OPINIÓN | Mochila segura; muchas opiniones, escasas soluciones
Cuando el operativo «mochila segura» se implementa con policías armados acompañados de perros detectores, se puede caer en criminalizar a los alumnos… ¿esa es la solución?
Tras los hechos del Colegio Cervantes de Torreón, Coahuila, donde un menor de edad ingresó con dos armas de fuego al plantel y disparó en contra de su maestra y algunos de sus compañeros, antes de quitarse la vida, el programa “Mochila segura” volvió a ser objeto de discusión en medios de comunicación y redes sociales.
En este debate participaron lo mismo personas con experiencia directa en campo que aquellos que tan pronto vieron las imágenes en la televisión o en internet, acudieron a los libros o periódicos para documentarse y aparecer como expertos.
Algunos de los comentarios vertidos fueron certeros y coincidieron en que los padres de familia, maestros, psicólogos y demás autoridades educativas deberían participar directamente en el programa, antes que los policías armados con fusiles y pistolas acompañados de perros detectores, ya que podrían criminalizar a los alumnos.
Otros menos avezados señalaron que las mochilas deberían revisarse en casa, sin reparar que la mayoría de los niños viajan solos hasta su escuela y que en el transporte público pueden incorporar armas, drogas y otros objetos o sustancias prohibidas antes de entrar a la escuela.
Cuando todo parecía indicar que dicho programa sería reactivado para evitar nuevos eventos de este tipo, una Recomendación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) de julio del 2019 recordó a la Secretaría de Educación Pública federal que el programa es violatorio de los derechos humanos de los alumnos, por lo que deberá reconsiderarlo y colocar en primer lugar el interés superior de los niños y jóvenes al realizar medidas adicionales.
También le instruyó integrar un grupo multidisciplinario que analice el esquema de operatividad, supervisión y análisis de resultados del operativo y que diseñe, publique y difunda un protocolo homologado que permita aplicarlo a nivel nacional, así como elaborar y emitir un programa nacional de prevención, atención y erradicación de la violencia escolar.
Dicho en otras palabras, el programa “Mochila segura” no podrá ser aplicado como se había venido realizando hasta julio del 2019, sino que deberá tener algunos ajustes de fondo y no solo semánticos.
Pese a lo anterior, autoridades de Coahuila y de otras entidades del país reactivaron “Mochila segura” en escuelas públicas y privadas, con la participación de policías y perros detectores de armas de fuego y drogas, con la consecuente afectación que esto genera en los niños.
En la Ciudad de México la Jefa de Gobierno indicó que no tiene previsto poner en marcha el citado programa, sin embargo, a partir de hoy, una gran cantidad escuelas privadas lo reactivarán luego de que durante el anterior ciclo escolar lo llevaron a cabo sin la participación de las autoridades de seguridad pública y de procuración de justicia, con resultados satisfactorios.
Lo anterior evidencia que más allá de los intereses políticos de las autoridades capitalinas, para los padres de familia y maestros de las escuelas privadas de la CDMX y seguramente de varios estados, es importante que casos como el de Torreón, Coahuila y Monterrey, Nuevo León, no se repitan.
Con mayor razón si tomamos en cuenta que en el país circulan sin control un estimado de 12 millones 750 mil armas de fuego (Estudio de la Cámara de Diputados).
Además un análisis de la organización gunpolicy.org reportó que en México existen 10 millones 500 mil armas sin registro.
Cabe referir que las armas de fuego aseguradas de 2007 a la fecha fueron 210 mil 500 (153 mil armas en el gobierno de Felipe Calderón, 50 mil 500 armas con Enrique Peña Nieto y únicamente 7 mil en lo que va del gobierno de AMLO), lo cual representa menos del 2% del total de las que existen en el país.
Esto indica que las armas que circulan ilegalmente en México son entre 10 millones 300 mil y 12 millones 550 mil; es decir, 1 de cada 10 personas esta armada y algún padre o abuelo podría descuidarse y sus hijos o nietos podrían tomarlas y llevarlas a la escuela, como pasó en Torreón.
De paso indica que los resultados del programa de “Canje de armas” en forma voluntaria es una buena intención pero no ha sido suficiente para retirar las armas de los hogares y de las calles.
Para resolver el problema de la violencia homicida en las escuelas se necesita ser más proactivos como sociedad y más prospectivos como autoridad, es decir identificar el riesgo, minimizarlo o erradicarlo antes de que cause algún daño que lamentar.
Facundo Rosas realizó sus estudios de Ingeniería en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), donde fue condecorado con la “Medalla al Mérito Universitario”; cuenta con Maestrías en Administración y en Seguridad Pública y Derechos Humanos.
Entre marzo de 2010 y febrero de 2012 atendió directamente la problemática de violencia en Ciudad Juárez, Chihuahua en el marco de la Estrategia “Todos Somos Juárez”.