22 de noviembre de 2024

OPINIÓN | Homicidios durante cuarentena, alguien pisó el acelerador

A pesar del encierro provocado por la pandemia de COVID-19, en México las cifras de homicidios dolosos siguen aumentando y ahora con mayor intensidad

Homicidios durante cuarentena

Homicidios durante cuarentena

El “aislamiento social”, que busca evitar una escalada de contagios por coronavirus durante las primeras semanas de la crisis, no ha podido evitar que el homicidio doloso se siga incrementando a nivel nacional.

Datos preliminares del gobierno federal así lo adelantan y todo parece indicar que tras la validación de dichas cifras por parte del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) el próximo 20 de abril, terminarán confirmando que a la par del encierro de amplios sectores de la sociedad, los homicidios dolosos se siguieron cometiendo y con mayor intensidad.

Al respecto surge una serie de interrogantes, entre ellas la de ¿Quién pisó el acelerador para que esto sucediera?

Dudo que alguien tenga la respuesta e incluso que ésta exista; de lo que no me queda duda es que este cambio en la dinámica del homicidio doloso no estaba contemplado en la estrategia de seguridad y va a requerir, además de un análisis más profundo, más y mejores acciones. 

Entre los cambios que pudieron haber contribuido en este nuevo e inesperado escenario podría destacar el despliegue de las fuerzas de seguridad municipal, estatal y federal, cuyas prioridades cambiaron de atender la violencia que generan los grupos delictivos en algunas regiones del país por la de salvaguardar los hospitales y centros comerciales para evitar saqueos, así como las líneas de abasto de medicamentos, insumos médicos y alimentos.

Por lo que respecta a la Guardia Nacional, que hoy presume tener desplegados 81 mil elementos, es indudable que la distribución de su estado de fuerza cambió al ampliarse el catálogo de acciones asignadas y por el momento las 116 regiones prioritarias que faltaban para cubrir las 266 en total, tendrán que esperar.

Cabe recordar que el titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana había ofrecido crecer para 2019 hasta 92 mil el número de integrantes de la GN, lo cual no se cumplió, así como tampoco los 100 mil elementos ofrecidos por el propio presidente de la República para el mismo año para pacificar el país. Alguien debería avisarles que tiene más de 3 meses de que el 2019 concluyó.

Sobre el particular habría que preguntarse también qué fue lo que pasó con el trabajo de reclutamiento y la transferencia de la extinta Policía Federal y elementos de las fuerzas armadas a la GN.

De lo único que hay certeza es que el emblema de la PF de las instalaciones de Contel en Iztapalapa fue recientemente sustituido por el de la Guardia Nacional, ese que se caracteriza por el eslogan de “Justicia y Paz” que se acerca más a las demandas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en 1994, que a la vocación de una policía nacional cercana a la gente y cuya prioridad debería ser “proteger y servir a la comunidad”.

Sin duda, falta mucho por revisar y aprender del pasado sobre el comportamiento de los grupos delictivos y la dinámica de los mercados ilícitos en tiempos de relativo encierro.

Un caso que merece voltear a ver, es lo que aconteció en Ciudad Juárez entre 2010 y 2011, ya que en ese lapso se presentó una etapa de encierro obligado por condiciones meteorológicas, consistente en nevadas continuas y temperaturas cercanas a los -17 grados centígrados por más de una semana, lapso durante el cual los grupos delictivos continuaron disputándose las mercancías ilícitas y sus respectivos espacios, por lo que los homicidios dolosos no disminuyeron como se hubiera pensado. 

Cabe recordar que, en 2010 en dicha ciudad fronteriza se llegaron a cometer uno de cada tres homicidios dolosos a nivel nacional; sin embargo, en los primeros 9 meses se logró revertir y disminuir la incidencia de homicidio doloso en más del 45 por ciento y en el siguiente año hasta un 85 por ciento menos.

Lo que ha sucedido en las últimas tres semanas, dos correspondientes a marzo y la primera de abril, tiene cierta similitud con lo que pasó en Ciudad Juárez, por lo que no estaría de más revisar dicha experiencia, dejando de lado las fobias por todo lo realizado en administraciones anteriores.

Los actores sociales que participaron en dicha estrategia aún son accesibles y sé que hablaron con ellos desde finales del 2018 durante los primeros diálogos con la sociedad.

Si retomaron el término de “Mesas de seguridad” para la actual estrategia de coordinación con los estados y municipios desde la federación, bien podrían ver los errores que se cometieron en aquella ocasión, para no repetirlos y de paso también algunos aciertos que hubo, para replicarlos.


Facundo Rosas realizó sus estudios de Ingeniería en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), donde fue condecorado con la “Medalla al Mérito Universitario”;  cuenta con Maestrías en Administración y en Seguridad Pública y Derechos Humanos.

 

Facundo Rosas
Ingeniero Facundo Rosas
Su trayectoria incluye el haber sido Director General de Terrorismo de la Policía Federal Preventiva (PFP), Director General de Análisis Táctico de la Agencia Federal de Investigación (AFI), Coordinador de Inteligencia para la Prevención de la PFP, Subsecretario de Estrategia e Inteligencia Policial de la SSP Federal, Subsecretario de Prevención, Vinculación y Derechos Humanos de la SSP Federal, entre otros cargos.

Entre marzo de 2010 y febrero de 2012 atendió directamente la problemática de violencia en Ciudad Juárez, Chihuahua en el marco de la Estrategia “Todos Somos Juárez”.

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