OPINIÓN | #UnDíaSinNosotras, ¿qué sigue?
La agenda de las mujeres ya no estará sujeta a las decisiones de los políticos ni a los tiempos electorales, las cosas jamás volverán a ser igual
Después de la tormenta viene la calma, así reza el dicho popular y así parecía que sucedería después de la manifestación de miles de mujeres el 8 de marzo en todo el país; sin embargo, la ausencia de millones de ellas en sus áreas de trabajo, escuelas, centros comerciales, medios de transporte y en las calles al día siguiente no fue precisamente un día de calma, sino una pausa para acumular energía que en breve se transformará en nuevas formas de lucha hasta erradicar la violencia, el machismo y los feminicidios.
No queda duda de que ambas formas de expresarse fueron exitosas (manifestarse en las calles y ausentarse de las actividades ordinarias), una por su papel activo para conmemorar un día ganado a base de lucha contra la violencia de género y la otra por su carácter pasivo, pero igual de contundente; ninguna de las dos se contrapone, más bien se complementan y seguramente serán replicadas de aquí en adelante.
Si hay algo que confirmaron las mujeres con estos eventos es que no necesitan a las autoridades de los tres niveles de gobierno y los representantes de los tres poderes de la unión para enfrentar sus problemas, así que ellos saben si se suman a su causa o se quedan mirando desde el cómodo sillón de su oficina o sala de juntas.
El anuncio de que no se creará una Fiscalía especializada para atender el feminicidio a nivel federal se fue a un segundo plano y de paso evidenció que las decisiones que toma la Fiscalía General de la República pasan antes por Palacio Nacional.
Además, se dieron cuenta que la descalificación a su movimiento no frenará su avance y que los intentos por ganar su simpatía con términos confusos y hasta chuscos como “miembras” del gabinete federal o integrantes de la “gabineta” por parte de las mujeres más cercanas al presidente de la República, no son ni serán suficientes para identificarse con ellas.
Habría que recordar que el titular del ejecutivo federal acusó que en la movilización del 8 de marzo, además de mujeres, participaron conservadores oportunistas disfrazados de feministas con el objetivo generar violencia y tirar a su gobierno.
En síntesis, después del 9 de marzo las mujeres salen fortalecidas y su movimiento lo suficientemente sólido y articulado como para elaborar una agenda propia que haga contrapeso a la del gobierno en turno y les permita participar en la solución de los problemas que más las aquejan y no solamente el feminicidio, el machismo, la violencia de género y la violencia familiar.
Además, ya no estarán sujetas a las decisiones de los políticos ni a los tiempos electorales, es decir, las cosas jamás volverán a ser igual.
Si las autoridades federales, estatales y municipales no abren los espacios suficientes a la participación ciudadana como desde diversos sectores de la sociedad habían venido solicitando sin obtener respuesta alguna, a partir de hoy las mujeres organizadas no les pedirán permiso, su capital social y político les permitirá incorporarse en diversos programas en el momento que más les convenga.
En términos de incidencia de delitos en contra de las mujeres, lo mejor está por venir y lo único cierto hasta ahora es que en materia de violencia familiar y feminicidio, “estábamos mejor cuando estábamos peor” o por lo menos eso indican las cifras del SNSP de los últimos 23 años, así es que, si las autoridades cuentan ya con una estrategia y solo piensan fortalecerla, nos vemos a fin de año para hacer el balance y el análisis comparativo.
Facundo Rosas realizó sus estudios de Ingeniería en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), donde fue condecorado con la “Medalla al Mérito Universitario”; cuenta con Maestrías en Administración y en Seguridad Pública y Derechos Humanos.
Entre marzo de 2010 y febrero de 2012 atendió directamente la problemática de violencia en Ciudad Juárez, Chihuahua en el marco de la Estrategia “Todos Somos Juárez”.