25 de marzo de 2024

OPINIÓN | ¿Sí o no al paro nacional de mujeres?

Feminicidios, homicidios, violencia, impunidad y la incapacidad del Estado para dar justicia a los ciudadanos de este país… El panorama desolador nos orilla a tomar acción

Sí o no al paro nacional de mujeres

Sí o no al paro nacional de mujeres

Si bien es cierto que México atraviesa uno de los momentos más álgidos en materia de violencia contra las mujeres, nuestro país se convirtió en centro de la atención internacional debido a los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez desde 1990 y más recientemente el Estado de México fue escenario de muertes de mujeres por violencia de género y la tendencia es a la alza.

De notoria visibilidad han sido los asesinatos de Ingrid Escamilla, una joven de 26 años que fue asesinada y desollada presuntamente por su marido, y difundido este terrible caso en medios nacionales con imágenes sensacionalistas de su cuerpo lastimado.

También el caso de la pequeña Fátima Cecilia, de 7 años de edad, secuestrada por una mujer (lo cual deja claro que la violencia carece de género) y entregada por ésta a su marido para que la violara y la matara, dejando después su cadáver abandonado en una bolsa.

Los dos son parte de muchos otros casos de asesinatos a mujeres que han sido registrados. Sin embargo, éstos encendieron mucho más las manifestaciones dadas las declaraciones del presidente Andrés Manuel López Obrador, las cuales pusieron en evidencia la insuficiente acción de las autoridades para controlar el problema y hacer justicia. 

En México, según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), de enero a septiembre de 2019 fueron asesinadas 2 mil 833 mujeres y de acuerdo con datos del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF), sólo 726 (25.6 por ciento) estaban siendo investigados como feminicidios y los otros 2 mil 107, como homicidios dolosos.

Las entidades federativas que registraron mayor número de feminicidios en 2019 fueron: Veracruz (140 casos); Estado de México (81 casos); Nuevo León (53 casos); Puebla (45 casos), y Ciudad de México (40 casos).

En el mismo lapso fueron registrados 33 mil 576 homicidios de hombres. Y no vale decir que esos hombres fueron muertos por otros hombres, como si ese hecho quitara el valor a las vidas humanas cegadas ese año en todo el país. 

Es una realidad que en México actualmente la violencia entre las personas va en aumento, tanto ser mujer como ser hombre es un factor de riesgo para ser víctima de homicidio.

Aquí el análisis debe ser más profundo y enfocarse a saber las causas de por qué se matan a las mujeres simplemente por serlo y cómo el Estado es corresponsable de esta violencia.

No avanzaremos sino exigimos a los gobiernos que cumplan con su responsabilidad de darnos seguridad y justicia.

De acuerdo con un estudio realizado por el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública de la Cámara de Diputados en 2017, el “feminicidio es la forma de violencia máxima contra las mujeres ejercida no sólo por los hombres sino también de forma institucional cuando se convierte en una violencia de Estado, esto es, cuando el Estado se vuelve cómplice de la violencia.

Ante esto, es importante saber algunas de las causas del feminicidio para poder entender su tipificación penal. 

Según la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México son: que “en México hay un contexto de cultura machista y misógina arraigada, pero también a una serie de factores sociales, económicos y políticos (discriminación por género, impunidad, condición social, edad, etnia y criminalidad, entre otros), que sistemáticamente vulneran todos los derechos de las mujeres”.

Quienes critican el uso del término feminicidio han señalado que la gran mayoría de víctimas de homicidio en México son hombres. Si bien esto es cierto, investigadores y especialistas señalan que éste se deriva del odio relacionado con el género de la víctima, el cual se evidencia con la mutilación de los cuerpos, con signos de violación sexual o tortura en ellos y con el hecho de cómo los abandonan en terrenos, canales o espacios desolados.

Con base en los estudios realizados por Julia Monárrez y Patricia Olamendi, los feminicidios se pueden clasificar de la siguiente manera, por las circunstancias y modus operandi:

  • Íntimo. relación o vínculo íntimo: marido, exmarido, compañero, novio, exnovio o amante, persona con quien se procreó un niño o una niña. 
  • No íntimo. Es la muerte de una mujer cometida por un hombre desconocido con quien la víctima no tenía ningún tipo de relación.
  • Infantil. Es la muerte de una niña menor de 14 años de edad cometida por un hombre en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder que le otorga su situación adulta sobre la minoría de edad de la niña.
  • Familiar. Es la muerte de una mujer en el contexto de una relación de parentesco entre la víctima y el victimario. El parentesco puede ser por consanguinidad, afinidad o adopción.
  • Por conexión. Hace referencia al caso de la muerte de una mujer “en la línea de fuego” por parte de un hombre en el mismo lugar en el que mata o intenta matar a otra mujer. 
  • Sexual sistémico desorganizado. La muerte de las mujeres está acompañada por el secuestro, la tortura y/o la violación. 
  • Sexual sistémico organizado. Se presume que en estos casos los sujetos activos pueden actuar como una red organizada de feminicidas sexuales, con un método consciente y planificado en un largo e indeterminado periodo.
  • Por prostitución o por ocupaciones estigmatizadas. Es la muerte de una mujer que ejerce la prostitución u otra ocupación como strippers, camareras, masajistas o bailarinas en locales nocturnos. El crimen es cometido por uno o varios hombres. Incluye los casos en los que el victimario (o los victimarios) asesina a la mujer motivado por el odio y la misoginia que despierta en éste la condición de prostituta de la víctima. 
  • Por trata. Es la muerte de mujeres producida en una situación de trata de personas. Por “trata” se entiende la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, ya sean rapto, fraude, engaño, abuso de poder o la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de la o las personas con fines de explotación. 
  • Por tráfico. Es la muerte de mujeres producida en una situación de tráfico de migrantes. Por tráfico se entiende la facilitación de la entrada ilegal de una persona en un Estado del cual dicha persona no sea nacional o residente permanente, con el fin de obtener directa o indirectamente un beneficio financiero u otro beneficio de orden material.
  • Transfóbico. Es la muerte de una mujer transgénero o transexual y en la que el victimario (o los victimarios) la mata por su condición o identidad de género transexual, por odio o rechazo de la misma.
  • Lesbofóbico. Es la muerte de una mujer lesbiana en la que el victimario (o los victimarios) la mata por su orientación sexual, por el odio o rechazo de la misma.
  • Racista. Es la muerte de una mujer por odio o rechazo hacia su origen étnico, racial o sus rasgos fenotípicos.
  • Por mutilación genital femenina. Es la muerte de una niña o mujer a consecuencia de una práctica de mutilación genital.

Ante este panorama desolador, es más que justificado el Paro Nacional de Mujeres: #ElNueveNingunaSeMueve a realizarse el 9 de marzo.

Como sociedad, no debemos ser indolentes a estos movimientos y debemos buscar incidir realmente para que la Ley se aplique a los victimarios. Ya basta de impunidad, queremos justicia para todas y todos.

No a la violencia feminicida ni homicida.

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