21 de noviembre de 2024

OPINIÓN | Feminicidios, tema obligado

Resolver el problema del feminicidio no será fácil, pero para lograrlo las víctimas deberían ser el centro de cualquier política pública y estrategia

feminicidios tema obligado

feminicidios tema obligado

Desde la semana pasada, el tema del feminicidio no deja de ser referencia obligada en medios de comunicación y redes sociales, dejando de lado la agenda que el gobierno federal pretende imponer cada mañana en materia política y de salud.

La razón es que cada semana un caso supera a otro, sin que ello implique que el más reciente sea más importante que el anterior, simple y sencillamente que el problema persiste y se presenta de diversas formas.

En este contexto, el feminicidio de Ingrid fue casi borrado por el Fátima Cecilia, quien además de ser privada de la vida, fue secuestrada y abusada sexualmente.

No obstante, hay factores en común en ambos casos; el primero tiene que ver con la intención de las autoridades locales de la Ciudad de México y el propio gobierno federal de eludir su responsabilidad y de buscar culpables hasta en el propio neoliberalismo.

El segundo, gira en torno a la falta de sensibilidad y empatía con las víctimas y sus familiares, ya que de haber sido atendidos en tiempo y forma, el resultado final sería diferente, es decir, que las muertes de Ingrid y Fátima Cecilia pudieron haberse evitado.

Es necesario enfatizar que si bien la Procuraduría General de Justicia cambió recientemente de nombre a Fiscalía, en el fondo las cosas siguen funcionando igual y me refiero al Ministerio Público y sus auxiliares, que sigue siendo el talón de Aquiles del sistema de procuración de justica y punto intermedio en el proceso penal, que comienza con el trabajo del primer respondiente (policía preventivo e investigador) y termina con la sentencia del juez.

El tramo restante, que tiene que ver con la reinserción social, es complementario de dicho sistema, pero no menos importante.

Resolver el problema del feminicidio no será fácil y tampoco será de un día para otro, pero para lograrlo primero habrá que reconocer el problema y no eludirlo. El siguiente paso tendría que girar en torno a una política pública que atienda las causas de orden social y económico, pero articuladas con el trabajo de prevención y combate al delito.

Dicho en otras palabras, se va a requerir reconstituir el tejido social y abatir la violencia familiar, que en la mayoría de las veces antecede o acompaña a los feminicidios, pero poco se puede hacer si solo se le pretende combatir con policías y Ministerios Públicos.

Sin pretender tener la fórmula mágica, he venido señalando que el origen del feminicidio es multifactorial y no se limita a cuestiones de delincuencia organizada; por lo que cualquier esfuerzo aislado no garantiza resultados inmediatos o en el corto plazo.

Este delito está asociado con la violencia familiar, en la que participan la pareja sentimental, familiares y personas cercanas a la víctima, incluyendo algunas amistades de su primer círculo social.

Debe considerarse que no todas las víctimas de feminicidio son casadas o viven bajo régimen formal alguno, sino que desafortunadamente también aparecen jóvenes y menores de edad, como en el caso de Fátima Cecilia, en cuyo secuestro estuvieron involucradas personas a quienes conocía.

La evidencia empírica indica que las lesiones, algunas de ellas mortales, que se registran en el sector salud en contra de mujeres, son infligidas por personas cercanas a la víctima en términos de espacio físico y lazos afectivos, particularmente por sus parejas sentimentales, como en el caso de Ingrid.

En más del 80 por ciento de los eventos el responsable de este delito es la pareja, seguido de familiares y personas conocidas de la víctima; en una tercera modalidad (menor al 10 por ciento) aparecen personas ajenas a la víctima y en escenarios más allá del hogar y su primer círculo social, incluidos los medios de transporte público, planteles escolares, calles e inmuebles diversos.

En síntesis, las víctimas deberían ser el centro de cualquier política pública y estrategia de atención del feminicidio, no hacerlo o buscar culpables en otros actores del pasado, nos llevaría a repetir lo sucedido en Ciudad Juárez en la década de los noventa, donde las diferencias políticas entre los gobernantes, dificultaron avanzar y hoy todavía quedan algunos resabios que siguen causando enfrentamientos que no conducen a nada.


Facundo Rosas realizó sus estudios de Ingeniería en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), donde fue condecorado con la “Medalla al Mérito Universitario”;  cuenta con Maestrías en Administración y en Seguridad Pública y Derechos Humanos.

 

Facundo Rosas
Ingeniero Facundo Rosas
Su trayectoria incluye el haber sido Director General de Terrorismo de la Policía Federal Preventiva (PFP), Director General de Análisis Táctico de la Agencia Federal de Investigación (AFI), Coordinador de Inteligencia para la Prevención de la PFP, Subsecretario de Estrategia e Inteligencia Policial de la SSP Federal, Subsecretario de Prevención, Vinculación y Derechos Humanos de la SSP Federal, entre otros cargos.

Entre marzo de 2010 y febrero de 2012 atendió directamente la problemática de violencia en Ciudad Juárez, Chihuahua en el marco de la Estrategia “Todos Somos Juárez”.

Deja una respuesta