OPINIÓN | CDMX, el riesgo de municipalizar la función policial

De no ser por la urgente necesidad de atender la principal preocupación de la ciudadanía, como lo es la inseguridad (Encuesta Nacional de Victimización y Percepción de Seguridad Pública 2019 de INEGI y México Elige 9 diciembre 2019), habría tiempo suficiente para probar cuál color de las patrullas conecta mejor a la policía con la comunidad.

Si en un tema tan sencillo como la cromática de las unidades policiales no hay acuerdo entre el gobierno central de la Ciudad de México y las Alcaldías a un año de su existencia, cómo estará en cuanto a las políticas públicas y la estrategia en materia de prevención y combate al delito.

Lo anterior viene a colación por las recientes imágenes de patrullas de diversos colores, insignias y logotipos circulado en distintas Alcaldías de la ciudad y que en forma casi obligada te transportan a lo que sucede en las entidades federativas de la zona centro y en general de todo el país, donde basta atravesar una calle para encontrarse con patrullas de la policía municipal de diferente cromática, así como de protocolos de atención distintos.

Así encontramos que, en el Estado de México, Puebla, Hidalgo y Guerrero, e incluso Morelos, que presume una especie de Mando único, Mando coordinado o como se le denomine, cada municipio hace lo que considera conveniente en materia de seguridad, incluyendo el color de sus patrullas.

Será que en la capital del país estamos retrocediendo a la fórmula de operación municipal y que cada Alcaldía se hará cargo de su seguridad pública, rompiendo esa característica de mando único que tantos gobernadores han envidiado y tratado de copiar de la Ciudad de México.

Guardadas las proporciones, podríamos comparar este fenómeno con el hecho de cuando íbamos a la escuela primaria, nos daba por regalar a los compañeros de salón todo el lunch que nos ponían para llevar a la escuela, porque siempre se veía más apetitoso el que llevaba compañero de banca que el nuestro. Es decir, nunca estábamos conformes con el sabor y color de los alimentos que con tanto esmero nos preparaban.

¿Será que en materia de patrullas se ve mejor lo que pasa en los estados vecinos, donde conviven tantos colores de patrullas como número de municipios existan, que en la capital del país?

¿Acaso es preferible copiar a los demás antes de homologar la cromática y protocolos de atención para aprovechar las ventajas que brinda el mando único de la CDMX, que curiosamente esas mismas entidades quisieran tener?

Sin que parezca consuelo, en países europeos como España, donde se dispone de una Policía Nacional, cuyo nombre oficial es Cuerpo Nacional de Policía, persisten una especie de policías estatales, en este caso denominadas policías de comunidades autonómicas, como los Mossos d´Escuadra de Cataluña y la Ertzaintza del denominado País vasco.

Estas policías disponen de uniformes y patrullas con cromática marginalmente diferente a la de la Policía Nacional (azul marino) y de la Guardia Civil (tonalidad verde).

Ojalá que en el caso de la CDMX estas diferencias deriven de la facilidad con que Alcaldes contratan policías auxiliares al gobierno central y los utilizan para funciones de prevención policial y “contacto ciudadano” y no a la intención de deslindarse de la Secretaría de Seguridad Ciudadana para formar su propio cuerpo de policía.

De lo contrario estaríamos en la antesala de la creación de nuevas Policías de Alcaldía, similares a la Policía Municipal, que tantas dificultades han enfrentado cuando operan por sí solas.

Dicho en otras palabras, en ruta hacia la municipalización de la función policial.

Facundo Rosas realizó sus estudios de Ingeniería en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), donde fue condecorado con la “Medalla al Mérito Universitario”;  cuenta con Maestrías en Administración y en Seguridad Pública y Derechos Humanos.

Entre marzo de 2010 y febrero de 2012 atendió directamente la problemática de violencia en Ciudad Juárez, Chihuahua en el marco de la Estrategia “Todos Somos Juárez”.