6 de diciembre de 2024

Posibles sucesores de Putin

Dentro del círculo cercano del presidente ruso destacan los silovarcas, miembros de la élite política y empresarial

Desde que comenzó la invasión rusa de Ucrania el pasado mes de febrero, medios de comunicación internacionales han puesto de manifiesto la influencia y el poder de algunas personas vinculadas al presidente Vladimir Putin. Los oligarcas rusos, así como los ‘siloviki’ -círculo cercano del mandatario ruso-, han estado en el punto informativo desde que comenzó la guerra en Ucrania por la relación que tienen con ella, especialmente, con su financiación y apoyos.

 

Debido a la fuerte influencia de mantienen estas personas en el Kremlin se ha llegado a plantear que algunos de estos obligarcas o siloviki pueda ser el futuro sucesor de Putin. En este sentido, cabe destacar el papel de los silovarcas, es decir, la élite política y empresarial de Rusia que surgió a través de los servicios secretos. Este término -que combina las palabras oligarca y siloviki- fue acuñado en 2006 por Daniel Treisman, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de California. De acuerdo con el politólogo, “los oligarcas no tienen tanta influencia política como se cree, los silovarcas son más poderosos”.

 

 

En este punto coincide Hugo Crosthwaite, analista para Eurasia en Dragonfly, quien destaca a Business Insider que los silovarcas “claramente tienen una influencia considerable dentro del estado ruso”. Dentro de este exclusivo grupo encontramos a hombres que han trabajado en las Fuerzas Armadas, así como en la inteligencia y seguridad nacional.

 

“Los llamados silovarcas son élites empresariales que han aprovechado sus redes en el FSB (Servicio de Seguridad Federal Ruso) o en el Ejército para acumular una riqueza personal extrema”, explica Stanislav Markus, profesor de negocios internacionales en la Universidad de Carolina del Sur, citado por Forbes. No obstante, si algo une a todos ellos es su pasado en común vinculado con Putin. Muchos de estos silovarcas conocieron al presiente durante su época en el KGB o en San Petersburgo, ciudad donde comenzó su carrera política.

 

 

Markus también destaca que muchos de ellos “han ascendido constantemente para controlar sectores y ocupar puestos importantes en el poder ejecutivo”. Asimismo, poseen grandes participaciones “en empresas de sectores en los que la rentabilidad depende del favor del Gobierno”.

 

Los oligarcas tienen una riqueza mayor que los siloviki, aunque estos, sin duda, gozan de un mayor control político. Debido a esta gran influencia a nivel político, se ha llegado a plantear un derrocamiento de Putin a medida que se desarrolla la guerra en Ucrania. Michael Rochlitz, profesor de Economía en la Universidad de Bremen, no descarta este escenario. El economista sugiere que los siloviki, especialmente aquellos en los servicios de seguridad, “podrían decidir intervenir en caso de una escalada importante”, según recoge Al-Ain. Además de un posible derrocamiento, la teoría de que Putin padece una grave enfermedad ha cobrado fuerza últimamente después de unas imágenes y vídeos donde el presidente tenía mal aspecto y realizaba movimientos extraños.

 

Los seis hombres de Putin

Dentro del círculo del presidente, hay ciertos nombres sobresalen dentro del círculo cercano del líder ruso. En este sentido destacan Alexander Bortnikov, Sergey Chemezov, Sergey Naryshkin, Nikolái Patrushev, Igor Sechin y Sergey Shoigu.

 

Bortnikov es el actual director del Servicio Federal de Seguridad (FSB), cargo que desempeña desde mayo de 2008 en sustitución de Nikolai Patrushev, otro de los hombres fuertes de Putin. Bortnikov, de 70, fue espía en el KBG como el presidente ruso y apareció en la lista de sancionados por la Unión Europa tras el envenenamiento del opositor político Alexei Navalny.

 

En los años que ha dirigido el FSB, a Bortnikov “se le atribuye haberlo convertido en un estado dentro del estado, un aparato de seguridad que emplea a muchas decenas de miles de personas, una espada brutal a cargo de la lucha contra el terrorismo, la contrainteligencia y seguridad de frontera”, explica Monica Attard, la excorresponsal de ABC Rusia, citada por The Sydney Morning Herald.

En esto coincide, Diana Magnay, corresponsal en Moscú para Sky News, quien señala que Bortnikov ha aumentado el “control férreo sobre la vida rusa y ha sido responsable de las decenas de miles de detenciones y del drástico endurecimiento de las restricciones a la sociedad civil”.

 

No obstante, la inteligencia ucraniana asegura que el director del FSB y otros nombres cercanos a Putin “están considerando varias opciones para sacar a Putin del poder”. “En la élite económica y política rusa, está surgiendo un grupo de personas influyentes que se oponen a Vladímir Putin”, declaró un funcionario ucraniano a The Kyiv Independent. Este golpe tendría el objetivo de restaurar los lazos con Occidente destruidos como resultado de la guerra contra Ucrania. Attard también aporta información en este punto, recordando que Putin “está molesto porque Bortnikov analizó mal la capacidad del ejército ucraniano”.

 

Siguiendo con miembros de la inteligencia rusa, destacan Sergey Naryshkin y Nikolái Patrushev, predecesor de Bortnikov.

 

Naryshkin es el jefe del servicio en el exterior de inteligencia, SVR, y el director de la Sociedad Histórica Rusa. Conoció a Putin en San Petersburgo, cuando el actual mandatario trabajaba en el ayuntamiento de la ciudad. Naryshkin, al igual que el director del FSB, fue acusado de estar detrás del envenenamiento de Navalny.

 

El otro hombre fuerte del Kremlin, Patrushev, también fue sancionado por su supuesta participación en el caso del opositor ruso. Asimismo, está acusado de planear el asesinato del exespía ruso Alexander Litvinenko, envenenado con Polonio-210 en Londres, y organizar el intento de golpe de Estado de 2016 en Montenegro. Patrushev, al igual que Putin, fue espía del KBG durante la época soviética. Posteriormente, dirigió el FBS hasta 2008, cuando tomó el relevo Bortnikov. Actualmente el jefe del Consejo de Seguridad.

Dentro del ámbito militar, destaca el ministro de Defensa, Sergey Shoigu. El militar, de origen ucraniano y tuvano, es una figura dentro del Gobierno que ha mantenido un puesto de alto nivel desde el colapso de la Unión Soviética. Shoigu, uno de los principales amigos de Putin, desempeñó un rol clave en la anexión de Crimea y en las operaciones militares en Siria.

 

Otro de los hombres vinculados a Putin es Sergey Chemezov, consejero delegado de Rostec, empresa estatal de defensa. El silovarca conoció al líder ruso durante su etapa en Alemania Oriental. Su puesto al cargo de la compañía rusa le ha permitido hacerse con una gran fortuna. Chemezov posee varios yates de lujo, así como lujosas villas en España. Otro silovarca clave dentro del círculo de Putin es Igor Sechin, jefe de la empresa petrolera estatal Rosneft. Al igual que Chemezov, posee una de las grandes fortunas de Rusia. Forbes estima que Sechin tiene un patrimonio de aproximadamente 800 millones de dólares. Asimismo, posee dos de los yates más valiosos del mundo.

 

Misteriosos “suicidios”

Sin embargo, desde que la invasión de Ucrania también han surgido voces críticas contra la guerra. Anatoli Chubáis, asesor del Kremlin, por ejemplo, ha decidido dimitir y abandonar el país por supuestas discrepancias con el Gobierno. Por otro lado, muchos oligarcas, ante el temor de ver sus menguar sus fortunas por las sanciones occidentales, han expresado su desacuerdo con las acciones del Kremlin.

Aunque criticar la “operación especial” rusa en Ucrania tiene sus consecuencias. En los últimos meses, varios oligarcas han muerto “en extrañas circunstancias”. Un día después de que comenzase la invasión, Alexander Tyulyakov, el director general adjunto del Centro de Asentamiento Unificado (UCC) para Seguridad Corporativa de Gazprom, fue hallado muerto en su casa.

 

Posteriormente, a principios de marzo, el oligarca Mikhail Watford, de origen ucraniano, fue encontrado ahorcado en su casa de Inglaterra. En ese mismo mes, Vasily Melnikov fue asesinado a puñaladas en su casa de Nizhny Novgorod junto con su esposa y sus dos hijos.

 

En abril, Sergey Protosenya “se ahorcó” en su villa de España. Su esposa e hijas murieron a causa de un ataque de arma blanca. Un día antes, Vladislav Avayev, exvicepresidente de Gazprombank recibió una herida mortal en su casa de Moscú. Al igual que ocurrió en otras ocasiones, su familia también murió.

«En todos los casos, existen sospechas generalizadas de que las muertes pueden haber sido fingidas como suicidios, pero ¿quién hizo esto y por qué?«, declara Grzegorz Kuczyński, director del Programa Eurasia del Instituto de Varsovia, a Fortune. Por su parte, el escritor John O’Neill indica a New York Post que “lo que estamos viendo ahora son tácticas clásicas de la era soviética”.

 

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