cuadrilateral (Quad), una alianza militar que aunaba las fuerzas de Estados Unidos, Japón, La India y Australia ante las crecientes amenazas de China.

 

Del mismo modo, mejoró las relaciones diplomáticas de Japón en el sudeste asiático a través de una inversión de cerca de 400.000 millones de dólares en proyectos en Vietnam, Indonesia y Singapur.

 

Estas medidas hicieron que el mandatario ganara tres elecciones electorales de manera consecutiva y dejara tras de sí un importante legado político. De esta forma, Abe consiguió romper con los límites constitucionales para conseguir reconfigurar la estrategia defensiva del país, abriendo el camino para que Japón pueda contar con un mayor peso militar y defensivo. Junto a esto consiguió valerse de una importante política de alianzas y de cooperación, intentado ser un contrapeso comercial en la región.

 

Aunque sus ambiciosas políticas económicas no consiguieron los objetivos marcados por Abe, el exlíder consiguió frenar la deuda pública y casi alcanzar una consolidación fiscal. Todas estas medidas hicieron que Abe se convirtiera en un importante político que influyo de manera notoria en la consolidación de un Japón moderno.

 

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